Otra sala dedicada al cinematógrafo fue la del Cine Colón, en calles Colón (hoy Italia) y San Martín, ángulo noroeste, parte sur de la propiedad donde después se instalaría la tienda Barato Argentino, luego Azcárate.

Poco después, Don Antonio Galia abrió su Cine Moderno en el local donde hasta ese momento había funcionado la casa de remates de Garbino y Maya y en el que años más tarde se instalarían las confiterías Tutankamón y París.

Otra sala contemporánea fue el Cine Urquiza, en la vereda sur de la calle del mismo nombre, entre Montevideo e Italia (entonces Humberto Primo) donde luego se construiría el Sanatorio Altuna, más tarde Cometra.

En los primeros años de la década del 50, muchos chicos íbamos a ver cine para niños al Cine Mayo, dispuesto en el salón central que formaba parte del edificio de la Sociedad Italiana de calle Montevideo entre San Martín y Bolívar, donde Alfredo Angelini proyectaba películas de 16 mm en blanco y negro. (Él también lo hacía en el salón parroquial de Santa Teresita.)

Casi todas eran películas de aventuras en la selva o la montaña, protagonizadas por los legendarios personajes de esos géneros: Tarzán y David Crockett, respectivamente. Las del far west de esos años tenían como figuras principales a los cow boys Tom Mix, Búffalo Bill y Alan Ladd (a quien jamás se le despeinó el jopo.) Otra importante saga de películas de aventuras era El Zorro.

Otras proyecciones al aire libre en esa década, las ofrecía Aurelio Cepeda, alias Pato. Recuerdo haberlas visto siendo muy chico, en la Plaza San Martín sobre calle Rivadavia y detrás de la cancha de fútbol del Racing Club, en el Parque Unzué chico.

En las de reír, reinaban Chaplin, El gordo y el flaco, Los 3 chiflados y Buster Keaton. En el género de dibujos animados se destacó el estreno de Peter Pan en el Teatro Gualeguaychú, segunda producción de Disney en Technicolor. (La primera había sido Alicia en el país de las maravillas)

Por esos años la Alianza francesa también exhibía películas en 16mm, (producidas en  Francia) en su sede de 25 de Mayo y Mitre.

Para público general, en las carteleras de esa década prevalecían las grandes producciones de Hollywood. Entre ellas pudimos ver: El Manto Sagrado, Los diez mandamientos, La guerra y la paz, Quo Vadis, Rififí, Cantando bajo la lluvia, El puente sobre el río Kwai, La vuelta al mundo en 80 días, 20.000 leguas de viaje submarino, La ventana indiscreta, Gigante, El viejo y el mar y la última gran producción de la década: Ben Hur. En el género comedias, Jerry Lewis y Dean Martin disfrutaban su época de oro.

Por entonces aquí no prevalecía el cine mejicano pero sabíamos que en sus producciones se destacaban dos figuras estelares: María Félix y Pedro Infante. El género de cine mejicano que sí se hizo muy popular en esa década fue el cómico, protagonizado por Cantinflas.

Entre las películas italianas que vimos en los 50, recuerdo Ladrones de bicicletas, de Vittorio De Sica. Entre las españolas, Marcelino, pan y vino.

No recuerdo con precisión en qué año comenzó a funcionar el cine Palma pero en esa sala vimos Helena de Troya, con Rossana Podestá, producida en 1956, que posiblemente haya sido distribuida en la misma década.

En cuanto al cine nacional, por esos años se produjeron muchas películas, protagonizadas por importantes figuras. Entre las más resonantes de las que se exhibieron acá, recuerdo Los isleros, Las aguas bajan turbias, La casa del ángel y Rosaura a las diez. Por esos años, las figuras más representativas de nuestro cine eran Niní Marshall, Tita Merello, Lolita Torres, Zully Moreno, Pepe Arias, Hugo del Carril y Luis Sandrini.

Las funciones incluían dos películas. Antes de la primera se proyectaba el informativo nacional Sucesos Argentinos y antes de la segunda, los cortos promocionales de los próximos estrenos. En la década siguiente se sumarían las producciones publicitarias de Lowe.