El MÉTODO CARTESIANO
Suele decirse que la filosofía moderna comienza con Descartes (1596-1650) en Francia y con Bacon en Inglaterra (1561-1626). El uso del adjetivo moderno implica que hay una ruptura entre la filosofía medieval y la post medieval. Se siente el inicio de algo nuevo. Hay cambio y novedad, pero no es un cambio a partir de la nada. Cada época es heredera en parte de su pasado. Temas comunes en muchos casos y utilización también de muchos términos iguales (aunque con significado diferente). Ir a contextualización
Entre los elementos de ruptura encontramos:
Cambia la forma de expresión literaria, el latín poco a poco irá muriendo.
Frente a comentarios de obras clásicas de Aristóteles, se intenta expresar un pensamiento original.
La filosofía moderna en gran parte se desarrolla fuera de las universidades.
Autonomía de la filosofía, autonomía de la razón (sin pretender que la filosofía se halle libre de presuposiciones teológicas).
Desplazamiento del interés temático. Desde los temas teológicos hacia el estudio del hombre y la naturaleza.
Notable influencia del movimiento científico del renacimiento. La nueva ciencia estimuló la concepción mecanicista del universo. El universo, la naturaleza pueden ser expresados matemáticamente. No hay necesidad de referirse a Dios (aunque sin negar el origen divino del mundo). Interés por tanto en la cuantificación y medida de la naturaleza.
Bacon dará importancia al estudio empírico e inductivo de la naturaleza. Incrementar el poder del hombre y su control sobre la naturaleza. Descartes ve la filosofía como un medio para aumentar nuestro conocimiento del mundo.
Presupuestos generales de la filosofía cartesiana:
La naturaleza se presenta como un conjunto uniforme. Todos los cuerpos se ven sometidos a unas mismas leyes que afectan a lo esencial y no a lo accidental de los cuerpos. Entender la naturaleza, es entender sus leyes, descubrirlas. La única propiedad que se puede predicar del mundo material es la extensión porque sólo ésta puede concebirse de un modo claro y distinto de las demás propiedades. El mundo material es res extensa. Todas las demás propiedades son secundarias, subjetivas, porque dependen del cognoscente.
Una única materia compone el universo y lo conocemos porque es extensa, medible, cuantificable. Esto lleva a una imagen mecánica del universo. Todo es una única realidad formada por partes que se relacionan entre sí según leyes fijas, también el hombre es considerado como una sustancia que posee extensión.
Este universo cartesiano viene explicado por unos pocos principios: materia y movimiento. La materia es extensión. es decir, espacio. La materia en cuanto pura extensión lleva a rechazar la posibilidad del vacío. La multiplicidad de los fenómenos y su carácter dinámico viene explicado por el movimiento de sus partes. El universo presenta una cantidad de movimiento que Dios insufló cuando o creó y que permanece constante. Así el universo es materia en movimiento. El principio del Dios conservador junto al principio de inercia son los 2 principios sobre los que se basa Descartes para su visión. Esta simplificación de la naturaleza intenta unificar la realidad y dominarla mediante un modelo mecánico que resulte fácilmente dominable por el hombre. Es el triunfo de la razón en la construcción de su propio modelo para comprender la realidad. Todo el universo aparece bajo el paradigma de un reloj como una máquina perfecta, donde conociendo el movimiento de una parte se puede saber las consecuencias sobre todo el sistema. Dios es creador y conservador y como decía Galileo, el mundo está escrito en lenguaje matemático.
La ciencia moderna se va a presentar como búsqueda de la verdad, del conocimiento absoluto. La ciencia nos permite alcanzar la certeza en el conocimiento y el progreso en el conocer. Seguridad en la razón. La búsqueda de esta ciencia universal se va a encontrar en la matemática como modelo, un conocimiento seguro del que no cabe duda.
