18 DE DICIEMBRE

Deseo un 2025 en el que cada niño y niña que asiste a la escuela descubra que aprender no se trata solo de esforzarse más o dedicar interminables horas al estudio, sino de hacerlo de manera más provechosa y efectiva. 

Un futuro en el que las estrategias de aprendizaje sean fundamentales en la formación escolar, y donde cada persona sepa que tiene el poder de mejorar, independientemente de sus circunstancias o puntos de partida. Este deseo se basa en un principio clave: enseñar al alumnado cómo aprender para que puedan maximizar su potencial. Estrategias como la práctica espaciada, la autoevaluación, o la elaboración de explicaciones no son solo herramientas, sino habilidades que transforman el tiempo dedicado al estudio en oportunidades de comprensión profunda. 

Deseo aulas donde los docentes enseñen a sus alumnos no solo qué estudiar, sino cómo hacerlo. Lugares donde se valore tanto el progreso como el proceso. Donde la metacognición –pensar sobre el propio pensamiento– sea parte de cada planificación. Así, el alumnado no solo lograría mejores resultados académicos, sino también mayor confianza en sí mismos, aprendiendo a enfrentar desafíos con eficacia y confianza.

Mi deseo para 2025 es que estas estrategias sean accesibles para todos los niños, sin importar su contexto. Que aprender a aprender sea un derecho.