Parte 4 - 1 días antes del día M

Sábado, con calmita salí de la cama. Iba a seguir una rutina de descanso, carga de carbohidratos, hidratación y concentración. A diferencia de otros sábados previos a carreras, Raúl estaba fuera de combate y no me podía dar mi consentimiento habitual. Así que me tocó cocinar a mí e ir al mandado. Cuando salí a la calle, no veía nada igual. Había tráfico pero no importaba, era como si todo estuviera a otra velocidad; me sentía concentrada y alejada de la realidad; apreciaba los detalles y destilaba emoción.

Preparar la ropa, los tenis, el número, los accesorios, etc., es quizá mi ritual favorito. Me remonta a los días de escuela cuando voleaba los zapatos, me aseguraba que todo estuviera listo para que el siguiente día todo fuera rápido y no se me fuera a pasar nada. Bueno, claramente eso no lo hacía todos los días, pues había días que olvidaba la mochila.

Dejé todo listo en el baño, incluyendo las cintas para las pantorrillas, tobillos y flexores. Cada que pasaba, revisaba que no faltara nada. ¡Zaz! Faltaba la gorra. De todas, quería usar la que más me acomoda. No aparecía. No estaba en el carro, donde encontré una buena colección de calcetines de Frijolita. Finalmente, cuando había decidido que la segunda más cómoda podría funcionar, voltee y ahí estaba, a la vista. Los nervios me hicieron ciega por un momento.

Todavía faltaba algo importante, mandar mis estimados de tiempo a los que me habían dicho que estarían ahí para apoyarme. Por un momento me sentí fuerte y pensé que quizá podría superar mi tiempo del año pasado, pero rápidamente vino un golpe de realidad, recordando todo el año y sus contratiempos, lo cual me hacía pensar que podía tardar hasta 5 horas 20 minutos. Pero pensé que era mejor no llevar ese número en mi mente, sino, eso era lo que iba a hacer. Era mejor poner en mi cerebro un escenario más optimista, para forzarme a hacerlo mejor. Así, envié los tiempos para 4:45 y para 5:00. Cuando escribí los nombres en el correo, me di cuenta de la cantidad de gente que me iba a seguir y a apoyar, ya fuera en las calles o en sus pensamientos. Y eso que no contaba a los de FB. Nuevamente me llené de energía y me declaré lista.

Estaba en mi camita a las 21:00. Un poco de FB para chismosear, peli en la tele para relajarme, "pet talk" con Raúl para levantarme los ánimos, y había llegado el momento. Mi último pensamiento fue "ojalá sueñe con el maratón".