“Esta piedra (refiriéndose al hierro) nace en cantabria. No es el verdadero imán que se encuentra en veta continua, sino otro que aparece en núcleos dispersos que llaman “bulbatones””. De todas formas las menas metalíferas las mas abundante en Cantabria es el hierro. En la zona marítima que baña el océano, hay un altísimo monte, que apetece increíble, todo el es metal…”Cayo Plínio II
(Plínio el Viejo); Libro XXXIV, cap. XIV de su Historia Natural
Brevísimo apunte sobre la minería prerromana
En un principio el hombre solo conocía y utilizaba la piedra, como arma arrojadiza o como instrumento contundente. Pero, ¿Qué clase de rocas recogían? En algunos lugares utilizaban la cuarcita, pero aquí en Cantabria seguramente utilizaban la” diabasa ofitica” piedra herruna, que parecía la más abundante. (La diabasa o dolerita, comúnmente conocida como «granito negro» es una roca ígnea intrusiva de granulado fino a medio, con muchos cristales de color gris oscuro o negro.
También en la evolución y el perfeccionamiento del conocimiento, fueron necesitando otro tipo de utensilios como los cuchillos, puntas de flecha etc., pero para esto ya necesitaban un tipo de piedra mucho mas duro, como por ejemplo el cuarzo, pero este material escasea sobretodo en la costa, que seria la zona mas poblada, hay algunos lugares donde podían haber encontrado este material como el conglomerado del Permo-Trias de Caldas del Besaya, otro desde Cueto hasta Santander y muy utilizado fue el conglomerado que hay en la Playa de los Locos, en Suances.
Estas gentes en sus correrías seguro que también les llamo la atención otro tipo de minerales, bien por su color, brillo, forma, etc. Nos dice S. H. Ball en su libro “Yacimientos minerales de rendimiento económico”, el hombre paleolítico, entre los 100.000 y 7.000 a. c., utilizaban variedades de minerales; calcedonia, cuarzo, cristal de roca, serpentina, obsidiana, jaspe esteatita, ámbar, jadeita, calcita amatista y fluorita, también ocres y otras pinturas naturales; estas ultimas era fácil encontrarlas aquí puesto que las tenemos en abundancia en los múltiples afloramientos de yacimientos de hierro. Es posible que también utilizaran como adorno en sus moradas, objetos como los fósiles y principalmente el “Micraster coranginum”, tan abundante en nuestro Senonense. Posteriormente la arcilla seria utilizada por su fácil moldeo y endurecimiento al calor, tan abundante en nuestra región.
¿Cuando empezó en Cantabria la edad de los metales? En algunas ocasiones se nos habla que el bronce y el hierro hayan llegado aquí procedentes de las continuas invasiones, intercambios y pillaje con otros pueblos de origen indoeuropeo, incluso con los de la propia península. Pero según José María Blázquez, en “Fuentes literarias referentes a las explotaciones mineras de la Hispania Romana”. VI congreso internacional de Minería, Madrid, junio de 1970; dice que es fácil que los cántabros utilizaran oro y otros metales antes de Cristo, pues en el Tesoro de los Filipenses de Palencia, s.II a. c., con nueve troques y seis brazaletes serpentiformes, los dos pendientes de oro de Paredes de Nava y el cinturón también de oro de Saldaña, prueba que en el límite de los cántabros utilizaban estos metales y que los podían obtener por pillaje. Lo que si es cierto que cuando los romanos entraron definitivamente en los valles y la costa, estos metales ya estaban en posesión de los cántabros en pequeña escala y que muy posiblemente ya conocieran la técnica para la obtención de estos metales.
Por lo encontrado en los castros, el hierro podíamos datarlo en el año m1000 a. c., esto nos da una idea que nuestras monteras de hierro podrían haber sido explotadas junto con la calamina. Con respecto a lo que hablábamos de los propios historiadores e investigadores, en que, en algunos casos discrepan entre si, este es un ejemplo muy ilustrativo; en este caso en uno de los libros en el cual me estoy basando para contaros “la minería en Cantabria”, el Sr. José Bonifacio Sánchez Alonso en su libro “Historia y guía geológico- minera de Cantabria”. Nos dice; los romanos, para pacificar estas tierras, desembarcaron en Portus Blendium, puerto que sitúan los arqueólogos en Suances, aunque yo particularmente, después de un estudio foto geológico detallado, situó el fuerte en el Castro de Puma Bellota, y el puerto al abrigo de este castro, desde el cual partía una de las vías por Tagle, Puente Avios, Mijares, Puente San Miguel, Reocín, Mijarojos, hacia el Escudo pasando por San Cipriano ; he recorrido esta calzada, comunicándoselo al Dr. En letras José Manuel Iglesias, en la cual recoge esta hipótesis en su tesis doctoral.
