HARTAZGO

Lo han conseguido, que poco a poco todos nos vayamos haciendo socios de una sanidad privada y no porque la pública no sea buena, sino porque mientras funcione coordinada con el calendario político y pintándose la túnica con un invisible pero muy notorio color partidario, nosotros, el sufrido pueblo no tenemos más que hacer lo que algunos de ellos denuncian que otros de ellos quieren que se haga: pagarle a la sanidad privada para que nos atienda.


Me estoy arrepintiendo de haber salido al balcón a las ocho de la noche durante varios meses a aplaudir el trabajo de los sanitarios durante una epidemia casi desconocida por entonces. No porque considere que no merecían todo nuestro reconocimiento aquellos que se jugaron la vida por la de otros, sino porque creo que a algunos, y no digo a todos, ese reconocimiento “se les subió a la cabeza” como quién dice y dieron vuelta los papeles y dejaron a los pacientes a la deriva.


Hablan de saturación en las urgencias de los hospitales públicos. Personalmente y desde hace más de veinte años en España estoy usando, por problemas graves de salud de personas muy cercanas, las urgencias con mucha frecuencia. He pasado noches enteras en salas de espera, bien acondicionadas, con baños limpios, máquinas expendedoras y el tiempo de espera para la atención del paciente dependía de la urgencia de la misma. Porque una Urgencia es para Urgencias, algo que no todos hemos aún entendido. Hay quienes se quejan de estar horas esperando ser atendidos, pero a esas personas les aseguro que no están en la lista de críticos porque así como en ocasiones he permanecido hasta algunas horas, en otras no hubo tal demora aunque había otros pacientes aguardando, pero allí el turno no es por llegada sino por lo que realmente representa la palabra “urgencias”.


Pero lo que he venido reseñando se refiere a las urgencias de antes del Covid… es lamentable pero nuestra vida, la del mundo, se ha dividido en anterior, durante y posterior a la crisis del Covid, también tenemos una sanidad previa, de cuando y subsiguiente a la pandemia.

Los Centros de Salud, a la que todos los usuarios podíamos recurrir, durante la crisis del Covid se blindaron.


No lo critico. Si peligraba la salud de los funcionarios estaba perfecto, pero mientras en los hospitales sus compañeros de blanco se jugaban la vida, en muchos de estos centros se cerraba la puerta en las narices a enfermos de otras dolencias, que se encontraron conque no tenían dónde ir. Comenzó la atención telefónica. Un médico puede “imaginar?” o explicar algún tratamiento por teléfono pero sin ver al paciente no creo, y no soy facultativo, que pueda diagnosticar una enfermedad.


Y otra vez debo hacer una división de conceptos: los buenos profesionales de atención primaria, los que se preocupan por los pacientes y los otros, aquellos que incluso en un caso reciente me obligaron a cambiar de centro de salud porque, o ésto o me iba a visitar a un curandero de la selva amazónica.


Como la amazonia queda muy lejos y ya estaba harta de no ser atendida debidamente, tuve que hacerme socia de una mutualista y cuando el médico privado me daba su opinión, con ella en la mano podía reclamar la atención del médico de la sanidad pública. Pasó varias veces hasta que me cansé y decidí que el problema no estaba en esta última sino en el (o la) profesional que me atendía y un centro “algo contaminado” en este sentido.


Ahora estoy muy conforme donde estoy, con la nueva médico que está conociéndonos pero me he encontrado con otro problema que no es del profesional sino del sistema, reglamentaciones que no volvieron a adecuarse al post y siguen en el pre.


La Salud Pública tuvo que adecuarse a una crisis, pero superada ésta no supo retornar a la era anterior y ésto es aprovechado por algunos, y repito que no pongo dentro de este saco a todos, por algunos profesionales que anteponen la política y/o la comodidad propia (el no tener mucho trabajo) a su deber para con los usuarios.


Las Urgencias están saturadas!!!!


Y en estos días en lugar de buscar una solución, que “algunos” no quieren se encuentre, salen a rasgarse las vestiduras y vemos pasillos llenos de camillas con pacientes agotados por esperas interminables. Bueno, ésto no lo he visto con mis ojos, lo han sacado algunos medios de prensa y quisiera saber cuántas personas de las que me leen, pueden decir que sí, que lo han podido comprobar “en vivo y directo”. Pero no es éste el tema sino el porqué.


Las Urgencias están saturadas porque la Atención Primaria está vacía. Sí, hace unos días fui a una cita médica, sólo un paciente que salió cuando yo llegué y nadie a mi salida… bueno, y en las últimas visitas ha sucedido algo similar. Pero no porque no haya pacientes necesitándola sino porque es imposible conseguir citas.


La Atención Primaria no está funcionando y si no funciona y además estamos en pleno invierno y con una epidemia de gripe y catarros que se podría solventar por ese médico de cabecera que no está teniendo la posibilidad de hacerlo porque quienes necesitan verlo no tienen acceso y no lo tienen porque una cita presencial (comprobado por mi ayer mismo) demora seis días y una telefónica diez. Una gripe generalmente se cura en ese tiempo, y si no es así, o el enfermo tienen algún síntoma preocupante o simplemente es una persona mayor que no se quiere automedicar o no sabe si lo que padece es un resfrío, catarro o gripe, no tiene otro recurso que recurrir a las Urgencias donde se une a la larga lista de enfermos por otras causas realmente importantes.


Estoy HARTA de la politización de todo, y especialmente ahora que ésta ha llegado perjudicando a los usuarios, a uno de los templos de la dignidad: la de los sanitarios.


Estoy HARTA que en lugar de manifestaciones, reuniones, gritos y acusaciones no haya nadie que simplemente dé una orden: que nuevamente la Atención Primaria de la Sanidad Española funcione como tal, y que no haya que esperar seis o diez días para que un médico vea a una persona porque algo es seguro… si una cita médica hay que sacarla diez días antes de enfermarse… entonces sí tendré que viajar a la amazonia en busca de un médico brujo que con algún ritual extraño me vaya diciendo cuando me voy a enfermar para poder programar mi visita al médico el día en que sepa con anticipación que me voy a sentir enferma.


Ah! y lo de los pocos minutos… tal vez, pero depende mucho de cada uno por el motivo que vaya. Yo si no veo gente esperando no creo que el profesional esté tan condicionado como tratan “algunos” de demostrar.



                                                             ®Graciela A. Vera Cotto.





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