Como futuros educadores debemos tener conocimiento de diferentes técnicas de evaluación para poder comprobar el desempeño de los estudiantes respecto a la disciplina que hemos enseñado. De esta manera comprobamos si es necesario hacer ajustes, que áreas el estudiante domina y que áreas no.
Desde hace aproximadamente 3 años llevo practicando el yoga. Comencé primeramente desde mi hogar y luego visite diferentes escuelas. Actualmente hago mi practica semanal en Ashtanga yoga house. Durante el verano me ofrecieron ser parte de una iniciativa para fomentarle a los niños la práctica de yoga junto con técnicas de respiración. Fui asistente durante los meses de Junio y Julio. Una vez a la semana reuníamos grupos de niños entre las edades de 6-10 años. Les explicamos sobre la teoría y origen del yoga, hablamos sobre los diferentes estilos de yoga, practicamos diferentes técnicas de meditación e hicimos diferentes prácticas. Al comienzo de la clase hablamos de que es la meditación y probamos diferentes estrategias para que los niños comenzaran a soltarse, pudieran fluir y que la meditación fuera efectiva. Primero comenzamos con una meditación guiada la cual se basa en que los niños cierren los ojos y se concentren en un audio el cual narra una serie de cosas para que los niños se imaginen y vayan concentrándose en esas imágenes, junto con técnicas de respiración, la mas común es respiración “pranayama”. Pranayama significa “control de la respiración” ya que es una palabra compuesta por “prana” que quiere decir “aire, respiración, vida” y “yama” que quiere decir “control”. Se basa en sentarnos, relajarnos, observar nuestra respiración, ver si es forzada o de manera natural. Comenzar a inhalar por la nariz y luego exhalar por la nariz nuevamente. Luego de varias respiraciones profundas el cuerpo comienza a relajarse y los niños comienzan a enfocarse. Luego comenzamos la clase con diferentes “asanas” o posturas de yoga. Los niños imitan las posturas que yo hago. Yo doy la instrucción de como hacerla y los niños las siguen. Luego yo corrijo la postura de cada niño y le doy técnicas para que puedan perfeccionarlas. Luego de finalizar cada práctica los niños comparten sus experiencias; como se sintieron antes, durante y luego de la meditación y la práctica.
Para poder evaluar a cada niño primero fue necesario crear una lista de objetivos para cada práctica y una hoja de evaluación. Algunos de los objetivos fueron: Estirar el cuerpo, sentirse aquí y ahora, mejorar el control tónico, proporcionando la percepción de los segmentos corporales y alcanzando la capacidad del control motor voluntario y una coordinación armónica y eficaz, mejorar el control postural, perfeccionando la coordinación dinámica general, mejorar el control respiratorio, desarrollando la capacidad y frecuencia respiratoria controlada voluntariamente, mejorar la coordinación, en la ejecución del acto motor voluntario, seguir en la formación de la la realidad, permitiendo orientar el cuerpo respecto al entorno y a los objetos. Una vez se haya llevado a cabo la propuesta, hicimos una evaluación para ver si se han conseguido los objetivos planteados. Los avances que queremos conseguir en los niños no son visibles a corto plazo, si se quieren conseguir cambios a nivel psicológico, físico, social, cognitivo y formar niños más felices y sanos en el ámbito familiar y escolar, pero de todas formas se realizará una evaluación de todos los recursos que han tomado parte en la propuesta. La evaluación será a través de la observación directa.
Una vez finalizado el trabajo, se trata de revisar si se han cumplido los objetivos planteados al comienzo de este. El objetivo general era el de plantear una propuesta de intervención de yoga en los centros de educación infantil, para favorecer el desarrollo del auto-conocimiento físico y emocional del alumnado. Se pretende que la práctica del yoga favorezca el desarrollo del auto-conocimiento físico y emocional del estudiante. El auto-conocimiento físico comienza con el conocimiento personal del propio cuerpo: conocer el cuerpo de cada uno mediante experiencias realizadas para crear una imagen mental de este, bien sea en posición estática o en movimiento, es decir, ayudar en la creación del esquema corporal. Practicar yoga es una forma divertida de desarrollar importantes habilidades en un entorno positivo y nada competitivo. Esta atmósfera de calma y bienestar es muy favorable para el desarrollo físico y emocional de nuestros hijos, ya que les ayuda a relajarse y divertirse. En la tabla de evaluación observamos si el niño se encontraba motivado, si disfruta de la práctica, si confía en sus posibilidades, si admite sus limitaciones, si se ha relajado, si respira adecuadamente y si presta atención a su cuerpo. Cada niño se evalúo de manera individual. Luego de evaluar cada niño trabajamos en cada uno las áreas a mejorar, desarrollamos diferentes técnicas para que pudiera mejorar sus dificultades, etc. Ningún niño recibió una calificación, simplemente se trabajo con cada uno para que pudiera lograr sus objetivos. Como futura educadora me encantaría poder implementar la práctica del yoga y meditación en el salón de clases. El yoga y la meditación, ya sea a modo de clases, talleres, o pausa corta, permite que el estudie se relaje y divierta, logrando un equilibrio entre espontaneidad y estructura, aprendiendo a escuchar y a expresarse de forma creativa. Genera un profundo respeto por si mismo, por el otro y por su entorno, lo que crea un ambiente en que los niños se sientan cómodos y valorados. Además, aplicando ejercicios que permiten mejorar el foco y la concentración, se genera un clima más apto para el aprendizaje, por lo que se obtienen mejores resultado. Ambas prácticas facilitan el equilibrio entre cuerpo y alma, ya que al aumentar el trabajo respiratorio ocurre una mayor oxigenación que beneficia a todos los sistemas corporales, y la mente está más preparada para el aprendizaje. Promueve el desarrollo de la auto disciplina, porque al estar más conscientes de nuestros pensamientos y acciones, se puede controlar las conductas, ser más perseverantes y tolerantes a la frustración. Aumenta la auto-confianza y construye una auto-imagen positiva.
Al realizar la evaluación en cada estudiante me sentí sumamente satisfecha con los resultados. Los estudiantes estaban en cada práctica sumamente motivados, estaban felices y muy seguros. En la meditación algunos mostraban un poco de dificultad para respirar adecuadamente, sin embargo lo reconocían y lo trabajamos. En general se relajaron y en cada práctica fueron mejorando sus posturas y técnicas de respiración. Considero que la manera en que evaluamos a los estudiantes influye mucho su proceso de mejorar. Cuando se evalúan a los niños con calificaciones o con exámenes tradicionales no se logra examinar a fondo las habilidades de el estudiante, por otro lado, puede ser frustrante para el niño recibir una mala calificación. Es por esto que me parece sumamente efectivo tomar como método de evaluación la observación. Permitir que el estudiante se destaque más por lo que si puede lograr, en vez de por lo que no. Enseñarle a que confíe en sus posibilidades y admita sus limitaciones para poder mejorarlas. Brindarle un ambiente de motivación para que el estudiante disfrute de cada practica y logre cumplir con todos los objetivos establecidos.
“Si le enseñáramos meditación a cada niño de ocho años, eliminaríamos la violencia en solo una generación”
– Dalai Lama
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Descarga de responsabilidades: Los trabajos que presenta el estudiante en el portafolio electrónico son responsabilidad de éste y no representan, necesariamente, las posturas de la Institución. La Universidad de Puerto Rico no se hace responsable de los errores. El estudiante tiene la responsabilidad de cumplir con las políticas de tecnología del Sistema Universitario de la UPR.