Si releemos el encabezado de este relato, veremos la palabra “bulbatones”, tal vez, nos dice José Bonifacio, se refiera a la Goethia, tan abundante en las monteras de estos criaderos, y en la segunda referencia es muy posible que se este refiriendo a Peña Cabarga, esta observación también la hace José Alcalde del Río en su libro “Provincia de Santander”.
Que los romanos hayan intentado la explotación de nuestras calaminas en Reocín, Comillas, Udías, etc., puede deducirse de los objetos encontrados en estos lugares de la época de los romanos. Por ejemplo entre muchos el de las minas de Reocín; D. Marcelino Sanz de Sautuola da cuenta, en una carta a Vilanova en 1881, de haber encontrado en las antiguas galerías de la mina de Reocín, restos de “equs y elephas”, un amontes de gran tamaño y una rueda de carro romana. Olavaria en uno de sus artículos nos dice: de que en Comillas explotaciones que a la sazón dirigía José María de Torres, también encontraron monedas romanas, hachas de piedra y otros efectos, así como una lapida romana. Sullivany O`Reilly en un trabajo titulado “Notes on the Geology of the Spanish provinces of Santander and Madrid” dice que encontraron molares de Elephas primigenius” en la mina de San Bartolomé de Udías.
Según el Sr. José Sierra Álvarez (Universidad de Cantabria), en unas notas que hizo sobre “Las minas de la Venta de la Vega”, nos dice: si tales hallazgos pudieron ser encontrados en dichos lugares (Comillas y Udías), cabe deducir razonablemente que los romanos tuvieron que explotar igualmente el yacimiento (fuese de zinc o el de plomo asociado) de la Venta de la Vega, perteneciente a la misma formación minera y, además, considerablemente mas rico. Los romanos ¿para que explotaban la calamina si ellos no conocían el zinc? Si ellos lo que mas buscabanera la plata. P. Carballo nos dice, que la calamina la habrían aprovechado para hacer latón con el cobre de Soto de Espinilla, cerca de Reinosa. Algunos historiadores aseguran que Plinio conocía el procedimiento de fabricar latón fundiendo el cobre con la calamina. P. Carballo vio en Berlín una traducción del siglo X, en la que hablaba de “Aurum Hispanicum” que se fabricaba con cobre rojo, polvo de basilisco, sangre humana y vinagre. Los romanos dieron un gran impulso y explotaron todos los vestigios minerales a su alcance. Terminado el Imperio Romano se perdió todo conocimiento, por lo menos escrito, sobre la explotación de metales, aunque es seguro que seguirían explotando por lo menos los metales mas importantes, pero los datos que tenemos sólo lo harían en pequeñas cantidades. Según Manuel Díaz y Díaz la industria minera decayó casi totalmente en España y la mayor parte del metal que se empleaba era procedente del que habían dejado los romanos.
Minas de la ""La Venta de la Vega"" Ruiloba
En estos años es muy escasa la información de que se dispone como ya decíamos, pero tenemos algunos datos. Los Pirineos y la Cordillera Cantábrica hasta Santander era bastante importante, hay un trabajo de Fernando Barreda y Manuel Laborde sobre las ferrerías guipuzcoanas y santanderinas. Perece ser que estas ferrerías tenían que cambiar con frecuencia su ubicación porque esquilmaban los montes al hacer carbón vegetal para las ferrerías, tanto es así, que Alfonso XI de Castilla tuvo en una ocasión prohibir a los Alaveses la instalación de nuevas ferrerías “para que los montes no se yermen ni se estraguen”. Como cosa curiosa deciros hasta qué punto eran castigados en casos extremos los que desobedecían la orden de no talar árboles; en la Cavada nos cuentan Alcalá Zamora y Queipo del Llano, “”el castigo que les impusieron a los labriegos Antonio Cuesta y Manuel Gutiérrez por haber quemado en la noche del 27 de mayo de 1784 un quejigo, que según ellos, fue para hacer salir a un zorro que les venía comiendo las gallinas; a los dichos se les condeno a dos años de presidio en África e incautación de todos sus bienes (los cuales eran más bien escasos, pues consistía en una sábana y otra prenda como únicos bienes), aunque parece ser que la pena solo quedo en un destierro a 50 leguas del lugar””. Con respecto a esto, Jovellanos nos dice: “se premia con medio real al que plante un árbol y años hace que nadie se presenta a cobrar el premio”.
