PRESENTADO EN EL ENCUENTRO PIZARRA 2018
Claudia Uzkuras y Janet Val Tribouiller
Con todas estas preguntas planteadas y con las que surgirán, quisiéramos adelantarnos a ese futuro inmediato, para construir estructuras de pensamiento que ayudarán a dar respuestas a situaciones futuras. Quizás para ello, deberíamos reflexionar sobre nuestro presente educativo e imaginar posibles situaciones, creando hoy las herramientas necesarias de pensamiento, que pudiesen facilitar otras miradas, otros modos de comprender el mundo que nos rodea.
Si reflexionamos sobre nuestra contemporaneidad, la inmediatez es una entre tantas de las características emergentes que cada vez más y afortunadamente se cuestiona. Ella es fruto de una creatividad práctica, la hemos incorporado a nuestra vida cotidiana. Hemos tenido que aprender y adquirir la capacidad de procesar información dando respuestas rápidas ante diferentes situaciones cotidianas, dentro de un sin fin de diferentes sistemas o contextos. Sin embargo, qué caracterizará al niño del futuro en relación con las decisiones que hemos tomado hoy. En este mundo veloz no siempre paramos a reflexionar sobre las consecuencias de acciones o decisiones inmediatas. Sabemos que todo efecto será la causa del mañana. ¿Por qué habría que considerar las pausas en cada acción?
La inmediatez, es uno de los efectos producidos por las nuevas tecnologías de la comunicación y la información en nuestra vida cotidiana, es un elemento emergente dentro de nuestro sistema, es el efecto que vivimos hoy, sin embargo ¿Tienen los niños que adaptarse a dicha inmediatez? ¿Porqué o para qué? Pese a que sabemos que los niños están preparados para adaptarse y vivir con ella ¿Puede que se nos escape de las manos no tener en cuenta que para su desarrollo sea necesario un ritmo diferente? ¿Cuales podrian ser las causas de la inmediatez de la información en nuestras vidas? En nuestras aulas, si observamos, existen nuevas maneras de actuar y ciertos hábitos frente a la resolución de problemas así como nuevas conductas sociales, que a veces nos asombran, pero, falta mucho por investigar para dar una respuesta a los cambios que se producen y en la velocidad que ocurren. ¿Puede el docente seguir esos ritmos y formarse acorde con ellos? Aquí se desprende nuestra gran tarea, la de proyectar a largo plazo y de manera holística un futuro, porque de lo contrario, quizás, ese futuro sería reflejo de una visión parcial en la que se pierde la oportunidad de dar una respuesta más integradora a todos los conflictos o las necesidades de los niños.
Actualmente, observamos diversas tendencias pedagógicas, que buscan fortalecer ciertos estilos de pensamientos con sus consiguientes habilidades. Podemos nombrar, el pensamiento computacional, el pensamiento lateral, el pensamiento divergente, pensamiento crítico, el pensamiento creativo entre otros que van surgiendo de la mano junto con cada modelo pedagógico que se pone en práctica. Si nos preguntamos, qué tienen en común todos estos estilos de pensamientos, la respuesta podría ser quizás; la búsqueda de la libertad creativa en un Yo rico en experiencias repleto de autoestima, confianza, curiosidad e imaginación sin fronteras, que son compatibles con diferentes formas de reflexión fundamentadas en un diálogo y en la exploración.
Sin embargo, sabemos que la creatividad es esa capacidad de pensar y de jugar, sinónimos que necesitan de un entorno variado y de distintas habilidades para llegar a alcanzar ese bienestar que produce el crear en libertad. Por no mencionar que se trata de un proceso que suele ir acompañado de un mejor conocimiento personal y grupal. Creemos que la tolerancia, la aceptación del otro, la violencia pueden cambiar si cambia en nosotros mismos, si al menos somos capaces de detectar honestamente nuestras necesidades y darle en la medida de los posible respuesta. Además, sabemos que no creamos solos, básicamente por que no crecemos solos, estamos inmersos en un universo creador, como dice Joseph O’Connor en su libro Introducción al Pensamiento Sistémico […] cada persona es un sistema que vive en un mundo de sistemas. Todos vivimos inmersos en el complejo sistema bien sea la naturaleza, las poblaciones o ciudades o las relaciones entre otras tantas que funcionan también como sistemas propios con sus propias reglas y estructuras. Tenemos sistemas mecánicos, como los ordenadores, los coches o las cadenas automatizadas de montaje y producción. Tenemos sistemas políticos, sistemas económicos y sistemas ideológicos, por ejemplo. Cada uno de estos sistemas funcionan como un todo en el que se combinan muchas partes distintas. (O’Connor et al, 1998, p. 29)
En educación artística, un ejemplo de sistema que ayuda a reconocer los diferentes procesos plásticos dándoles un significado particular y único, podría ser la propuesta Triangular de Ana Mae Barbosa que pone de manifiesto la necesidad de la educación artística en las escuelas, desde los primeros años. Siendo la educación artística un aspecto fundamental para el desarrollo cultural de la sociedad. La producción de conocimiento y la capacidad intelectual están conectados entre sí y a la vez con el pensamiento divergente y visual, sobre todo si queremos un desarrollo colectivo, donde la percepción, la imaginación y la reflexión nos conduzcan a una transformación social beneficiosa para toda una comunidad.
