BIOGRAFÍA

Antonia Rodríguez Sánchez de Alva fue una excepcional mujer y una gran pintora. Nació el 19 de mayo de 1835, en el número 4 de la calle Trinidad, y murió el 23 de enero de 1868, en la misma casa donde nació; solo treinta y dos años para una vida intensa y casi heroica. En esos momentos, para una débil mujer, era una heroicidad adentrarse en el difícil campo profesional de la pintura, copado por los hombres. Tuvo que estudiar en Sevilla.

 Su pintura tiene cierta unidad estilística, aunque se aprecian diferentes calidades, que pueden corresponder a distintos momentos de su formación, a las exigencias de los encargos y a las prisas de los clientes. Su estilo se corresponde con la pintura romántica del momento; es un poco versátil, por cuanto teniendo una gran producción original, se vio forzada a copiar otras pinturas de maestros de otras épocas, lo que le dejaron algunas huellas en su personal producción. Cultivó con desigual fortuna el paisaje, el retrato y el tema religioso. La mayoría de sus pinturas son de gran formato, y en esto vuelve a sorprendernos con la monumental pintura de San Cristóbal, que mide 5,29 x 2,73 metros, y que todos los lebrijanos pudimos ver colgada, desde 1853 hasta que, recientemente, fue trasladada, para dejar descubierta la pintura del siglo XIV del mismo santo, que durante más de un siglo ocultó el “San Cristobalón de Antoñita”.

Para el espectador desprevenido, es realmente impresionante este lienzo por su calidad y sus dimensiones, pero al conocer su historia sorprende mucho más: su autora tenía solo diecisiete años cuando lo realizó en cuarenta y tres días.