La falta de legislación sobre la extracción del mineral, obligo a que en 1463 se ordenara poner pendones reales a la entrada de las minas para evitar la extracción fraudulenta. En el siglo XVII se instalaron altos hornos en la Cavada, parece que estos y los de Sagardelos entablaron una discusión, quien fue el primero que los abrió. Alcalá Zamora y Queipo del Llano en sus investigaciones dicen que los de la Cavada fueron los primeros que la abrieron. Se decía que los cañones fabricados en la Cavada eran los más feos, pero los de mejor calidad del mundo. Como veréis no hay mucha documentación sobre la minería en Cantabria en esta época, aparte lógicamente de alguna más que yo no reflejo aquí como es lógico. Y como ya habéis intuido la parte occidental de Cantabria ni la nombran, así que es de suponer que aunque no lo dejaran del todo, sí que se cierne a una época oscura sobre esta parte de Cantabria.
En el origen mismo de la moderna minería del zinc en Cantabria, y antes del descubrimiento de Reocín, el ingeniero Felipe Naranzo y Garza identifican ya la franja minera en la que se ubica La Venta de la Vega Ruiloba, intuyendo su ulterior desarrollo: “el pueblo y el puerto de Comillas, cuyos dos (…) puntos por su abundancia el uno, y el otro por sus ventajosas circunstancias locales, forman indudablemente los dos centros principales de explotación de este vastísimo campo de labor”. Empecemos por el principio: “Según el libro, “El libro del Centenario de la Real Compañía Asturiana de Minas”, dice, que dicho descubrimiento fue por casualidad, pues según tradición oral cuentan que, en junio o julio de 1856, el entonces director general. D. Julio Hauzeur se encontraba de viaje desde San Sebastián hacia Asturias, pasando por Torrelavega se les rompió una rueda del coche de caballos, esta al perecer no la arreglaban en dos días, tiempo que aprovecho junto con su maestro minero para hacer una prospección del terreno con su martillo de geólogo en mano, cual sería su sorpresa encontrarse con un magnifico afloramiento de calaminas en Reocín, y que los lugareños la utilizaban para construirse sus casas. El Director escribió sin dilación a su ingeniero en Guipúzcoa el Sr. Julián Peña para que registrase las concesiones oficialmente estas tierras a nombre de la Compañía. Pero la picaresca y el oído fino del espabilado le jugaron una mala pasada, pues con la euforia de tal descubrimiento, el contramaestre del Director contó en una taberna de Torrelavega el hallazgo, al día siguiente D. Pérez del Molino registro varias concesiones en Reocín. Pero cuando llego el ingeniero a Reocín se encontró con esta papeleta, pues este había retrasado el viaje hasta que pasaran las corridas de toros en San Sebastián, así que aparte de las que pudo cerrar el ingeniero tuvieron que pagar un canon de explotación a Pérez del Molino. D. Pío Josué y Barreda ilustrado juris-consulto como sabio ingeniero, se debe la primera noticia sobre la existencia de calamina en esta costa de Santander. Esto sucedió en 1852, poco más tarde se registraba todo el término de Comillas. Al año siguiente 1853 el de Reocín y daba entonces comienzo aquella era de verdadero vértigo minero.
Antes de seguir quiero aclarar una cosa que aunque escriba la palabra Comillas (por ceñirme a lo que encuentro escrito) en realidad se refieren a La Venta de la Vega (Ruiloba). El Sr. J. B. Alonso Sánchez, en su libro “Historia y guía eglógico-minera de Cantabria” Santander: Estudio, 1990, Pág. 36, dice: Hay que señalar que, en términos mineros, las minas de la Venta de la Vega constituyen la parte esencial de la denominación de “Comillas” que habitualmente recoge la documentación, sin duda como consecuencia de su proximidad a la villa.”
