Siempre parece imposible… hasta que se hace.
Bogotá
Nuestro viaje al caribe, fue planeado con mucho tiempo. Viajamos primero a Bogotá donde nos recibieron Laura y el Rulo, y con quienes caminamos las calles de La Candelaria, conocimos Usaquén, y visitamos la laguna y el pueblo de Guatavita.
En Bogotá pasamos hermosos días, de sol y de lluvia, porque su tiempo es así, siempre va a mojarte una lluvia en la calle, y siempre va a iluminarte el rayito de sol, y si no sale el sol, la amabilidad y la amistad colombiana lo harán.
Mucho amor y mucha amistad en la capital colombiana, risas, comidas, paseos, todos los ingredientes de la felicidad...
San Andrés, Colombia
Maravillosa isla en el Caribe, más cerquita de Nicaragua que de Colombia, y con idiosincrasia propia. Sobre el mar, protegida por los manglares, por debajo son sus barreras de coral las que custodian este lugar hermoso de las tempestades caribeñas.
Su gente es raizal, y los conocimos en el interior de la isla, lejos del centro, donde pudimos decirles vecinos, saludarlos en el mercado, escuchar sus historias de lucha y de olvido. Compartir una cerveza, una charla y siempre unas risas con los raizales fue lo que más enriqueció nuestro viaje.
Pero claramente estábamos en el caribe, y sus playas de arena blanca, y su mar de muchos colores eran el cuadro que veíamos y disfrutábamos todos los días. Buceamos juntos con Ari por primera vez, y fue una experiencia inolvidable para los dos. Amamos las profundidades de San Andres, que tienen una biodiversidad admirable. Jugamos al voley con amigos hasta el atardecer (donde no se podía estar más en la playa).
Un destino hermoso! Y más cercano de lo que parece.