Décimo tercera Salida Senderista del Año 2025
CIRCULAR EN TORNO AL MIDI D'OSSAU
Realizada el domingo 29 de Junio - 27 Km y 900 m de Desnivel de Dificultad Media/Alta
- Un referente senderista de excepción -
Una amenazante ola de calor. Un cielo de azul impoluto. Un reducido grupo de participantes. Dos vehículos disponibles. Sólo cinco senderistas receptivos a la última convocatoria previa a las vacaciones de estío.
A las 7:00, el coche de Diego y Mª Luz acogía a Francisco Javier y Pascal, y el de Ignacio, caprichoso él, deseaba llevarse a sí mismo. Eso significa viajar a sus anchas, pero a espaldas de la sostenibilidad.
Transitaron hacia Autovía de Huesca, y de ella a la, todavía en obras e inacabada de Sabiñánigo y del Valle de Tena, que, vía El Portalet, le conduciría a Francia. En el cambio de vertiente del Pirineo Axial que se introducía por el vecino país en dirección al pueblecito den Gabas, el reloj ya daba las 9:00, de modo que los 17 Km restantes por los que se recomendaba escasa velocidad, supondrían media hora más en destino, Bious Artigues, su embalse homónimo y el estacionamiento de pago, cinco euros. Habían recorrido en el tiempo transcurrido de las dos horas y media, 179 Km.
A las 9:40, el quinteto de marras iniciaba su travesía en dirección este marchando por el tramo inicial que realizaron el año anterior para recorrer los lagos franceses Castereau, Gentau, Bersau, Niey. Esto es, subida a la presa, hayedo y arroyo, y el "plateau" o llanura surcada pòr el riachuelo que desciende de los contrafuertes montañosos aledaños al Coll des Moins. La primera hora de travesía les acercaría, - en un giro hacia el sur por las primeras elevaciones -, al acceso a la ruta encaminada al Coll de Peyreget. Se trata de un exigente tramo que ponía a prueba las opciones de los cinco magníficos. El sendero se abría paso por la abertura en "V" de los estribos rocosos más alejados de las faldas del Midi. A partir de ahí tramos de aguda pendiente se alternaban con laderas alfombradas de praderas salpicadas de lirios en flor de intenso color violeta.
El asalto al collado se hacía de rogar. El sentido de la traza de la Alta Ruta Pirenaica (HRP) que se había desmarcado del sendero transpirenaico balizado de marcas rojas y blancas de la vertiente norte demanda determinación y coraje. Podría, si no, abrumar. Son palas sucesivas e interminables. Canchales sin nombre sin apenas señales recuerdan la conquista del Arriel Alto. La fuerte subida al Col de Lou de 2.194 ubica a estos aguerridos marchadores en la tesitura real. Una lagunilla delante y un gran rebaño en la ladera hacen pensar. Alguien se desviste y con su zambullida descubre la energía aportada por los elementos, suficiente dosis de arrojo para modificar la inercia mental. Esa inyección de vitalidad duplica con vehemencia al ataque al baluarte.
La pica en Flandes se inserta en el paso de altura de Piiageret, 2.320 m., cinco metros más arriba de la cumbre del Moncayo. El personal alborozado lo celebra. Animo vence en guerra que no arma buena. A un lado, una esquelética aguja de peñascos herrumbrosos que nadie los atribuiría al gigante del Mediodía si no fuera porque nunca este grupo de montañeros lo perdieron de vista sin dejar de bordearlo. Su poliédrica naturaleza contemplada por este lado ya no despierta el entusiasmo de verlo reflejado en el lago orlado de lirios. No muestra la bífida cima que recogen las postales turísticas. Parece un amasijo de hierros oxidados de naturaleza metálica que no de realidad mineral. Es una ruina volcánica, un eslabón perdido, junto con el Anayet, del cinturón de fuego de la cordillera, que corroboraría la etimológica toponímica de Pirineos, del griego "piros", - fuego- al margen de la versión oficialista.
Diríase ha perdido su encanto, pero ha ganado en polimorfismo. Se ve su vértice al alcance de las manos, cosa que no deja de ser un engañoso espejismo, pues su techo de 2.884 m aún los separa en 564 m. de desnivel. Y si en vez de alzar la vista pusieran el foco en el suelo, aguas abajo de la cresta, se enamorarían de forma narcisista y tentadora de los espejeantes lagos en que sumergirían minutos después su recalentada epidermis haciendo bueno aquel decir de mientras unos comen otros nadan. Llegados al descenso lacustre lo ponen en práctica causando la envidia del resto de los visitantes.
Chorreantes de agua y pletóricos de endorfinas, retoman la ruta asimilada a una montaña rusa. Ahora toca descender para encontrarse al fondo con el Lac de Pombie y el refugio homónimo donde, a buen seguro, no sobren literas. Por ende, hay que pasar de largo, no fuera que la tentación someta a la voluntad. Nueva versión del Midi, rendero en diagonal y canchales de escabrosa y erizada profusión. Un auténtico e insoslayable vía crucis. El collado de Souzon de más de 2.200 m. termina de poner a prueba el temple del equipo de exploradores. Al otro lado una ladera vocacionalmente pacificadora protege a los infatigables a la sombra de sus hayedos y abetales, y del rocoso Saoubiste. Un tramo que se acerca al final en descenso por el collado de Moundhels, evento que aconteció en torno a las 17:00.
Los participantes opinan.
Diego: "Impresionante senderismo con una ganancia de elevación significativa de 1.217 m. Definitivamente, un recorrido desafiante en terreno montañoso"
F. Javier: "Estupenda excursión al Midi d'Ossau. Magnífica organización con baño en ibón incluido. Ya falta menos para la siguiente"
Mª Luz: "Tour de Midi d'Osau, marcha senderista que se transmite por el boca a boca y que, por fin, he realizado. Tenía tales expectativas que sentía la frustración, para nada, nos recibió un cielo azul, una naturaleza cómplice y una temperatura adecuada. Marcha exigente, técnica y, sobre todo, muy gratificante".