LA NUEVA SITUACIÓN
Desde el fin de la tiranía de Hippias y las reformas constitucionales de Clístenes basadas en la “isonomía” o igualdad absoluta de todos los ciudadanos(a fines del s.VI), hasta la conquista de Atenas por los macedonios (fines del s.IV), Atenas vive prácticamente dos siglos de democracia. Pericles amplía y finaliza las reformas democráticas, siendo este periodo de esplendor artístico-cultural...
Con el triunfo de la democracia, el esplendor económico y cultural, y la preponderancia política en Grecia, se crea en Atenas una situación inédita que plantea nuevos problemas. Estas grandes ideas de la Atenas democrática son: la democracia (igualdad política, igualdad social y el gobierno del pueblo); la libertad (libertad personal mediante la ley, pero sujeción a la ley); y la propia ley.
La ley, único soberano permanente, puesto que las magistraturas son dispersas, efímeras e incluso se sortean, centrará la mayor parte de las discusiones. En la época anterior se consideraba las “leyes no escritas” como de origen divino (las tesmoi), frente a las nómoi, leyes humanas escritas, con fecha y firma.
Ahora el valor de la ley, fundamento de la democracia y única barrera frente al individualismo y el afán de poder, será discutido y examinado a fondo.
Estamos, por tanto, ante un giro antropológico. Las consideraciones cosmológicas de los primeros filósofos han pasado de moda. Los temas del momento se centran en el hombre, más concretamente entre la oposición entre physis (permanente y común o universal) y nomós (considerada como una creación convencional, arbitraria y provisional). El centro de la acción política es el “ágora”, la plaza pública y la libre discusión.
La democracia ateniense es una democracia asamblearia directa: la asamblea es soberana. Triunfar en la asamblea equivale a tener poder e influencia política. Se necesita, por tanto, hablar bien y saber persuadir (elocuencia y capacidad de persuasión).
La virtud política (“areté”) deja de ser exclusiva de la clase aristocrática (adquirida por el linaje y el ejemplo familiar) y adquiere un nuevo sentido: el conjunto de cualidades intelectuales y morales, de habilidades y saberes necesarios para ser un buen político, es decir un político con éxito.
Hay, en consecuencia un nuevo ideal de hombre: “el hombre político” y un nuevo planteamiento sobre la virtud: “la virtud basada en el saber”. Estos dos nuevos planteamientos exigen la democratización del conocimiento. La “areté” política puede ser adquirida por todos los ciudadanos. De ahí la necesidad de la educación y de los educadores (los sofistas).
LOS SOFISTAS
En el hervidero de ideas y polémicas que era Atenas, aparecen los sofistas, todos ellos extranjeros, enormemente cultos y conocedores ‑a través de sus numerosos viajes- de las diversas formas de pensar y vivir de los demás griegos. Aportan nuevas ideas, que serán acogidas con entusiasmo por los jóvenes y encontrarán la oposición de los que mantienen la visión más tradicional. Su influencia será grande, y se aprecia incluso en autores como Eurípides, Herodoto y Tucídides. La reacción está representada por Sófocles ‑fiel a la religiosidad popular‑ o Aristófanes. Éste, en “Las nubes” se burla con indudable gracia de los sofistas, a quienes encarna, equivocadamente, quizá, en Sócrates.
La palabra «sofista» (sophistés) fue, al principio, un sinónimo de «sabio» y se empleó para señalar, por ejemplo, a Solón y a Pitágoras. Sólo más tarde adquiriría el sentido peyorativo de hábil engañador (ya en los diálogos de Platón). Ello muestra hasta qué punto su personalidad pudo aparecer como ambigua y encontrar serias oposiciones En la actualidad los sofistas han encontrado una mejor comprensión y estima, de hecho fueron los creadores en Atenas de un movimiento de difusión cultural que ha merecido el nombre de «Ilustración griega».
Al ser extranjeros en Atenas (“metecos”), los sofistas no podían intervenir directamente en la política de la ciudad. Sin embargo, ellos formaban a la mayoría de los políticos atenienses. Además y como consecuencia de sus numerosos viajes, defendieron el ideal del panhelenismo: la unidad de todos 1os griegos ‑representada por su común lengua- que debía obligar a mantener la paz y solventar las diferencias por medios distintos de la guerra.
