Taller de gestión emocional

Resultados de aprendizaje: 1, 2, 5

Tiempo invertido: 3 horas


Desde nuestro instituto nos propusieron una serie de actividades para quienes cursamos el Bachillerato Internacional, que tenían como objetivo enseñarnos a gestionar nuestras emociones y conocernos más a nosotros mismos.


La primera actividad empezaba poniendo en un papel las cosas que te definían. Tras esto debíamos hablar con los demás compañeros y compañeras (uno por uno y en privado) para decir que cosas (a nuestro parecer) definían mejor al compañero y viceversa. Esta parte me costó mucho, ya que no me gusta hablar de mi. Me he dado cuenta de que se me da mucho mejor decir aspectos positivos de mis compañeros y compañeras que de mi mismo. Me he dado cuenta de que no conozco tan a fondo mis fortalezas y debilidades como me gustaría, y ese es un aspecto en el que trabajaré en futuras experiencias (R1).


Después de cambiar repetidamente de pareja, y con una gran lista de atributos nuestros, nos pusimos a extrapolar las dos listas (la que habíamos hecho nosotros de nuestras cualidades y la que habían hecho nuestros compañeros/as de nuestros atributos) para hacer una ventana de johari. Me ha ayudado un montón esta última parte a perder el miedo para hablar de mi mismo. Una de las razones por las que considero que no me conozco muy bien, es porque al no gustarme hablar sobré mi no lo hago, me da la sensación que veo atributos positivos en mi que no son ciertos, y hablar de ellos me resulta de hipócritas (R2). Pese a todo ahora me siento un poco más cómodo en este campo.

Gracias a mis compañeros y compañeras he conseguido perder un tanto el desprecio que tengo para hablar de mi mismo, ya que al decirme las cualidades que veían en mí, me ha ayudado a quitarme la sensación de que los aspectos buenos que tengo no son de invención propia, sino que son reales (R3).


La segunda actividad se centraba en la gestión de las emociones. Nos enseñaba a cómo gestionar cuando entras en una espiral depresiva, como engañar a tu mente para cambiar tu estado de ánimo (reviviendo tanto buenos como malos momentos) y meditamos unos minutos para terminar la actividad relajados.


Al principio no pensaba que esta actividad me fuera a servir mucho, tenía más peso para mi el esfuerzo de despertarme pronto que los beneficios de la actividad. Sin embargo me equivocaba. Al terminar la sesión me di cuenta de que debía trabajar en conocerme mejor, ya que en la parte de escribir lo que me definía no fui capaz ni de sacar la mitad de las cosas que se me exigían.