Es el instrumento adecuado que ha de utilizar la razón, no depende de datos sensibles, de lo perceptivo. Sus proposiciones muestran evidencias. La matemática siempre había gozado de un papel privilegiado. La revolución viene ahora, cuando se adopta la matemática en el sólo plano racional, en el plano del conocimiento. Es la matemática quien desde lo racional, propone un orden a la naturaleza creada, un orden racional que posibilita hallar, mediante ecuaciones, las leyes de las mismas. Esta matemática exige de unos principios y de un método. La matemática manifestaría no sólo el poder creador de la razón sino también un poder ordenador y con él, evidencias que el conocer lo es en un grado de certeza pero a la vez de intuición. El método matemático consiste en un proceso de análisis y síntesis, de resolución y composición.
El proceso matemático aporta un método racional, creativo, que abstrae y generaliza problemas, su universalidad permite superar el caso concreto, permite el paso de lo singular a lo infinito, permite crear leyes. Lo que importa del método matemático es apreciar que es el elemento constituyente del pensamiento filosófico, se trata de ver las matemáticas como el prototipo de racionalidad conceptual, como el método unitario del pensamiento racional Esta faceta es la que da la clave al papel de la matemática en el racionalismo y en especial en Descartes ya que es la que permite establecer un orden del pensamiento. Orden que para serlo ha de seguir el proceso de análisis y síntesis, y establecer unos principios. Su importancia radica en la estructuración de lo objetivo, por lo cual se convierte en estructuración de la mente.
Por todo ello el saber en Descartes se centrará en establecer el orden y la medida. Descartes asume este hacer matemático y lo eleva al rango de modelo para cualquier otro en el ámbito del pensar, y desde esta base es desde donde hay que comprender su exigencia de método, para la ciencia en general, y la razón en particular. El método lo expondrá en Las Reglas y en El Discurso pero es algo más que reglas, constituye una concepción epistemológica, concepción que muestra el hecho objetivo de la ciencia y el no menos objetivo de quien busca esa ciencia.
Búsqueda de un orden nuevo en la época a todos los niveles:
En lo jurídico- social: normas absolutas internacionales, aunque primero se busca la uniformidad nacional.
En lo individual-social: un estado absolutista que imponga la misma ley a todos
En el plano del conocimiento: establecer un nuevo tipo de naturaleza en el cual los objetos tengan todos las mismas características y estén sometidos a las mismas leyes.
Lo que en definitiva se busca es un orden nuevo que simplifique el caos. El orden nuevo requiere instrumentos. En el ámbito del conocimiento el instrumento ordenador es la razón individual, es la razón enfocada como conjunto de principios que regulan la naturaleza, que controla las pasiones individuales, que gobierna los últimos componentes de cada organismo. Una razón no sometida más que a ella misma, no a la tradición.
La razón se autoelimina del terreno de lo sagrado, ya que las verdades de fe trascienden a la naturaleza y a la razón y al entendimiento humano. Únicamente la razón es importante. La razón no es otra cosa que un conocimiento de la verdad que procede por un orden. Aunque es independiente de todo tipo de creencias, sigue manteniendo unos supuestos inherentes a todo pensamiento, como es la visión mecanicista del universo y el hombre, con la aceptación de la uniformidad del espacio social o físico. Esta razón además requiere de unos métodos que no pueden ser experienciales ni al modo de los antiguos. La razón requiere de unas reglas para dirigir bien el espíritu, para conformar el entendimiento, para estructurar la sociedad. Un método por el cual no sólo se obtengan unos objetivos sino a la vez, aporte la convicción de que con las reglas, lo obtenido posee la certeza.