Su actividad fue muy grande. En primer lugar, fueron educadores (a sueldo) de la juventud creando un modelo renovado de enseñanza más amplia y más al día. Enseñaban gramática (perfección del lenguaje); retórica u oratoria (perfección de la palabra cuya base se encuentra en la elocuencia , que consiste en la capacidad de elegir palabras decisivas y bien fundamentadas); dialéctica (perfección en el pensamiento, buen dominio de la estructura lógica y del lenguaje). Daban, por tanto, especial importancia a la oratoria y la erística, enseñando a convencer en la Asamblea pública y a ganar pleitos en los tribunales (donde todavía no había abogados y cada uno debla defenderse por si mismo) .
Además fueron grandes oradores: sus notables discursos fueron el medio empleado para difundir sus ideas entre los adultos, también fueron escritores, pero sus obras se han perdido y no nos quedan sino algunos escasos fragmentos.
En realidad, los sofistas no formaron «escuela», ni defendieron una doctrina común Se pueden encontrar. sin embargo, algunas coincidencias
Representaron un notable giro filosófico: como consecuencia de las nuevas necesidades planteadas por la democracia y el hastío provocado por las discusiones acerca de la physis, los sofistas se centraron en el hombre. Pero su filosofía no fue especulativa, sino práctica. Se dedicaron a lo que hoy día llamamos filosofía de la cultura. (Así que también se dedicaban a formar ciudadanos en cuestiones políticas, religiosas, lingüísticas, sociológicas y morales.)
Adoptan, en general, una actitud relativista, e incluso escéptica. Su abandono de la filosofía de la physis así lo demuestra, ¿para qué seguir discutiendo acerca de tales cuestiones, si jamás llegaremos a conocer la verdad? Pero también en los problemas del hombre y la sociedad se muestran relativistas: habían podido comprobar en sus numerosos viajes que no hay dos pueblos que tengan las mismas leyes ni las mismas costumbres.
No son pensadores sistemáticos, ni buscan principios universales para operar a partir de ellos de modo deductivo (al modo, por ejemplo, de Parménides). Proceden más bien de modo inductivo, acumulando datos e informaciones, de los que derivan conclusiones de carácter práctico. Lo propio del sofista es el saber universal. Cada sofista es «una enciclopedia» (una similitud más con la Ilustración del siglo XVIII), pero no una enciclopedia escrita, sino oral. La significación de los sofistas, pues, debió de ser muy notable en Atenas.
Pusieron en tela de juicio la polis en su forma tradicional, realizando una aguda labor crítica e impulsando nuevas ideas. Pero esas ideas ‑y los instrumentos que los sofistas enseñaban: la oratoria y el arte de la discusión‑, se prestaban a todo tipo de manipulaciones por parte de los espíritus más ambiciosos e individualistas de la época. No es de extrañar, pues, que la figura del sofista aparezca revestida de una notable ambigüedad.
En Resumen:
Características de su actitud intelectual
Relativismo: no existen verdades fijas.
La cultura, la sociedad o el propio individuo son las fuentes del conocimiento. Causas: la constataci6n de diferencias culturales.Destaca el “subjetivismo" de Protágoras: “el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en tanto que son, de las que no son en cuanto no son.”
Escepticismo: no se pueden tener conocimientos ciertos.
Causas: Derivación del relativismo. Característico en épocas de cambios y crisis. ¿Contradicciones entre las explicaciones de los "presocráticos"? Destaca el "nihilismo racional" de Gorgias: "Nada existe. Suponiendo que, algo existiera, no se podría conocer. Aún suponiendo que existiera y se conociera, no se podría comunicar".
Convencionalismo en política, derecho y ética.
Lo que es” nomós", ley, costumbre, cultura en definitiva tiene como fundamento el "acuerdo" entre los hombres. Mundo cultural y mundo natural se contraponen.