El hallazgo del criadero de Comillas no fue enteramente debido a la casualidad, como ha sucedido por lo general en todos los países con criaderos de gran importancia; aquí intervino de algún modo la ciencia..Los descubridores M. Montlue y el Vizconde de Bougnî, cedieron todos los derechos el Sr. Don Juan J. Chauviteau y al grupo de inversores franceses que el capitaneaba, el cual tiene adquiridas mediante escrituras públicas las minas siguientes (aquí nombra, una serie de minas Udías, Comillas, Ruiloba, etc., un total de 25 pertenencias). Estos constituirán formalmente la empresa” Compagnie dews Mines et Fonderies de la Province de Santander” en octubre de 1855, iniciándose los trabajos de explotación un mes antes especialmente en las minas de Santa Lucita y San Félix ambas en el conjunto que aquí se explora. Los minerales allí arrancados eran calcinados en varios hornos en las proximidades y conducidos al puerto de Comillas, para su exportación.
En el tomo VII de la revista minera, “Zinc y su explotación en el norte de España”, pag. 714 de finales de 1856 o principios del 57, dice entre otras muchas cosas: En la de Santander es ya considerable la exportación de la calamina de Comillas para Bélgica y otros puntos…”. Aquí no nombra a Reocín y si a Merodio donde solo hay unos vestigios. Durante los años siguientes, la empresa se verá obligada a llevar a cabo toda una serie de trabajos para facilitar el proceso: apertura de la actual carretera de Comillas a Udías, construcción de un hospitalillo y de viviendas para obreros, acondicionamiento del entonces pequeño puerto de Comillas, para que pudiese acoger buques de mayor calado, etc.
El ingeniero Felipe Bauzá en una visita de rutina que realizaba al conjunto de minas, nos dice en dicho informe: “Seis creo sean las minas que explota la sociedad de minas y fundiciones en Comillas y Ruiloba; pero la principal es la E. cerca de la población, en el sitio llamado la Venta, en donde se presentó una bolsa gigantesca, de la que se han extraído más de 30.000 toneladas de mineral. Las labores practicadas para la extracción tan enorme son como todas a cielo abierto, por una serie de anchurones que pasaran de 600 metros de longitud total, con una profundidad de cerca de 50 metros en algunos puntos y una latitud (es decir, anchura) de 20 a 25, y aun mas, que es la de las bolsas.(…) Existen cuatro hornos de calcinación para las calaminas, un (horno de) reverbero para calcinar blendas, hornos para cal, tanto común como hidráulica, para ladrillos, tejas, etc. Además un gran lavadero y un taller para la separación de los minerales plomizos, lavado en cubas etc., siendo el motor una maquina (de vapor) de la fuerza de 40 caballos. La calamina calcinada que produce este distrito puede ser de unas 500 toneladas con la ley de un 44 a un 55 %, y unas 250 toneladas de blenda con 50 %; el coste de extracción puede graduarse de 65 a 75 reales por tonelada; el movimiento mensual de carbón será de unas 200 toneladas. La fuerza motriz de sangre puede graduarse en 850 personas; además de 19 en los transportes, 3 bestias de tiro y 30 parejas de bueyes.