Toda la clave se va a centrar en el fondo, en la búsqueda de un método racional, con el cual alcancemos no lo apariencial sino lo sustancial
La filosofía de la modernidad está basada en le sujeto, apareciendo bajo distintos nombres: yo, racionalidad, razón, etc. En la modernidad lo que define al sujeto es su razón, (no hablamos pues del sujeto empírico).Se habla de un yo universal y no particular. A pesar de ser una filosofía basada en el sujeto, este sujeto al ser sustancial no se diferencia de otras sustancias. Todo objeto, es un objeto para un sujeto. El sujeto es definido por la razón. Este sujeto que proyecta todo esto es a su vez sujetado, con una filosofía que empieza y acaba con Dios. El sujeto moderno se encuentra ante un caos, se rompe la armonía entre el individuo y el mundo, por lo que el conocimiento no podrá dar la estructura real del objeto, sino que va a depender ahora del individuo, del sujeto cognoscente. Por lo que también la verdad ha de residir en el entendimiento del sujeto y no en la relación del entendimiento con algo exterior. El se convierte en la única realidad sustentante por la que puede pasar el conocimiento, aceptada su limitación llega a la necesidad de un método seguro con el que alcanzar el conocimiento de la naturaleza y de su propia realidad. Así el conocimiento ya no es el mero reflejo del mundo en el individuo sino que ha de ser algo a conquistar, a obtener. Ha de ser la búsqueda de un orden en el caos que muestre el mundo, pero partiendo de nuestra propia razón
En el Discurso del método (en los preámbulos de la obra) Descartes nos muestra como vienen fundamentado según él el saber.
-En primer lugar, el saber que busca Descartes, es un saber con carácter sapiencial, un saber para la vida, que abarca la totalidad del hombre. Al ser un saber último de lo real, este saber culmina en Dios. Dios tiene aquí el carácter de creador, por lo tanto Dios es también el garante y el fundamento de todo saber.
-Pero este saber no nos viene dado por Dios, aunque este sea su garante, sino que es un saber que no existe hasta que no lo genera uno mismo. El saber encuentra su segundo fundamento en la posibilidad de que sea encontrado. Descartes participa aquí de los dos discursos del hombre que hay en la modernidad:
Optimismo: puesto que hay una estructura racional del mundo, hay una adecuación del entendimiento a las cosas.
Pesimismo: dada nuestra situación, eso que es perfecto o sea nuestras facultades del conocimiento, no se encuentran en su uso perfecto. De ahí la necesidad del método.
Querer saber significa ahora querer encontrar el método, el camino. Para Descartes este camino debe organizarse bajo un modelo científico que tenga como modelo paradigmático las matemáticas como ciencia general y la más excelsa, saber modélico del orden y de la medida, sin aplicación a ninguna materia especial, sino a cualquier tipo de objetos. Para Descartes la matemática describe un modo nuestro de conocer lo real. Así el método aparece en Descartes como algo práctico que él mismo ha usado y mostrado como algo teórico, algo sobre lo que reflexionar.
DISCURSO DEL MÉTODO PARA CONDUCIR BIEN LA RAZÓNY BUSCAR LA RAZÓN EN LAS CIENCIAS
El Discurso nos muestra un camino, el camino personal que ha seguido Descartes en su búsqueda de la verdad. Se habla entonces de cómo relacionar aquí lo objetivo con lo subjetivo, lo personal con lo universal. Esta obra está en forma autobiográfica, queriendo mostrar unas conclusiones que quieren ir más allá delo individual, debe ser intersubjetivo comunicable.
Para Descartes todo ser humano está dotado de razón, lo que nos distingue es el uso que hacemos de ella, el método que usamos. La razón tiene un poder ilimitado (Kant no piensa así). La facultad de la razón está en perfectas condiciones. El problema es el uso que hacemos de ella, y él nos va a mostrar su camino, un camino ya experimentado por él y que funciona. Este camino en la búsqueda de la verdad, no está en oposición con los dogmas de la fe. Para Descartes si algo entrara en conflicto con la fe, debiera retirarse. Este nuevo camino parte de la crítica de unos supuestos, los supuestos del saber heredado:
En primer lugar, Descartes sólo se ocupa del saber, entrar en el terreno teológico es según él entrar en el terreno más allá del saber.