2. Sobre la educación
Son los iniciadores del movimiento educativo del s.V. Utilizan por primera vez técnicas pedagógicas Recorren las ciudades enseñando. Su propio nombre lo indica: "expertos en cosas sabias”, "profesionales del saber". Son profesionales: remuneración. (Causa de críticas socráticas). Se decía que Protágoras cobraba 10.000 dracmas. ¿Se mercadea con el saber?. Objetivo de su enseñanza: formar hombres "políticos", ciudadanos capaces de triunfar en la sociedad democrática.
Su educación tiene una clara finalidad práctica. Consideran al hombre no abstractamente sino como miembro de una sociedad concreta de la cual depende y en la cual participa activamente.
Afirman la eficacia de la educación: es posible transformar las disposiciones del individuo mediante una oportuna y adecuada educación: la educación, el saber es la base de la virtud, "la virtud puede enseñarse”.
Protágoras (aproximadamente, 481-401)
Era natural de Abdera (patria también de Demócrito). Viajó con frecuencia a Atenas donde gozó de la confianza de Pericles. Su fama fue muy grande en esta ciudad, pero tuvo que escapar a Sicilia al ser acusado de ateísmo y blasfemia En su libro “Acerca de los dioses” afirmaba que «no es posible saber si existen, ni cuál es su forma ni su naturaleza. Porque hay muchos obstáculos para esta investigación: la oscuridad del problema y la brevedad de la vida». Postura, pues, agnóstica, y no atea. Pero Protágoras criticaba, además, los usos y ritos religiosos, y ello debió de ser considerado como peligroso.La doctrina más conocida de Protágoras es la siguiente: «El hombre es la medida de, todas las cosas, de las que son en cuanto que son, y de que las que no son, en cuanto que no son» (Fr. l). La significación de este fragmento ha sido ampliamente discutida (ya desde Platón en su diálogo Protágoras). Lo más probable es que Protágoras defendiera un relativismo de las cualidades sensibles y de los valores. Cada pueblo posee costumbres y leyes diversas y considera que son las mejores. La ley es, por tanto, no algo basado en la naturaleza sino «invención» de los legisladores. La ley (nomós) existe, pues, por convención, no por naturaleza, y es siempre modificable. Pero la consecuencia que extrae Protágoras de esta doctrina no es que cualquiera puede contravenir la ley, sino todo lo contrario: puesto que cualquier otra ley sería también convencional, lo mejor es mantener, en la medida de lo posible, las leyes que ya se poseen.
Gorgias (aproximadamente, 483-375)
Natural de Leontinos (Sicilia), abandonó pronto la filosofía para dedicarse a la oratoria, lo cual sería característico de la sofistica siciliana. Parece ser que Gorgias había sido discípulo de Empédocles y quizá para defender a su maestro de los ataques del eleata Zenón, escribe un tratado “Acerca de la naturaleza o del no‑ente”, en el que se afirma en síntesis lo siguiente: Primero, que nada existe: segundo, que si existiera algo, no podría ser conocido por el hombre, y tercero, que si pudiera ser conocido no podría ser comunicado ni explicado a los demás. Gorgias, con gran ingenio, intenta demostrar la no coincidencia en el ser, el pensar y la palabra, destruyendo así el principio fundamental de identidad entre el ser y el pensar.En cualquier caso, Gorgias renunció al conocimiento objetivo y dijo adiós a la filosofía, consagrándose a la oratoria, en la que destacó extraordinariamente, también como maestro y teórico de la misma. Partiendo de un relativismo ético, Gorgias considerará que la seducción, la ilusión provocada y el engaño están justificados en la oratoria y en el teatro: el orador y el actor han de ser maestros de seducción.
Otros Sofistas
-Pródico de Ceos se hizo famoso por su actitud pesimista ante la vida: una muerte temprana es un regalo de los dioses. Defendió un relativismo ético, y expuso una teoría psicológica acerca del origen de la religión: los hombres primitivos veneraron aquello de que dependían sus vidas: el sol, el agua, el fuego...; pero cuando comenzaron a desarrollar las técnicas, pasaron a adorar a los inventores de las mismas: el inventor del vino (Dionisio) o de las técnicas del fuego.
