Mito - Italianismos

Original por: Rafael Torres

Preservado por: Guillermo Bermudez-Schell

Origen -

En tiempos antiguos, cuando los lazos entre los dioses y los mortales eran bravos, surgió una historia de ambición desenfrenada y castigo divino que cambiaría para siempre el destino de dos grandes naciones: España e Italia. Cuenta la leyenda que en una noche oscura y tormentosa, en un rincón remoto del Mediterráneo, se encontraron dos hechiceros rivales: el poderoso mago español Alfonso y la astuta hechicera italiana Isabella. Ambos eran caprichosos, buscaban dominar el arte de la magia lingüística. Deseaban el poder de crear palabras y expresiones que pudieran mover el corazón y la mente de los mortales. 

La rivalidad entre Alfonso e Isabella era legendaria y su competencia para crear el idioma más bello y persuasivo era feroz. Durante años, intercambiaron conjuros y encantamientos, cada uno intentaba superar al otro en habilidad y destreza. Trataban el lenguaje del rival como minga mientras que los mortales lo percibían como bel canto.

Conflicto -

Pero un día, pusieron a un lado sus culturas en un acto de desesperación y desafío hacia los dioses mismos, Alfonso e Isabella decidieron unir sus fuerzas en un intento audaz para crear el habla suprema, una fusión de español e italiano que superará cualquier otra lengua conocida por los mortales. Juntos, realizaron un ritual mágico en una covacha. Invocaron los poderes más oscuros y prohibidos del universo. Sin embargo, su arrogancia y codicia atrajeron la mufa de los dioses, quienes recibieron el bochinche de sus intentos con desaprobación desde lo alto del Monte Olimpo. Los dioses entendían que el idioma poderoso iba a ser de yeta para los mortales.


Desenlace -

Como consecuencia de sus acciones, en un resplandor de ira divina, los dioses castigaron a Alfonso e Isabella por sus intentos, y los condenaron durante toda una eternidad en penitencia. Separaron las palabras que habían creado. Se dispersaron por todo el mundo mortal. Tenían la esperanza de que nunca más se unirían para propagar una vendetta

Así, las palabras italianas creadas por Isabella y las españolas de Alfonso se esparcieron por diferentes regiones, con el propósito de evitar un batifondo futuro. Desde entonces, los italianismos se han integrado al español, sin embargo su origen maldito sirve como recordatorio de los peligros de la arrogancia y la ambición descontrolada.

Moraleja: Nunca llevar nuestros deseos al nivel de ambiciones descontroladas y arrogancia porque pueden tener consecuencias.