MEMORIAS I - Una porteña

Memorias

-cuatro pequeños homenajes a grandes mujeres-

 

 “En cuanto a la mujer, artífice modesto y poderoso, que, desde su rincón, hace las costumbres privadas y públicas, organiza la familia, prepara el ciudadano y echa las bases del Estado, su instrucción no debe ser brillante. No debe consistir en talentos de ornato y lujo exterior, como la música, el baile, la pintura, según ha sucedido hasta aquí. Necesitamos señoras y no artistas. La mujer debe brillar con el brillo del honor, de la dignidad, de la modestia de su vida. Sus destinos son serios; no ha venido al mundo para ornar el salón, sino para hermosear la soledad fecunda del hogar.”  

(Juan Bautista Alberdi)[1]

 

Relato I: “Una Porteña”

En el corazón impresionable de una dama, se había grabado esta melodía; y con aquella espontaneidad de que las Porteñas son tan ricas, se convirtió en la valsa que publicamos en este número.”[2]

         Corre el año 1837 en Argentina y el arte, tan joven como el país, busca su lugar en estas tierras. La formación musical es “afuera”, y el hospedaje del aprendizaje radica en Europa.

         Es en este contexto, que nace la primera publicación musical nacional que se conserva, convirtiéndose en el primer registro de partituras del país. El periódico contiene veintinueve composiciones de catorce autores, y, aunque la partitura no es su único contenido –también encontramos artículos, notas, críticas, traducciones de textos publicados en el extranjero- la música, es la protagonista.

Acorde a un diario de la época, fue anunciado su lanzamiento de la siguiente manera:

 “Boletín Musical. Colección de piezas de baile y canto litografiadas que se distribuirá á los suscriptores los lunes de cada semana. La suscripción se compondrá de cuatro cuadernitos y costará 6 pesos. Se admiten suscriptores en la Litografía Argentina calle de la Catedral número 77, y en la Librería Nueva calle de Cangallo número 82. NOTA.- Se suplica á las personas invitadas cuyas respuestas no haya ido a recoger por olvido el repartidor encargado, se sirvan a dirigirlas á la Litografía Argentina, calle de la Catedral número 77.”[3]

         Y es entre obras de Julián Veloz, Remigio Navarro, Nicanor Albarellos, Salustiano Zavalía, Juan Bautista Alberdi, Fernando Cruz Cordero, Juan Pedro Esnaola, entre otros, que en el Boletín Musical Número 6 publicado el 23 de septiembre de 1837 se publica la primera obra –y única del periódico- cuya autora es mujer. Firmada con el geónimo  “Una Porteña”, aparece la “Valsa”, obra precedida por la cita enunciada, y que acorde a la presentación publicada se reconoce en su génesis una melodía de autoría de Casacuberta.  Hay diversas conjeturas sobre la identidad de la compositora, sin embargo con certeza, no ha podido aún ser develada.

Esta historia, la de una Porteña cuya identidad velada grita una realidad desigual, es testigo de una época en la que los capítulos de la historia de la música -en lo que a las mujeres se refiere- están colmados de silencios.

Lejos de ser la única, en el ámbito artístico encontramos por todo el mundo historias como la suya. La idea de la identidad velada ya sea desde el anonimato o bajo una firma sin crédito es una realidad que se ha repetido en diferentes partes del globo. Basta para ello mirar por ejemplo, a la escritora Jane Austen, quien no firmó nunca ninguna de sus obras, inclusive, el clásico “Orgullo y Prejuicio”; que en lo que a su autoría refiere tan solo establece: ‘Una novela en tres partes escritas por una dama’.

¿Y hoy?

¿Qué lugar encuentran las músicas escritas por mujeres en los espacios ‘legitimados’ y ‘legitimantes’ de producción y difusión musical?

Como dice Pablo de Santis en su novela “La traducción”: hay silencios que no son nada, y hay silencios que son insoportables.[4]

 

Patricia Bantar



[1] JUAN BAUTISTA ALBERDI. Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina -XIII-. 1852

[2] MELANIE PLESCH. BOLETÍN MUSICAL 1837.  Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, Dirección Provincial de Patrimonio Cultural Archivo Histórico “Dr. Ricardo Levene”. Universidad Nacional de La Plata, Secretaría de Extensión Universitaria, Dirección de Cultura. Museo de Instrumentos Musicales “Dr. Emilio Azzarini”.  La Plata, 2006

[3] Ídem

[4] PABLO DE SANTIS. La Traducción. Ed. Seix Barrial. 1997