-Hipias de Elis destacó por lo enciclopédico de sus conocimientos. Consideró la ley no sólo como convencional, sino como contraria a la naturaleza, por lo que reclamaba la autarquía del individuo y la rebelión contra las leyes, que siempre oprimen a los más débiles. Así, Hipias se opone a Protágoras: para éste la ley es una consecuencia de la naturaleza, para Hipias, la ley va contra ella, por lo que se hace necesario una «vuelta a la naturaleza».
A la muerte de Pericles, las discusiones acerca de la ley y el derecho se intensificaron notablemente. Algunos defendieron la doctrina del derecho del más fuerte. Según Calícles, por ejemplo, la ley ha sido dada por los débiles, pero la naturaleza ‑tanto entre los animales como entre los hombres‑ hace que los fuertes dominen sobre los débiles: esto es lo justo. Y según Trasímaco, la justicia consiste en «el beneficio del más fuerte».Otros, por el contrario, defendieron el derecho natural del débil .Así Licofrón declaró la igualdad natural de todos los hombres, considerando la aristocracia de nacimiento como algo injustificable. Alcidamante afirmó que «la naturaleza no ha hecho a nadie esclavo»
-Por fin, hay que citar a Crítias, discípulo de Sócrates y pariente de Platón, aunque no fue sofista profesional. Tirano nato y enemigo acérrimo de la democracia, llevó a la práctica la doctrina del más fuerte. Por otro lado, expuso una teoría acerca del origen de la religión como «invento de un hombre astuto y prudente» para someter a los hombres a las leyes por medio del temor.
EL DEBATE SOBRE LA JUSTICIA Y LA LEY: PHYSIS Y NOMÓS
a). La palabra «nomós» suele traducirse, según los casos, a veces como «costumbre» y a veces como «ley». Esta palabra constituye un término fundamental de la filosofía griega y muy particularmente de las discusiones antropológicas y morales de los sofistas. Cabe distinguir en ella tres significados.
En sentido amplio, «nomós» significa opinión o creencia siendo sinónimo, en ciertos contextos, de «dóxa» (otro término básico de la filosofía griega). Nomós es opinión, pero no una opinión cualquiera sino caracterizada por dos rasgos fundamentales: en primer lugar, se trata de opiniones no individuales sino colectivas, compartidas por una colectividad; opiniones, en segundo lugar, que no son circunstanciales o pasajeras sino estables y bien asentadas.
«Nomos» significa, además, costumbre o uso sociales. Las costumbres son, en efecto, modos de comportamiento vigentes en una colectividad y firmemente establecidos. Por lo demás, cabe señalar, que la noción de costumbre connota, al menos implícitamente, la opinión tal como anteriormente la hemos caracterizado: todo uso o costumbre sociales se asientan en alguna opinión o creencia, siquiera sea de modo inexpreso. (Así, la costumbre de no comer carne humana implica, al menos, la creencia u opinión de que tal conducta es rechazable por los motivos que sea.)
En tercer lugar, «nomos» significa la ley, el conjunto de las leyes por las cuales se rige una colectividad. El rasgo de normatividad es, en este caso, perfectamente explícito. El nomós (o los nomoi, en plural) son las normas, legalmente sancionadas, que expresan y codifican la vida de la polis. Es fundamentalmente la constitución, es decir, para los atenienses las leyes de Solón y su ulterior desarrollo.
b) Como ya hemos señalado con anterioridad, la reflexión teórica sobre las normas de conducta (en general, sobre los temas político morales) se convierte en asunto fundamental para los griegos en el siglo v. Esta reflexión gira básicamente sobre el tema de la justicia y del nomós. El esquema conceptual en que se enmarca la discusión de tales cuestiones es la oposición general entre los dictados de la naturaleza (physis) y los dictados del nomós, entre lo que la naturaleza exige y lo que imponen las leyes y las costumbres sociales.