En segundo lugar critica al antiguo saber como meramente ordenador, transmisor, sin ningún tipo de novedad. Plantea el saber como algo activo.
En tercer lugar, dice que la verdad ya está dada. No se trata de construir la verdad, sino de construir el método que nos lleva a esa verdad; y es en el método, en el camino, donde podemos tener una experiencia directa con las cosas. Uno debe formarse a sí mismo en el saber. Autodidactismo.
Concluye la primera parte del Discurso, diciendo que el método le ha llevado a lo más lejos para darse cuenta de lo más inmediato. Más que llegar a un conocimiento ha llegado a un autoconocimiento. Todos los experimentos fueron hechos para llegar a la verdad en sí misma y ha encontrado esa fuente de verdad en el yo. Cada yo, cada uno por sí sólo ha de buscar esa verdad. Este yo, fundamento de la verdad, es un yo despersonalizado, modélico, universal.
En la segunda parte del método nos expone las reglas que le han llevado a poner en contacto al yo consigo mismo. Estas reglas van contra la espontaneidad, se trata de manifestar cual es el orden de mis pensamientos bajo el que puede aparecer algo como objeto. Se parte del sujeto para llegar a verdades supraindividuales. En este sentido se trata de eliminar: las fuentes de error, la voluntad de cada uno, la imaginación individual, el subjetivismo. Eliminar también las pretensiones que no han sido demostradas, procedimientos dogmáticos. Se va ante todo contra el criterio de autoridad. La única autoridad a la que se debe atender es a la razón. Cada uno debe madurar, pensar por sí mismo.
Por método , Descartes entiende una serie de reglas ciertas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca algo falso por verdadero, y sin gasto alguno mental, incrementando su conocimiento paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasan su capacidad. La razón por sí sola llegaría a tal verdad porque la verdad es infalible en su camino, sin embargo hay factores que desvían a la razón del verdadero reflexionar: prejuicios, pasiones, impaciencia. De ahí la necesidad de las reglas.
Las operaciones fundamentales de la mente son intuición y deducción. La intuición la describe como la concepción que aparece tan sin esfuerzo y tan distintamente en una mente atenta y no nublada que quedamos completamente libre de dudas en cuanto al objeto de nuestra comprensión. Es una actividad puramente intelectual. La deducción se describe como toda inferencia necesaria a partir de hechos conocidos con certeza.
La duda metódica.
Descartes aplica unas reglas al saber tradicional para comprobar si tienen alguna verdad tan clara y distinta que permita eliminar cualquier motivo de duda. No será lícito aceptar nada que se vea teñido de duda. Aplica sus reglas no a todas las opiniones tradicionales (tarea infinita) sino a aquellos principios sobre los cuales está fundado el saber tradicional. Si caen estos principios, las consecuencias carecerán de valor.
En primer lugar buena parte del saber tradicional pretende estar basado en la experiencia sensible, pero los sentidos a veces se nos muestran como engañadores. Por esta razón rechaza como falsas todas aquellas demostraciones que antes había admitido como demostrativas.
En segundo lugar también la realidad misma se me muestra dudosa en cuanto que a veces se me aparece como distorsionada en el sueño. A veces incluso no podemos diferenciar vigilia de sueño.
Finalmente parece que encontramos en las matemáticas ese saber indudable pues éstas no dependen de los sentidos, siendo válido tanto este saber tanto en la vigilia como en el sueño…Pero, ¿quién me impide pensar que existe un Genio maligno, astuto y engañador que me lleve a considerar evidentes cosas que no son?
La duda se me aparece aquí como hiperbólica, llegando a sectores que antes se me presumían insospechados.
