Este sendero de aproximadamente 193 metros (o 386 metros si se recorre de ida y vuelta por el mismo camino) ofrece una primera mirada a la riqueza natural de la reserva. A lo largo de su recorrido, es posible apreciar especies características de la selva seca, como el arete o margarito (Cynophalla flexuosa), la coliguana (Cordia seleriana) y el llamativo ojo de perico (Zinnia maritima), cuyas flores de vivos colores atraen a distintos visitantes alados.
Con un poco de suerte, también se puede observar al Arendera vesicaria (bejuco de cuaresma/camote bilma), una planta trepadora que aprovecha la vegetación para alcanzar la luz, así como a algunas aves emblemáticas de la región. Entre ellas destacan el colibrí zafiro orejas blancas (Hylocharis leucotus), de vibrantes destellos verdes, y el colibrí canelo (Amazilia rutila), fácilmente reconocible por su tono rojizo.
Caminar por este sendero no solo es recorrer un espacio breve, sino asomarse a la diversidad de formas, colores y sonidos que hacen de la selva seca un ecosistema único.
En el botón que está a continuación encontrarás un mapa interactivo que podrías usar para guiarte en el sendero.