La oposición physis/ nomos constituye, sin duda, una de las grandes creaciones de la filosofía griega. Con ella se crea un instrumento de reflexión crítica aplicado, en primer lugar, a la cuestión del origen y valor de las leyes y de las normas morales. Pero además esta oposición hace posible la crítica generalizada acerca de la cultura, si entendemos por cultura todo aquello que en el hombre no es producto de la naturaleza. De este modo, la cultura griega pudo autocriticarse, reflexionar sobre sí misma.
Este planteamiento lleva a una generalización de la idea de nomós que no se limita ya a las leyes y costumbres sino que llega a abarcar todo lo que cabe considerar como cultural. Y así ocurre, en efecto. El contraste entre physis y nomos llega a ser, en el siglo v, coextensivo con el contraste entre naturaleza y cultura, aplicándose a la discusión de los más diversos fenómenos culturales. Así, por ejemplo, la cuestión de la existencia o no de los dioses viene a plantearse en términos de si los dioses existen por y en la naturaleza o si, al contrario‑ solamente existen en y por el nomos. De este modo nos acercamos a un cuarto significado ‑el más amplio‑ de esta palabra como cultura en general
c) Los sofistas ‑todos‑ afirmaron el carácter no natural del nomos entendido como conjunto de normas establecidas por la costumbre o la ley. Esta idea de que las costumbres y las leyes son creaciones humanas estaba, por lo demás, ampliamente extendida entre los griegos en el siglo v. A su implantación contribuyeron múltiples factores entre los cuales destacaremos fundamentalmente dos:
· La idea de que costumbres y leyes son creaciones humanas se vio favorecida, en primer lugar, por el contacto con otras culturas que vino a impulsar una cierta conciencia de relativismo cultural. Para los etíopes, los dioses son chatos y negros y para los tracios, rubios y de ojos azules. Jenófanes. (Frag. 16; también el frag. 15; DK 1, 132‑3)
· La propia experiencia política de los griegos impulsaba, a su vez, a interpretar las leyes como creaciones humanas implantadas por obra de los legisladores y por el consentimiento de la comunidad. Dentro del ámbito de los estados griegos existían formas de gobierno diferentes, nomoi radicalmente enfrentados (muy especialmente, los regímenes espartano y ateniense). Además, Atenas había vivido una larga historia de reformas constitucionales desde Solón hasta las recientes de Efialtes y Pericles. Por último, los griegos contaban con la experiencia histórica de la colonización y de la correspondiente redacción de constituciones nuevas para las nuevas comunidades
d) El ambiente intelectual del siglo v favorecería, pues, una interpretación del nomos como creación humana. En general, su interpretación como regalo o imposición divinos había dejado ya de constituir una hipótesis explicativa por sí misma. También había quedado atrás la racionalización parcial del nomós propuesta por Heráclito, según la cual éste forma parte de la Ley o Logos del Universo. Tampoco cabía ya buscarle un fundamento en la naturaleza, en esta época se había extendido más y más una concepción mecanicista de la naturaleza tal como la proponía Demócrito ‑la naturaleza regida por la necesidad ciega y carente de fines‑, lo que impedía concebir el nomós como resultado o coronación de un plan de la naturaleza, sencillamente porque la naturaleza carece de planes o intenciones. Todo apuntaba, pues, a la tesis de que el nomós tiene su fundamento exclusivamente en un acuerdo basado en el interés.
Pero aun admitiendo el carácter convencional, no natural, de las costumbres y las leyes, caben actitudes muy distintas respecto del nomos y respecto de la naturaleza. Desde luego, la circunstancia de que el nomos no sea natural no implica, de suyo, que haya de ser descalificado o combatido. Tampoco lo implica la afirmación de que, en última instancia, responde a la conveniencia o interés.
Las posturas de los sofistas no fueron unánimes respecto de esta cuestión fundamental y es fácil conjeturar cuál sería la línea argumentativa seguida por unos y otros. En términos generales, todos ellos compartían la idea de que el nomos restringe y limita a la naturaleza: hoy diríamos que la cultura reprime al instinto. Sobre esta base, unos sofistas afirmaban que el nomós significa logro y progreso, otros lo consideraron como un freno y una traba indeseables. Todos ellos compartían igualmente la doctrina de que el nomos se fundamenta, en último término, en el interés y la conveniencia. Discrepaban, sin embargo, en cuanto a quiénes son los que se benefician de él. De ahí que la cuestión decisiva venga a ser la siguiente: ¿A quienes y cómo favorece el nomós? ; ¿en interés de quién imponen las leyes sus trabas y restricciones?
