BANDERAS

Una libertad lamentablemente muy endeble si no sostenemos esas banderas en alto.

Nací cobijada por una bandera que copiaba sus colores del sol y me siento tan orgullosa de ello que mi corazón no cobija tanto orgullo, pero debe compartir espacio con la otra bandera que respeto y quiero porque elegí vivir bajo su sombra, la gualda y roja

La bandera de un país se utiliza para algo más que para festejar triunfos deportivos.

Cuando los ciudadanos de ese país comienzan a guardar la bandera en un cajón y por vergüenza al que dirán no la sacan están dejando su nación en la subasta de los oportunistas.

Yo tengo dos banderas, un orgullo para mi ser cobijada por ambas porque las dos han vertido lágrimas para que sus hijos puedan gozar de la libertad en la que viven.


Ambas banderas supieron en épocas modernas el sufrimiento de ver a sus hijos oprimidos, pero fue una opresión muy diferente, mientras la uruguaya cobijaba el dolor de todos los orientales y de esa época salieron todos envueltos en la misma bandera y hombro con hombro sin importar ideologías, muy diferente es lo que sucedió y sigue ocurriendo con la otra, con la de España donde sus hijos se enfrentaron por ideas políticas unos con otros y tanto daño se hicieron los unos a los otros que aún hoy, pasadas tantas décadas sigue existiendo odio entre los que se cobijan bajo sus colores y muchos de ellos añoran otros colores. 

Sé que de mis dos banderas una unifica y a la otra aún le falta mucha comprensión para que lo logre pero sé también que quienes rechazan u ocultan su propia bandera, esos serán en el futuro los tiranos que oprimirán a sus propios hermanos. 

Tengo dos banderas, personalmente me siento orgullosa de ambas y en mi corazón y en los balcones de mi casa hay lugar para que ambas luzcan en todo su esplendor. 


                                                                                                          ®Graciela Vera Cotto 






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