La Educación emocional es una herramienta fundamental de prevención contra los preocupantes síntomas de nuestra sociedad, como la ansiedad, el estrés, la depresión, el consumo de drogas, la violencia de género y otros. Este analfabetismo emocional como cita Rafael Bisquerra, puede prevenirse, si se adquiere y fortalece una competencia emocional que favorezca las relaciones sociales e interpersonales, facilite la resolución positiva de conflictos, promueva la salud física y mental, y además contribuya a mejorar el rendimiento académico.