SOCRÁTES
Vida y vocación
Sócrates nació en el año 469 a. C. en Atenas. Su familia pertenecía a la burguesía media ateniense. Su padre, Sofronisco, era escultor y su madre, Fenarete, comadrona. Se inició en la filosofía interesándose por la cosmología en la escuela de Arquelao, sucesor de Anaxágoras. El entusiasmo por la filosofía de Anaxágoras disminuyó cuando se dio cuenta de que el Nous no era la inteligencia o principio ordenador del universo que esperaba. Como consecuencia, abandonó el estudio de la naturaleza y su preocupación se orientó hacia los problemas relacionados con el ser humano: el conocimiento, la virtud, la felicidad, etc. La tradición lo presenta como una persona austera y reflexiva: llevaba el mismo vestido durante todo el año y se abstraía durante horas concentrado en sus meditaciones.
Cumplidor de sus deberes como ciudadano, luchó valerosamente en la guerra del Peloponeso y participó con gran sentido de la justicia en las instituciones de su ciudad.
Pero Sócrates es, sobre todo, una persona que hace de su vida una búsqueda de la verdad. Sócrates asume esta búsqueda como una misión divina a partir del incidente del oráculo de Delfos, que provoca en él una crisis espiritual. El oráculo responde a Querefón: «Ningún hombre viviente es más sabio que Sócrates», queriendo expresar que otros hombres ignoran el verdadero saber que nos dice cómo conducir rectamente la vida, cómo cuidar el alma y “hacerla tan buena como fuera posible”.La vida de Sócrates se funde así con su filosofía, del mismo modo que la virtud con el conocimiento.Cuidar el alma es cultivar el pensamiento racional y basar la conducta moral en un verdadero conocimiento de los valores morales. La theoría se convierte en práxis.
Sócrates fue procesado y condenado a morir. Se le acusó de no rendir culto a los dioses del Estado y de introducir prácticas religiosas nuevas y poco conocidas además de corromper a los jóvenes. Los motivos de una acusación tan ambigua los tenemos que buscar en los sucesos políticos anteriores a este hecho. La restaurada democracia le reprochó a Sócrates el haber sido maestro de dos de los grandes tiranos del gobierno de los treinta: Alcibíades y Crítias y vio en su condena una forma de reforzar la democracia. Sócrates asume su condena a muerte, rechazando la alternativa: el destierro. También rechazó la ayuda de sus amigos para escapar, pues pensaba que la sentencia, aunque injusta, había sido dictada por un tribunal legítimamente construido. Escapar sería un crimen contra el Estado y un acto de traición a las ideas que había proclamado. Murió al suministrarse a sí mismo cicuta...
Afinidades y diferencias con los sofistas
Sócrates comparte con los sofistas su interés por el hombre, su interés por la educaci6n y su interés por las cuestiones políticas y morales.
Se distingue fundamentalmente:
a) Su posición no es relativista: su objetivo es la búsqueda de verdades universales, fijas, eternas. Sólo de esta forma pueden, para Sócrates, determinarse unas normas de conducta y unos criterios que nos permitan juzgar tanto las acciones individuales, como los códigos morales de los diferentes Estados.
b) Su actitud ante la política: el sistema político debe tener fundamento único (no relativismo, no convencionalismo).Sometimiento a la legalidad por parte del ciudadano, aunque sean leyes injustas. El camino para perfeccionar, cambiar el sistema político será la interioridad individual, el convencimiento personal a través del conocimiento de lo que debe ser el "auténtico" Estado. (El cambio del conjunto de ciudadanos supondría el cambio del Estado). (El ejemplo de su muerte).
c) Su forma de entender la enseñanza: no enseña normas, doctrinas o teorías, sino que pretende ayudar a cada individuo a descubrir la verdad.