En el año 1890, las minas del grupo de financieros franceses a los cuales representaba el Sr. Chauviteau, fueron transferidas sus minas a favor de la Compañía “Royale Compagnie Asturiense des Mines”, esta ya venía aprovechando algunos yacimientos secundarios de Comillas y Ruiloba. Ampliará aún más las labores, así como los servicios como por ejemplo un hospital construido comienzos de la segunda década del siglo XX, que nos lo describen así: “El (hospital) de Comillas es de tan reciente construcción, que todavía no tenía instalado el mobiliario y los aparatos en el día de mi visita en octubre último. Se halla situado a la derecha de la carretera de Torrelavega, en las afueras del pueblo, tienen una habitación para dos camas, un cuarto de operaciones, despacho de médico y una cocina. Su asistencia corre a cargo del titular de Ruiloba, á quien abonan por su trabajo 250 pesetas”. Existe otro informe a cargo del ingeniero Mazarrasa, de mediados de la década de los años 20, y dice asi: “este grupo de minas está situado en el sitio llamado La Venta de la Vega Ayuntamiento de Ruiloba, a un kilómetro de Comillas. La Real Compañía Asturiana de Minas ha explotado en las calaminas hoy obtiene este mineral y blendas con algo de plomo. El criadero está situado sobre un afloramiento de dolomías, que, en la proximidad de la costa, se extiende entre Comillas y Ruiloba sobre una rama del áptense de Comillas, que viene a limitar al N. el macizo calizo dolomítico de Udías. (…) Dentro de la corrida de dolomías, las labores se han practicado en las minas de San Félix, Santa Lucita, Santa Maria y los Remedios, principalmente las dos primeras, constituyendo una serie de zanjones alineados en la dirección media, que ocupan una extensión total de unos 1.200 metros. En el mas importante de todos, que tiene 230 metros de longitud, con 40 a 50 metros de anchura, la explotación se ha continuado en profundidad por pozos y galerías, habiéndose llegado a 15 metros bajo el nivel del mar, es decir, una profundidad de 47 a 50 metros desde la superficie (…) Las labores de explotación están constituidas por una serie de zanjones orientales NO. SE., de los cuales el mayor tiene una longitud de 250 metros; en el están concentradas actualmente las labores principales (…) El sistema de explotación es a roca abierta para los minerales situados por encima del piso del zanjón, y para los niveles inferiores la explotación es subterránea. (…) Todos los productos de la mina correspondientes a los dos sistemas de explotación se llevan al nivel de los lavaderos por medio de un pozo de 45 metros, por un ascensor con dos jaulas movido por un motor trifásico de 30 hp.; Para el desagüe de la mina hay dos bombas escalonadas de 10 y 5 hp. Pero esta instalación se va ha sustituir por una bomba única, sistema Cameron, con motor de 16 hp. Para la perforación mecánica hay un compresor Ingersoll, horizontal con deposito vertical, para accionar tres martillos; un motor eléctrico de 30 hp. Sirve para accionar a este compresor. Las blendas extraídas pasan directamente de la mina al taller de preparación mecánica, actualmente en construcción, y las calaminas, que, como queda dicho, son de una ley excepcional, van directamente, tanto la calamina en roca como las de tierras, a la plaza de los hornos de calcinación, sin sufrir mas que un insignificante estrío (es decir, escogido a mano) algunas veces. (En el taller de preparación mecánica o lavadero, que se estaba construyendo aprovechando los muros del antiguo) para los tamaños superiores a 40 mallas y menos de 2 milímetros hay una mesa Butchart, y para los inferiores a 40 mallas, sistemas de flotación; (…) se esta terminando en la actualidad una conducción de agua para su empleo en el lavadero. (…) Para el funcionamiento del lavadero hay dos motores de 50 y 40 hp., destinado este último exclusivamente para mover la maquina de flotación y las dos mesas que lleva para su servicio, una Buss y otra de sacudimiento rápido. Para alimentar el agua a la instalación hay una bomba Cameron aclopada directamente a un motor eléctrico de 16 hp. Los minerales que han de tratarse en este taller son, además de las blendas de este grupo, las de la mina de San José, de Novales, y la de algunas del grupo de Udías. (…) Para la instalación hay tres hornos: uno de cuba para los minerales gruesos y dos de reverbero para las tierras calaminiferas. Actualmente solo esta en marcha uno de los hornos de reverbero. (…). Como instalaciones complementarias, hay en la mina un taller de reparaciones que consta de dos fraguas, un torno para piezas de hasta cuatro metros, un cepillo y un taladro, movido todo ello por un motor de 5 hp.; hay también un laboratorio donde se hacen los ensayos de los minerales de los lavaderos de Udías, La Florida y Comillas. (…). En el último año se han explotado en este grupo 215 toneladas de calamina, 52 de blenda y 31 de galena con unos 40 obreros, empleando para ello 900 kilogramos de dinamita. La explotación no ha sido mayor por estar dedicados los trabajos a labores de reconocimiento en tanto que se reparara el taller de flotación. En el puerto de Comillas hay dos almacenes, uno para la calamina y el otro para la blenda, a los cuales de transportan los minerales desde la mina en carros por la carretera general, con precio de arrastre de 1,75 pesetas tonelada. En este puerto se embarcaban los minerales en barcos a vapor de 100 a 200 toneladas de carga (no permitiendo su calado emplearlos de mayor tonelaje) para la fabrica que posee la compañía en Arnao (Asturias).
Las minas dejaron de ser explotadas hacia la década de los años treinta, sin que sea posible saber si fueron reabiertas con posterioridad a la Guerra Civil. -