La tecnología text-to-space permite generar entornos tridimensionales interactivos a partir de descripciones escritas en lenguaje natural. Es decir, el usuario escribe lo que quiere ver —una ciudad futurista, una escena histórica, un ecosistema natural...— y la inteligencia artificial lo convierte automáticamente en un espacio 3D navegable. Esta innovación, aún emergente, representa un paso más allá del clásico “text-to-image”, acercando la creación de mundos virtuales a cualquier persona, sin necesidad de saber modelado ni programación.

En el ámbito educativo, sus aplicaciones son prometedoras: se pueden crear escenarios inmersivos para aprender historia, ciencias o geografía, desarrollar simulaciones para resolver problemas complejos, fomentar la narración interactiva o incluso permitir al alumnado diseñar sus propios espacios como parte de proyectos creativos o colaborativos. Esta tecnología tiene el potencial de transformar a alumnado e profesorado en arquitectos de contenidos, abriendo nuevas vías para el aprendizaje significativa e experiencial.