CAMBIOS EN LA SOCIEDAD FEUDAL PARTIR DEL SIGLO XI
Entre los siglos XI y XIII, la rígida y cerrada sociedad feudal europea comienza a experimentar cambios paulatinos en todos los órdenes de la vida social. Un elemento importante que contribuirá a generar estos cambios en la organización feudal será el cada vez más frecuente movimiento de personas por razones económicas, sociales o religiosas. Este desplazamiento generará un fluido transporte de productos e ideas por las rutas a los diversos puntos de Europa, rompiendo con el aislamiento del feudalismo.
En parte, este proceso se debió al propio desarrollo y expansión de la economía feudal, que generó un aumento en la producción agrícola al incorporar una mayor cantidad de tierras, y al implementar nuevos instrumentos de labranza y nuevas técnicas de trabajo -por ejemplo, la rotación de cultivos- que hicieron que en la misma porción de territorio se pudieran realizar cosechas más abundantes.
Estos cambios en la producción posibilitaron una mejor alimentación y un mejoramiento de la calidad de vida de la población, que a su vez, ofrecieron las condiciones para un aumento de la población europea de hasta un 30 %. La consecuencia de este proceso fue que las sociedades de aquellos tiempos tuvieron que enfrentarse con el problema de satisfacer las necesidades de la población en aumento. Y esto repercutió al mismo tiempo en el crecimiento de las diversas actividades económicas.
Analicemos más detalladamente este proceso de expansión económica e identifiquemos sus elementos principales:
- Un crecimiento sostenido de la población.
- La producción de excedentes o sobrantes agrícolas, lo cual impulsó el intercambio de los mismos con fines de lucro, ya que se producía no sólo para el consumo particular, sino también para la venta.
- El desarrollo de un sistema monetario, financiero y comercial dedicado a operaciones a nivel regional, interregional o internacional.
- El crecimiento de los excedentes de las cantidades de dinero o capitales como resultado de las ganancias producidas por ese movimiento comercial.
- La conexión más fluida entre distintas regiones, incluso muy lejanas de Europa occidental, como las costas del Mediterráneo y el Lejano Oriente.
- El desarrollo de las ciudades (llamadas burgos) como importantísimos mercados (espacios de intercambio comercial).
- Las expediciones comerciales terrestres y marítimas que partieron de los principales burgos y ciudades-puerto. Génova, Venecia y Barcelona dominan ahora el Mediterráneo. Más tarde, se agregan Brujas y Londres.
- La organización de las ferias en las ciudades y puertos, sobre todo en aquellas que se establecieron en la zona del norte de Francia y Alemania, y en Bélgica y Holanda. En ellas se comercializaban productos elaborados en talleres artesanales, alimentos y además se realizaban operaciones financieras, como la extensión de créditos: nacen así las entidades bancarias, que realizan préstamos y obtienen ganancias de los intereses.
Los cambios y avances económicos recién nombrados pusieron en condición a los europeos para realizar expediciones militares en aquella época.
A fines del siglo XI, el papa Urbano II convocó a todos los cristianos a marchar hacia el Cercano Oriente para recuperar el Santo Sepulcro de Jesucristo en la ciudad de Jerusalén, que se hallaba en territorios en poder del Islam. A esa convocatoria a luchar en contra de los musulmanes se la llamó cruzada. Recordemos que el Clero (una de las clases sociales más beneficiadas en la Edad Media) era quien controlaba la vida político-cultural de la época, y es por esto que se logró incentivar a la población cristiana a realizar una inmensa expedición.
Se pueden mencionar ocho cruzadas. La primera tuvo su inicio en 1096 y la ultima en el año 1270.
Las cruzadas tuvieron sus consecuencias más allá del plano bélico o religioso, ya que también fueron utilizadas para comercializar con los pueblos que se encontraban en el camino que eran utilizados por los cruzados para marchar al Cercano Oriente.