No existe en el saber ningún sector válido. La casa se hunde porque los cimientos están socavados. Nada resiste a la fuerza corrosiva de la duda. Pero no es una duda escéptica. Es una duda procesual, metódica no terminal. Sólo dudaremos de todo mientras fundamentemos de manera firme el edificio del saber. La duda se presenta no como negación de certezas sino como adquisición de certezas. Esta duda metódica, la utiliza Descartes para criticar tanto a los dogmáticos como a los escépticos. Hay que dudar de todo para evidenciar la verdad, para construir un nuevo saber, Esta vez bien fundamentado. Así la duda se presenta como universal, pues se aplica a todo aquello que puede ser dudado; metódica, porque es practicada no por mor a la duda misma, sino como una etapa preliminar en la búsqueda de certezas; es también provisional, ya que desaparecerá en cuanto se hallen certezas y por último es teorética porque no debe extenderse a la conducta. En la vida a veces estamos obligados a seguir opiniones que solamente son probables.El objetivo es repensar la filosofía desde el principio examinando todas las opiniones sistemáticamente con la esperanza de encontrar un fundamento cierto y seguro sobre el cual construir.
No hay otro principio más evidente que este, que yo existo, puesto que para dudar de todo tiene que haber un sujeto que dude. Ni siquiera la aparición de un genio maligno engañador puede poner en tela de juicio esta verdad. Porque si quisiera engañarme, tendría que engañar a alguien que existe, no a una nada. Yo mismo puedo estar engañándome sobre lo que pienso, siento, pero no hay duda de que si me engaño tengo que existir para ser engañado. Por tanto la existencia del yo, la propia existencia es la primera verdad inmutable que se me aparece de una manera clara y evidente en una intuición intelectual. Es la 1ª verdad indubitable y la más segura de todas las que se presentan al que filosofa de una manera ordenada. Esto no implica que nuestra existencia esté más firmemente fundamentada que la existencia de Dios, por lo que respecta al orden del ser, sino sólo en el orden del conocer. Que el hombre es una res cogitans, una sustancia pensante, con conocimiento de lo que significa evidencia y claridad. Bajo este fundamento se deben buscar las demás verdades. El cogito, el pensamiento es el fundamento de dichas reglas porque revela la naturaleza de la conciencia humana que en su calidad de res cogitans es transparente de sí ante si misma.
(Textos complementarios: 55 y 2ª Meditación)
La reflexión de Descartes se concentra en el cogito y su contenido, al que se le plantean ciertos interrogantes fundamentales ¿me abren de verdad al mundo las reglas del método? ¿Son aptas para conocer el mundo? ¿Están adaptadas realmente mis facultades para reconocer lo que no son ellas mismas? En definitiva se trata de sacar al yo de ese solipsismo en el que ha caído y sacarlo al mundo. Se trata de relacionar “lo mío subjetivo con el mundo objetivo”. Para hacer frente a esta serie de dificultades y para fundamentar de manera definitiva el carácter objetivo de nuestras facultades cognoscitivas Descartes plantea y soluciona el problema de la existencia y de la función de Dios.
Siempre dentro del ámbito de la conciencia, Descartes se encuentra con otra idea: La idea de Dios en cuanto sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y por la cual yo mismo y todas las demás cosas existen. (Si es verdad que existen cosas).
Se pregunta si esta idea es puramente subjetiva o si no habría que considerarla subjetiva y objetiva a la vez. Se trata del problema de la existencia de Dios que ya no se plantea a partir del mundo exterior del hombre sino a partir del hombre mismo, o mejor dicho de su conciencia.
La idea de Dios, perfecto, infinito, no puede provenir de mí, sólo puede tener causa adecuada a un ser infinito, es decir, a Dios. Yo no podría haber tenido la idea de Dios, proveniente de mí, porque me habría concedido todas las perfecciones que encuentro en la idea de Dios, lo cual está en contradicción con la realidad. Entonces la idea de Dios procede de Dios.
Además (tercer argumento- prueba ontológica) la existencia es parte de su esencia, sin la cual no es posible tener la idea (esencia) de Dios sin admitir su existencia. Por tanto Dios existe verdaderamente.