La teoría de sistemas pone de manifiesto que se trata de un campo interdisciplinar y trata de encontrar propiedades comunes entre otros sistemas interconectados. El enfoque sistémico es una manera de comprender los objetos y los fenómenos desde una perspectiva integradora. Partiendo de este enfoque imaginamos al niño del futuro con un pensamiento multidimensional, con una mirada amplia favorecida por un pensamiento crítico, ético y creativo.
Esa es nuestra respuesta para nuestro hoy, respuesta que va más allá de una tendencia pedagógica, de un visón empresarial, de un entusiasmo momentáneo o una aplicación de programas exitosos.
Sabemos que todos los estilos de pensamientos forman parte del sistema en el que se produce y en el que estamos inmersos. Dichos pensamientos se desarrollan, se retroalimentan, se nutren, en una fascinante y compleja coyuntura histórica. Es este aspecto donde quisiéramos profundizar, quizás responder desde una visión holística que el pensamiento creativo es un pensamiento sistémico.
Posiblemente sea útil abordar los nuevos retos en educación desde un pensamiento filosófico para actuar comprometidos con el desarrollo de nuevas ideas, para optimizar las condiciones de vida de todos. Para comprendernos como miembros capaces de entender el punto de vista de los demás que se esfuerzan solidariamente por descubrir el sentido del mundo y de la sociedad en la que vivimos. Se trata de una propuesta educativa que brinde a los niños instrumentos adecuados en el momento en que comienzan a interrogarse acerca del mundo. Juntos con los demás enfoques o metodologías podríamos crear el contexto adecuado al momento del estudiante, durante su proceso de aprendizaje, acompañándolos a encontrar aquellas respuestas, que necesitan para descubrir el mundo, o mejor dicho su mundo. Quizás esta actitud de indagación creativa pueda permanecer en el tiempo, manteniéndose vivo en ellos una actitud crítica, curiosa, creativa y empática con el otro. Las herramientas necesarias para alcanzar este objetivo no son tan inalcanzables, si consideramos que el juego, la exploración y una actitud artística cargadas de propuestas creativas donde se permite cometer errores. Es el ensayo-error una parte de los procesos científicos, entre otros, en los que se consideran procesos de investigación y experimentación, pero ¿podríamos extender esta idea en otras áreas de la educación? Aquí las nuevas tecnologías puede que tengan un lugar, un papel importante, si estas se convierten en herramientas de creación y de indagación. Sin olvidar, que habría que tener en cuenta una batalla a la inmediatez en la que se incluya pausas para la reflexión y el diálogo compartido. Donde los procesos de aprendizaje no sean unilaterales, donde se toma en cuenta al otro como a uno mismo…. Al fin de cuentas, el rol del docente quizás sea el de proporcionar habilidades para observar, mirando poéticamente al mundo que nos rodea además de estimular la autonomía del niño. Quizás también rol del docente sea educar en el compartir la risa y el gozo que produce el error cuando se percibe como una aventura de aprendizaje. Apartando el tiempo, para dejar el vacío necesario, el espacio, en el que habitan la curiosidad, la indagación y el asombro. Quizás la importancia de la pausa radica en la posibilidad que nos ofrece para conectar con el entusiasmo y la inspiración.
Bibliografía
BARBOSA, A.M. A imagem no ensino da arte. Sao Paulo, 1994
NOMEN Jordi , El Niño Filósofo: Como enseñar a los niños a pensar por sí mismos, Arpa Editores, 2018
O’CONNOR Joseph Ian McDermott. Introducción al Pensamiento Sistémico. Ediciones Urano. Barcelona 1998
LIPMAN Matthew, En busca del sentido. Ediciones de la Torre. Madrid 1989
SÁTIRO, A. Pedagogía para una ciudadanía creativa. Creamundos nº 9 p.33 (2011)
SÁTIRO, A Identidad y filosofía para niños. Creamundos nº 9 p.5(2011)
VAL TRIBOUILLIER Janet, Otra mirada a la infancia; Itinerario Educativo y aproximación al desarrollo en la primera infancia. Teresa Aizpún Bobadilla y otros autores. Editorial Omm Press Educación. 2017
Enlaces de interés.
http://vendonubesdecolores.blogspot.com/
http://intrepidartinternacionalaravaca.blogspot.com/