Durante el mes de septiembre 2017 tras el paso del huracán María el país entero atravesó por un largo proceso de recuperación. Las carreteras estaban llenas de escombros, miles se quedaron sin electricidad en sus hogares, escaseaba la comida, la gasolina y no había comunicación. Hacía once días yo había dado a luz a mi hija. A pesar de las circunstancias decidí extender mi mano y ayudar a los mas necesitados. Durante los primeros días aun me recuperaba de mi embarazo, pero luego de unos días pude salir a la calle a aportar mi granito de arena. Con ayuda de mi esposo y vecinos recojimos basura, escombros y visitamos a ancianos para ayudarles a atender sus necesidades. Fue una experiencia sumamente significativa. Aunque fue un momento de mucho dolor, agonía y desesperación para el país, una vez mas demostramos de que estamos echos. Durante mas de 5 meses sin luz no había otro remedio que salir afuera, hablar y compartir entre vecinos, ayudarnos unos a otros y hasta cocinar para compartir en familia. Una de las tantas experiencias luego del huracán que me marco fue ver a los niño del vecindario unirse para jugar. Todos los días a la misma hora se reunían a jugar a las escondidas y hasta llegaron a mojarse en la lluvia. Sin importar clase social o sexo. Nos volvimos uno.
Una de las cosas que mas aprecie de esta experiencia fue el poder compartí con los niños, escuchar sus ocurrencias y hasta leerles cuentos a oscuras con una vela. A pesar de la difícil situación que estábamos atravesando, los niños continuaban con su inocencia y su alegría queriendo solamente jugar y compartir. Esta difícil experiencia me hizo abrirme y conectar a nivel emocional con todos los niños y aprender a escuchar su ideas, necesidades, y deseos. Sus padres me agradecían el que yo tratara de alegrar a los niños , que compartiera tiempo con ellos, que los escuchara y que jugáramos. Fue una etapa en que nos toco unirnos como pueblo, romper con cualquier estereotipo o juicio y continuar hacia delante. Como futura maestra fue un tiempo de reflexión. De abrir mis ojos y darme cuenta que los niños necesitan ser escuchados, que ellos tienen grandes ideas y que mirar el mundo desde sus ojos puede servirnos de mucho. Los padres son pieza fundamental en su desarrollo y deben estar presentes. Un futuro educador debe conocer los diferentes contextos sociales, culturales, económicos y políticos que inciden sobre su práctica educativa y profesional. Fomentando relaciones justas y respetuosas con los diversos miembros de la comunidad de aprendizaje a la que pertenece y de la comunidad externa.
Aunque no pude documentar muchos de estos momentos, pues la falta de electricidad y otros recursos nos limitó. Fue una experiencia que me hizo reflexionar. Mientras visitaba algunas casa y ayudaba con la limpieza de basura y escombros podía observar como muchos niños estaban viviendo bajo estas difíciles condiciones. Como futura educadora estoy consciente de que esto afecto a nivel emocional a muchos niños y como maestros debemos estar conscientes de que esto pudiera afectar su desarrollo en el área académica pues el huracán que pasó por el país dejo grandes marcas que aun nosotros siendo adultos necesitamos trabajarlas para sanarlas. En las escuelas se deberían ofrecer clases sobre inteligencia emocional, la misma esta basada en que los niños aprendan a identificar sus emociones y luego de identificarlas pasar a regularlas. La salud mental del país esta sumamente deteriorada luego del huracán y una clase como esta pudiera ayudar a que los niños tengan mejor control de sus emociones durante una situación tan difícil como esta. Aunque una clase como esta, lamentablemente, está muy lejos de ser parte del currículo escolar. Cada maestro pudiera darse la tarea de enseñar técnicas relacionadas con la salud mental. Enseñarle a los niños cuales emociones son biológicas y por lo tanto normales, identificar donde las siente, cuales son y como trabajarlas.
Si como adultos muchas veces no sabemos como manejar lo que sentimos en situaciones tan criticas como esta. Imaginemos como se sienten nuestros niños. Lamentablemente solo enseñamos en las escuelas material muchas veces teórico y no aplicable en la vida real. Debemos abrirnos a enseñar no solo material dado por el departamento de educación, sino también información y conocimiento que les sirva para lograr todos sus objetivos y poder atravesar una crisis como lo fue el huracán Maria. Finalmente, esta experiencia fue una sumamente grata y llena de aprendizaje y enseñanzas pues pude comenzar a ver el mundo desde otra perspectiva. Ver que los niños necesitan ser escuchados, necesitan más atención y sobretodo necesitan a sus maestros, a sus padres, a su familia y cercanos apoyándolos, escuchándolos y guiándolos.
La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor.
- Paulo Freire
No puede eliminar este segmento
Descarga de responsabilidades: Los trabajos que presenta el estudiante en el portafolio electrónico son responsabilidad de éste y no representan, necesariamente, las posturas de la Institución. La Universidad de Puerto Rico no se hace responsable de los errores. El estudiante tiene la responsabilidad de cumplir con las políticas de tecnología del Sistema Universitario de la UPR.