El niño motivado y comprometido con la situación de aprendizaje creada, se sumerge en un mundo de letras, gestos y palabras, que ya no son ajenos a su entorno, porque los ha ido construyendo al mismo tiempo que construía su juego. Así, La necesidad de palabras y expresiones del nuevo idioma será el motor que hará evolucionar su lenguaje sin dejar de sonreír e imaginar.