SOY TAMBIÉN AUTOR DE ESTOS POEMAS:
AL- MUTAMID, EL REY POETA
Rey de Sevilla, rey guerrero, rey poeta,
territorios y pueblos conquistaba,
con la pluma en una mano
y en la otra su brillante espada.
Último soberano de la dinastía Abbadí,
fue Sevilla capital de la poesía,
su ansia de conquista sólo la igualaba
su culto a la belleza, su sabiduría.
Batalló contra un rey cristiano
empeñado en reconquistar Sevilla,
según la leyenda se la jugaron al
ajedrez y Al-Mutamid ganó la partida.
En su reino, oasis de cultura y placer,
se contravenían principios del Islam,
la indignación de los religiosos creaban
diferencias en el mundo musulmán.
Itimad, una esclava, fue su esposa,
Gran Señora la llamó el pueblo llano,
mejoró el papel de la mujer, y fue
acusada de la baja moral del sevillano.
Llegó de Marruecos el Sultán Al Yusuf,
y acabó con todos los reinos andalusís.
El rey poeta en Marrakech encarcelado,
las mujeres lloraban viéndolo partir.
Murieron sus hijos luchando contra Al Yusuf,
su esposa Itimad vivió pocos años más,
y el desgraciado monarca Al-Mutamid
dejó de existir en la cárcel de Agmat.
El cautiverio inspiró sus mejores poemas.
Dice en uno de ellos acerca de sus cadenas:
“se enroscan en mi pierna como una víbora”
Los escribió en su celda, ahogado en sus penas.
AL ANDALUS
Judíos, árabes, cristianos.
todos en gran colaboración,
dieron forma en el Andalus
a una dinámica nación.
Tolerante, innovador,
fue un nuevo mundo feliz,
de muy brillante cultura,
y amante del buen vivir.
Con sus métodos agrícolas
y desarrollo industrial,
brillaba con luz propia
en la Europa medieval.
De científicos, médicos,
bibliotecas y escuelas,
filósofos y viajeros,
fue esta gloriosa era.
Los godos cristianizados
en su lucha permanente
vencieron a todos los reinos
de los árabes de Oriente.
Se repartieron la tierra
sin conocer el arado,
la represión produjo
un declive pronunciado.
Del labrador andalusí
sus huertas de regadío
se las apropiaron los
nuevos dueños, el señorío.
El cante del “ fellah mengu ”,
pobre campesino musulmán,
llamado cante“flamenco”,
expresa su sentir actual.
Dolor de los desposeídos
es este cante trágico,
victimas de la represión
contra su mundo mágico.
MIGUEL HERNÁNDEZ
SUS ÚLTIMOS PENSAMIENTOS
En esta estrecha y fría celda,
me siento morir, me falta el aliento,
añoro la bala que me hubiera dado fin,
¿cuanto va a durar este tormento?
No te doy las gracias cura Almarcha
por haber evitado la muerte en mi sentencia,
es más cruel dejarme que me extinga
sin prestarme la más elemental asistencia.
El final de mi vida en esta cárcel
es una venganza y un testimonio
para el régimen del dictador, un
desquite por la muerte de José Antonio.
Me están negando el más humano derecho,
el que tiene un enfermo a ser curado,
y lo hacen los seguidores de Cristo,
el que murió en la Cruz desangrado.
No he cometido ningún delito por
mis obras en defensa de las libertades,
salvo si para los vencedores
delito es denunciar sus atrocidades.
Después de esta era fascista, no evitarán que
mis poemas en las librerías llenen estantes,
que en las escuelas sean leídos, ello
me consuela en mis últimos instantes.
NUESTRO AMOR
( A África, mi esposa )
Hoy dejo volar la pluma
sobre el blanco papel,
para decirte, mi bien,
cuando te empecé a querer.
Fue la noche en que vi
nada más entrar en el baile,
con tu sutil traje de noche
como flotando en el aire.
Tu cuerpo adolescente,
unos senos incipientes,
tus hermosos ojos verdes
y la blancura de tus dientes.
Caí rendido ante tu belleza
y el encanto de tu sonrisa,
que respondía a mi saludo
invitándote a la pista.
Esa noche inolvidable
floreció nuestro amor,
y con el paso del tiempo
nunca ha perdido su calor.
Amor que se ha afianzado
por todas las vicisitudes
que hemos pasado juntos
en diferentes latitudes.
Ahora que ya soy mayor
mi amor sigue latente,
más reposado en el cuerpo,
como el primer día en mi mente.