Este sendero tiene una longitud aproximada de 530 metros. Aunque en general el recorrido es plano, hacia el final encontrarás una pequeña pendiente que deberás subir para concluirlo.
Aquí podrás explorar tres tipos de vegetación muy diferentes entre sí (contexto), junto con la fauna asociada a cada uno:
La vegetación riparia, que bordea el canal de riego abandonado. En este ambiente se ha formado un hermoso bosque de galería, donde destacan las grandes higueras (Ficus spp.), y en las zonas más húmedas crecen helechos gigantes (Acrostichum danaeifolium) y papiros (Cyperus papyrus).
El pastizal y huizachal, donde también es posible observar algunas palmeras.
La selva baja caducifolia, que ocupa la parte alta de la ladera y en donde terminarás tu recorrido. Aquí encontrarás especies como la pitaya cimarrona (Pachycereus pecten-aboriginum), los nopales (Opuntia spp.), mimosas y el palo de fierro (Caesalpinia cacalaco), entre muchas otras.
La presencia de ambientes tan distintos en un espacio relativamente pequeño es lo que da nombre a este sendero: la dualidad entre lo húmedo y lo seco, lo plano y lo inclinado.
A lo largo del recorrido, además de la vegetación, podrás observar diversas especies de fauna, como ranas, sapos, e incluso algunos mamíferos, entre ellos el coatí (Nasua narica) o el jabalí de collar (Dicotyles tajacu).
Recuerda que cada paso es una oportunidad para conectar con la naturaleza, aprender y reconocer el valor de conservar estos espacios, así que disfruta tu recorrido y usa todos tus sentidos.