Mujeres perseguidas

MUJERES PERSEGUIDAS

Mujeres de todo el mundo están siendo silenciadas. Son víctimas de la intimidación; el encarcelamiento y la detención ilegal; la tortura, por agentes gubemamentales y no gubernamentales. Son víctimas de campañas oficiales contra los derechos humanos. En decenas de países -Sudáfrica y China; El Salvador y Rumanía; Turquía y la URSS; Egipto y Etiopía- los Gobiernos actúan ilegal y extralegalmente contra mujeres que hablan claramente contra la injusticia, o que son vistas como posible oposición.

Estas mujeres son de todas las edades, de toda clase social. Son sindicalistas, campesinas, oficinistas, amas de casa, periodistas, médicas y abogadas. La mayoría pertenecen a la vanguardia del cambio social y político, y muchas son incluso dirigentes de la misma. Pero otras son víctimas de abusos de los derechos humanos, simplemente por ser las esposas, madres, hijas o amigas de aquellos que se consideran "peligrosos".

Algunas mujeres han "desaparecido" sin dejar rastro después de ser sacadas repentinamente de sus hogares por hombres armados; bajadas de un autobús, o secuestradas con sus hijos. Han "desaparecido", sin que se les haya vuelto a ver jamás.

Otras mujeres han sido proscritas -oficialmente apartadas de la sociedad, prohibiéndoseles escribir, publicar, enseñar, viajar o realizar actividades sociales, empresariales, profesionales o políticas.

Muchas son presas de conciencia; encarceladas por sus creencias, por expresar sus opiniones, por revelar información que los Gobiernos prefieren que el público desconozca. Muchas son recluídas sin juicio o condenadas por tribunales especiales. Para estas mujeres la libertad de expresión y asociación ha tenido consecuencias devastadoras. Por ser mujeres están expuestas a una explotación y a unos abusos especiales. Las madres son secuestradas con sus hijos, que después son amenazados y, en algunos casos, torturados ante ellas. Mujeres embarazadas en el momento de la detención tienen el parto en la prisión, donde les quitan los bebés para llevarlos a un lugar desconocido. Otras mujeres son sometidas a abusos sexuales como una forma de tortura.

Los casos que presentamos son una recopilación de información conseguida por Amnistía Intemacional.


Las Madres de la Plaza de Mayo. Buenos Aires, Argentina.

Se estima que entre 1976 y 1979 unos 15.000 argentinos -la mitad de ellos con menos de treinta años de edad- "desaparecieron" tras ser secuestrados por hombres armados; unas veces identificándose abiertamente como agentes del Gobierno, otras actuando con el beneplacito of icial. El Gobiemo argentino contestó rara vez a las preguntas de los afligidos parientes que intentaban encontrar a las víctimas de las "desapariciones". Cuando se dieron respuestas fue en forma de negativas: el Gobierno no sabía nada sobre estas.

Al principio fueron llamadas "las locas de la Plaza de Mayo". Unas pocas mujeres se reunían en la Plaza Central de Buenos Aires todos los jueves por la mañana para confortarse entre sí y dar testimonio silencioso de la indiferencia oficial de la "desaparición" de sus hijos. Según crecía el número de "desaparecidos", lo iba haciendo también el número de madres que circulaban por la Plaza.

Estas valientes mujeres atrajeron la atención y la preocupación por este hecho en todo el mundo. Las madres rehusaron dar fin a sus demandas de información por el Gobiemo sobre la suerte corrida por sus hijos. La protesta silenciosa continúa en la Plaza de Mayo. Cada madre lleva un pañuelo bordado con el nombre de su hijo perdido.

Con el descubrimiento de tumbas sin identificar en las afueras de muchas ciudades, y con los testimonios de algunas personas que escaparon de los campos de detención secreta, las preguntas que las madres se han hecho más urgentes.

"No pedimos la vuelta incondicional de nuestros hijos. Pedimos la vuelta a la legalidad. Si nuestros hijos están muertos, que nos entreguen sus cuerpos. Que nos dejen saber de una vez si es seguro que han sido asesinados".

Las Madres de la Plaza de Mayo y grupos similares de mujeres valientes en otros paises demuestran la efectividad de la acción conjunta de las mujeres para atraer la atención pública sobre las violaciones de los derechos humanos.