d) Su método: conversaciones, discusiones basadas en el diálogo: método dialéctico, opuesto al de los sofistas, el cual estaba basado generalmente en el mon6logo, explicaciones generales, en *amplios y ampulosos discursos", comentarios de textos (poemas, mitos).
e) El objetivo básico de su enseñanza es la ética: la práctica consciente de la virtud, el bien, la justicia... No enseña a triunfar en política, a saber gobernar, sino a ser responsables, "buenos ciudadanos" (no ciudadanos con éxito). A diferencia de los sofistas Sócrates no pretende enseñar la virtud, sino comprometerse en su búsqueda. Sócrates busca una virtud universal, aplicable a todo ser humano sin distinción. Si la virtud es lo que permite realizar una actividad o una función de un modo excelente, la consecución de esta virtud universal del ser humano exigirá el conocimiento de la función primordial, de la finalidad de la vida humana. Este conocimiento ha de buscarse en uno mismo: “Conócete a ti mismo”, como reza la inscripción del frontón del templo de Apolo en Delfos.
Ser virtuoso exige conocer la virtud: la virtud es conocimiento; como consecuencia, la moral socrática es una moral intelectualista (intelectualismo moral), ya que rechaza que se pueda hacer mal de forma consciente.Quienes desean y hacen el mal actúan por error, confundiendo el mal con el bien.
El diálogo: El método dialéctico o diálogo socrático consiste en conversaciones y disputas que mantiene no tanto para rebatir las opiniones de los demás y afirmar las propias como para buscar la verdad e inducir a todo el mundo a meditar sobre temas éticos y políticos (finalidad práctica).Su conversación trataba siempre sobre cosas humanas: qué es lo divino, lo humano, la belleza, la fealdad, prudencia, cobardía, el gobernante .La palabra viva es, pues, para Sócrates el lugar de encuentro con la verdad. A través del diálogo con sus interlocutores se recorre un discurso que parte de lo deseado para llegar a lo deseable, de lo útil para llegar a lo bueno, de lo aparente para llegar a lo real, del placer a la felicidad, de lo particular a lo universal. El resultado de esta inducción es el concepto universal que se nos da en la definición, la esencia de lo que consideramos justo, bueno, o bello.
El método socrático:
¿Cómo se puede buscar esa virtud universal? ¿Qué método se ha de emplear? Sócrates encuentra la respuesta en el método mayéutico, que compara con el arte de las comadronas (en honor a su madre Fenarete). Sócrates a través del diálogo ayuda a que los interlocutores “den a luz”, es decir, lleguen a conocimientos propios y más verdaderos.Por lo tanto su trabajo consistirá en ayudar a “parir.”
Para Sócrates no podemos descubrir lo universalmente verdadero a través de la observación de las cosas, que sólo nos informan de lo particular, pero podemos conocerlo reflexionando sobre el lenguaje acerca de las cosas, en el que se desvela la verdad.
La esencia del método empleado por Sócrates comienza por la ironía.Este comienzo tiene efectos críticos. Sócrates parte del reconocimiento de su propia ignorancia. (La convicción de la propia ignorancia es el primer paso para adquirir conocimiento). Pero a la vez somete a sus interlocutores, que “supuestamente son muy sabios y están muy informados”, a un hábil interrogatorio a través del cual irán apareciendo las contradicciones internas de sus opiniones.Frente al dogmatismo y el relativismo del sofista, la ironía socrática elimina errores, opiniones superficiales, y creará un estado de duda que favorecerá la consecución de la verdad.
El segundo paso del método sería la mayéutica. Es el momento en que Sócrates ayuda a parir la verdad. Consistiría en ir recogiendo diferentes ejemplos que puedan ir concretándose en aquello que se está investigando. Sería un proceso inductivo.El último paso del método consistiría en, a través de la consideración de los ejemplos, llegar a una definición general.