Reactivación del comercio
Además dichas expediciones permitieron contactos comerciales con el Lejano Oriente. Esto favoreció la obtención de ganancias a partir de la importación de artículos que no se producían en Europa, algunos de primera necesidad como los condimentos (llamados especias) y otros suntuarios como las sedas que, al ser muy baratos y abundantes en aquella zona, daba la posibilidad a los comerciantes de lograr un muy buen margen de ganancia en la reventa.
También hizo su reaparición la moneda, acuñada con oro y plata en estado puro, lo cual agilizó las operaciones comerciales en lugar del trueque de productos, pero hizo cada vez más necesaria la acumulación de los metales preciosos para tal acuñación. También hicieron su aparición los cambistas, aquellas personas que disponían de monedas de diversas regiones y las intercambiaban a quienes lo necesitaran.
Una de las consecuencias importantes de aquel gran movimiento comercial en las ciudades-puerto será la constitución de gremios o corporaciones, asociaciones socio-profesionales para la defensa de los intereses de sus miembros.
Estas organizaciones tratarán de establecer una estricta vigilancia sobre sus respectivas actividades, controlando los salarios y la producción de los artículos a través de un sistema de pesas y medidas, que finalmente determinaban el justo precio de las mercaderías.
Cambios Sociales y Lucha de intereses
En las zonas rurales los campesinos comenzaron a roturar nuevas tierras, es decir, que se las araba por primera vez. Estas tierras se encontraban más allá de los límites de los señoríos. Esto significó para los campesinos el acceso a un modo de vida que desconocían, pues pudieron escapar poco a poco de la dominación de los señores feudales, fundando nuevas aldeas y disponiendo de los bienes producidos en su totalidad. Incluso hubo señoríos que comenzaban a otorgar libertad absoluta a los campesinos que quisieran abandonar definitivamente el feudo, ya que el trabajo de los siervos no resultaba rentable, porque las tierras cedidas a éstos para trabajarlas aumentaban constantemente su precio - por ser un factor fundamental en la producción de excedentes agrícolas-. Para poder aprovechar mejor su valor, a los señores no les quedaba más alternativa que arrendar -alquilar- sus tierras o liberar a los siervos para poder venderlas.
Sin embargo, esta apertura dio lugar a grandes y a veces sangrientos conflictos, ya que la liberación de los siervos o el arrendamiento de las tierras dejaba a las personas sin la protección señorial, lo que significaba, por ejemplo, que muchos ex-siervos y quienes alquilaban las tierras quedaran expuestos al desempleo y a las crisis agrícolas. La lucha se extendió a las ciudades, hacia las que emigraban los siervos liberados en busca de trabajo. Hacia el siglo XIV, la servidumbre ha desaparecido en gran parte del territorio europeo, pero el campesino libre, ahora aislado y socialmente desprotegido, es explotado tanto en la ciudad como en el campo.
Dentro de los centros urbanos, los sectores sociales más bajos (constituidos mayormente por trabajadores empleados en talleres y comercios) y el sector de la burguesía (considerado como un sector medio) se oponen a los gobiernos de las ciudades dominados por la clase alta o aristocracia, que basaba su poder social en la conservación de las características del sistema feudal y señorial. Por eso, tanto el sector de la burguesía como el de los trabajadores comienzan a organizarse para tratar de arrebatar, por medios pacíficos y violentos, los gobiernos de los burgos a las aristocracias.
En lo que hace a la nobleza, el siglo XIV la encuentra en decadencia. La desaparición de las obligaciones de vasallaje coloca a la nobleza bajo una dependencia creciente de la realeza, que concentra una mayor autoridad política y militar. Es por eso que el poder político - administrativo se desconcentra de los feudos para concentrarse cada vez más en la realeza. Así que, en realidad, la nobleza pasa a ser más una clase de propietarios agrícolas y comerciantes que apuestan a la acumulación de capitales y a su ennoblecimiento por obra y gracia del rey, o mercenarios que marchan a la aventura de alguna campaña militar. Parte de esta nobleza tratará de conseguir privilegios de la realeza, a través de la incorporación a la administración estatal como funcionarios de alto o mediano rango.
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