Lu Hsiu-Lien. Activista de los Derechos Humanos de la Mujer encarcelada en Taiwan.

Lu Hsiu-Lien esta considerada como una de las líderes intelectuales del movimiento feminista de Taiwan. Escritora, abogada y periodista Lu fundó a mediados de los setenta una editorial especializada en libros feministas. En 1977 escribió Sobre el nuevo feminismo, la primera de sus muchas obras sobre el tema. Un año más tarde se publican los resultados de su análisis de la política de Taiwan: Pasado y futuro de Taiwan. El Gobierno ha prohibido todas sus obras. Combinando su dedicación al feminismo con su pasión por la política, fue candidata a la Asamblea Nacional en 1978; así como funcionaria de la Campaña de Coalición de Candidatos Independientes. Cuando las elecciones fueron aplazadas, muchos miembros de la coalición fundaron la revista Formosa, especializada en comentarios políticos.

Lu fue detenida el 13 de diciembre de 1979, tras pronunciar un discurso en una manifestación conmemorativa del Día de los Derechos Humanos. Se detuvieron a casi doscientos manifestantes. Otros siete miembros de la plantilla de Formosa fueron detenidos con ella. Los ocho fueron acusados de intentar "derrocar al Gobierno" y sentenciados a penas de prisión que variaban entre doce años y cadena perpetua.

Lu ha cumplido tres años de su condena a doce. Comparte su celda con una coacusada, Chen Chu; ambas están aisladas de las demas reclusas. El ejercicio físico está limitado, y la comida es de mala calidad. Hace un año la salud de Lu empeoró: padece de una enfermedad de la tiroides que no ha sido tratada. Tenía dificultades para respirar y a veces vomitaba sangre. Tras una protesta pública internacional, las autoridades permitieron que fuera tratada por un médico.

Aunque la salud física de Lu ha mejorado, su futuro continua siendo incierto. Todos sus recursos legales han sido denegados. Se le obliga a leer material designado por las autoridades y a escribir largas críticas favorables a estos trabajos. Se le ha prohibido utilizar las palabras "paz" y "derechos humanos".

"He sufrido reveses y dificultades. Aunque me desesperé una vez, también me recuperé rápidamente. Creo que el nuevo femimsmo ha plantado su semilla en Taiwan; comienzan a aparecer los capullos, y casi puedo ver hojas desarrollándose".



Nonzamo Winnie Mandela . Trabajadora de la Sanidad y dirigente política proscrita. Sudafricana

Durante la mayor parte de los últimos veinte años esta mujer ha estado o encarcelada o "proscrita" oficialmente de la sociedad, aunque en ningún momento se la ha declarado culpable de un delito político grave. Desde 1977 se la ha obligado a vivir en una remota aldea, a 200 millas de su hogar en Johannesburgo. Según su orden de proscripción, renovada recientemente en julio de 1983, le esta prohibido salir de su casa los fines de semana, y después de las 6,30 p.m. durante el resto de la semana. Nada de lo que dice o escribe puede ser publicado o citado en Sudáfrica; no puede tampoco reunirse con más de una persona a la vez.

Desde 1968, fecha en que fue detenida por primera vez por unirse a las protestas contra las "leyes de pases", ha sido detenida muchas veces por su oposición a la política de apartheid del Gobierno, o por desafiar sus restricciones de proscripción. En 1969 fue por dos veces procesada y absuelta de cargos políticos, tras quince meses de prisión, gran parte de los cualcs los pasó incomunicada.

En la actualidad vive en una pequeña casa sin electricidad ni agua corriente. Desde allí dirige un comedor de beneficencia y administra la primera clínica e instalaciones de asistencia pediátrica del pueblo. Su marido, el dirigente del Congreso Nacional Afncano, Nelson Mandela, está cumpliendo una sentencia a cadena perpetua dictada en 1964, en virtud de los Decretos sobre Sabotaje y Supresión del Comunismo. En los últimos veintiun años solo ha podido hablar con él a través de las rejas de los cuartos de visita de las prisiones.

Publicado en la revista

En pie de paz, n.° 5, 1987