Ejemplo del proceso:
1 ‑ Sócrates pregunta por el significado de un concepto importante para la vida, por ejemplo ¿Qué es el valor? El interlocutor responde indicando una diversidad de ejemplos de valor tomados de la experiencia sensible, como el “valor es una forma de resistencia”
2. Sócrates pretende que el interlocutor se dé cuenta de que se investiga un concepto problemático. Para ello pregunta si cada uno de los ejemplos de valor son siempre buenos o dependen de las circunstancias. El interlocutor descubre que los ejemplos nos conducen a contradicciones y reconoce que ignora lo que creía saber: «sólo sé que no sé nada». La resistencia puede ser terquedad. Se crea la auténtica disposición hacia el conocimiento.
3. Sócrates pregunta por la esencia del valor, aquello que de común tienen todas las acciones que consideramos valerosas.
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Texto complementario:(“Apología de Sócrates”.29c)
"Y si me dijerais: "Ahora, Sócrates, no vamos a hacer caso a Anito, sino que te dejarnos libre, a condición, sin embargo, de que no gastes ya más tiempo en esta búsqueda y de que no filosofes, y si eres sorprendido haciendo aún esto, morirás"; si, en efecto, como dije, me dejarais libre con esta condición., yo os diría: "Yo, atenienses, os aprecio y os quiero, pero voy a obedecer al dios más que a vosotros y, mientras aliente y sea capaz, es seguro que no dejaré de filosofar, de exhortaros y de hacer manifestaciones al que de vosotros vaya encontrando, diciéndole lo que acostumbro: Mi buen amigo, siendo ateniense, de la ciudad más grande y más prestigiada en sabiduría y poder, ¿no te avergüenzas de preocuparte de cómo tendrás las mayores riquezas y la mayor fama y los mayores honores y, en cambio, no te preocupas ni interesas por la inteligencia., la verdad y por cómo tu alma va a ser lo mejor posible? Y si alguno de vosotros discute y dice que se preocupa, no pienso dejarlo al momento y marcharme, sino que le voy a interrogar, a examinar y a refutar, y, si me parece que no ha adquirido la virtud y dice que sí, le reprocharé que tiene en menos lo digno de más y tiene en mucho lo que vale poco. Haré esto con el que me encuentre, joven o viejo, forastero o ciudadano, y más con los ciudadanos por cuanto más próximos estáis a mí por origen. Pues esto lo manda el dios, sabedlo bien, y yo creo que todavía no os ha surgido mayor bien en la ciudad que mi servicio al dios. En efecto, voy por todas partes sin hacer otra cosa que intentar persuadiros a jóvenes y viejos, a no ocuparos ni de los cuerpos ni de los bienes antes que del alma ni con tanto afán, a fin de que ésta sea lo mejor posible, diciéndoos: 'No sale de las riquezas la virtud para los hombres, sino de la virtud, las riquezas y todos los otros bienes, tanto privados como públicos. Si corrompo a los jóvenes al decir tales palabras, éstas serían dañinas. Pero si alguien afirma que yo digo otras cosas, no dice verdad". A esto yo añadiría "Atenienses, haced caso o no a Anito, dejadme o no en libertad; en la idea de que no voy a hacer otra cosa, aunque hubiera de morir muchas veces".——————————
Jenofonte: Recuerdos de SócRates
Pues es el caso que una vez Antifonte, queriendo arrebatarle los acompañantes, acercose a Sócrates y, estando delante aquéllos, habló así como sigue: «Sócrates, yo confieso que creía que los que se dedican a la sabiduría tenían que venir a hacerse más felices; pero lo que es tú me parece que has sacado del filosofar los frutos más contrarios de eso. A la vista, pues, está que vives de una manera que no habría un esclavo que tratado de ese modo por su dueño lo aguantara: manjares que comes y bebidas que bebes, de lo más barato, y de vestido, andas envuelto en uno no ya sólo barato, sino el mismo para verano y para invierno, y te pasas la vida descalzo y sin camisa. Y más aún, dinero, por supuesto, te niegas a tomarlo, cosa que ya sólo de recibirla alegra y que, guardada en tu poder, te permite vivir más libre y más agradablemente. Así que si, igual que en los demás oficios los maestros sacan a los aprendices imitadores de ellos mismos, tú también por ese camino llevas a los que están contigo, ve teniendo por cierto que eres maestro de miseria.»