Entonces tenemos que al analizar la conciencia Descartes tropieza con una idea que está en nosotros pero que no procede de nosotros y que nos penetra profundamente, como el sello del artífice a la obra de sus manos. Esta idea es utilizada para defender la positividad de la realidad humana y desde el punto de vista de las potencias cognoscitivas su capacidad natural para conocer la verdad y en lo que concierne al mundo, la inmutabilidad de sus leyes. Dios aparece como la garantía de nuestro conocimiento. De este modo el problema de la fundamentación del método de investigación se soluciona de forma concluyente.
La evidencia que se había propuesto a título de hipótesis se ve confirmada por la certeza inicial referente a nuestro cogito, y este con sus correspondientes facultades cognoscitivas, queda reforzada ulteriormente por la presencia de Dios, que garantiza su carácter objetivo. Sin embargo el hombre sigue errando. Pero El error del hombre no proviene de Dios sino del uso que el hombre hace de él. Sólo el hombre es responsable de él. Se trata de subrayar el optimismo ilustrado basado en la idea de razón. Dios crea libremente el mundo. Seguir el método o no es una decisión libre.
(Texto complementario: 57)
El mundo externo se me presenta también como evidencia, dependiente de la idea de Dios creador. Pero también se me presenta esta certeza siguiendo a la razón, y a las ideas que surgen de la razón, por ejemplo: la idea de cuerpo. La idea de cuerpo no puede provenir de los sentidos, ni de la imaginación(los sentidos a veces nos engañan: la cera que se derrite) sino que sólo puede ser concebida por el entendimiento. Lo que concebimos es la extensión. La única propiedad que puedo predicar del mundo material es la extensión porque sólo ésta puede concebirse de un modo claro y distinto de las demás propiedades. El mundo espiritual es res cogitans, el mundo material, es res extensa. Todas las demás propiedades, colores, sabores, olores son secundarias, respuestas a estímulos del mundo físico totalmente subjetivas. No hay más que una materia en todo el universo y la conocemos precisamente por esto, porque es extensa, en longitud, anchura, y profundidad, y únicamente estas propiedades `pertenecen a la sustancia que posee extensión. De aquí seguiríamos con las concepciones que Descartes tiene sobre el universo que ya han sido relatadas en su concepción del mecanicismo.
(Texto 58-59)
Una última consideración con respecto al método cartesiano es su teoricidad. La duda metódica que sirve para fundamentar el saber en el orden del conocimiento, no es válido en el orden de la vida. Descartes propone una moral provisional, mientras se construye el edificio del saber. En la vida no es posible dudar de todo.
Para favorecer el dominio de la razón y eliminar la tiranía de las pasiones, ya en el Discurso del Método, Descartes enuncia y propone como moral provisional algunas normas que más tarde a través de su Tratado sobre las pasiones se han revelado como válidas
1ªMÁXIMA: Obedecer las leyes y las costumbres de mi país, observando de forma constante la religión en la que Dios me concedió la gracia de ser instruido y ajustándome a todas las demás cosas a las opiniones más modernas y más alejadas de todo exceso ( aquí es necesario el sentido común, no se necesita la verdad, sino sólo lo probable. Necesidad de la tranquilidad para buscar la verdad)
2ªMÁXIMA: perseverancia y resolución. Ser coherente aun con las opiniones más dudosas (norma pragmática que invita a eliminar las dilaciones y a superar la incertidumbre y la indecisión, porque la vida no puede esperar)
3ªMÁXIMA: esforzarse siempre por convencerme más a mí mismo que a la suerte y por cambiar mis deseos más bien que los del mundo. 4
4ªMÁXIMA: emplear toda la vida en el cultivo de la razón, empleando el método.
(Texto complementario: 56)
Aquí os dejo una buena presentación de palomafilosofia.files.wordpress.com/2012/12/descartes1-100825190851-phpapp02.ppt