PROPORCIÓN ÁUREA O EL NÚMERO DE ORO

R E B E C A E D I T H L A T O R R E

Hola, soy Aurora, vivo en el siglo XVI en este sitio encontrarás la historia del "Número Áureo" o "Divina Proporción", su relación con el arte, las matemáticas, la naturaleza y los cuerpos celestes que nos rodean.

Al parecer a Dios le place repetir su diseño en lo unicelular, una flor, el vuelo del halcón y en aquellos sistemas de estrellas, reunidas en un plano común, como los de la Vía Láctea.

En un artista, tal repetición la llamaríamos estilo. quizás, en nuestro universo la proporción áurea sea el estilo de Dios.

Siendo la belleza una propiedad de la creación Divina, la podemos encontrar en el lunar que tiene mi hija en el hombro derecho como en el huevo de un avestruz o en la hormiga que explora la enorme oreja de un elefante, oreja tan bella como las escamas del pez que remonta las aguas del río más hermoso de la tierra, en cuyas aguas, como en el más perfecto de los espejos, dos enamorados se contemplan y deciden, cada uno por si mismo, que su amado es el más bello del mundo. Los griegos, al descubrir el número áureo, Phi, unen lo finito con lo infinito, las hormigas con las estrellas, al escarabajo y al cometa. Pues a través de él comprenden que Dios tiene un diseño para el único y diverso donde habitamos. Sí, único y diverso, que es el significado de la palabra Universo. Si, Dios tiene un diseño, una constancia que repite desde lo mínimo a lo máximo, dos infinitos que el hombre ha comenzado a explorar. Además, los griegos, creen descubrir el pensamiento de Dios, lo que pensaba Dios mientras creaba lo nuestro. Pero no, no es el pensamiento, si no la forma del pensamiento de Dios. Y esa forma era bella. Era única y diversa, tenía un diseño y al entenderlo y contemplarlo se maravillaron. Podían reconocerlo en la estructura de la tela de una araña y en las grandes masas ígneas que a su paso incendiaban el cielo, las estrellas. Phi no es solamente un número, es una escalera por donde transitamos a dos profundidades, como dije antes, lo mínimo y lo máximo, lo grande y lo pequeño unidos por algo común, la belleza que es la forma del pensamiento de Dios.

Ramón Rubina

P O E T A

El número áureo, número dorado, sección áurea, razón áurea, razón dorada, media áurea, proporción áurea; es un número designado con la letra griega Phi en honor al gran escultor griego Fidias que vivió alrededor del 490 al 430 a. C.

El valor preciso de la proporción áurea es el número infinito e irrepetible:

"Algunas de las mayores mentes matemáticas de todos los tiempos, desde Pitágoras y Euclides en la Grecia antigua, pasando por el matemático medieval italiano Leonardo de Pisa y el astrónomo renacentista Johannes Kepler, hasta las figuras científicas contemporáneas como el físico oxoniense Roger Penrose, han dedicado horas interminables a esta sencilla proporción y a sus propiedades. Pero la fascinación por la Proporción Áurea no se circunscribe únicamente al mundo de las matemáticas. Biólogos artistas, músicos, historiadores, arquitectos, psicólogos e incluso místicos han meditado y debatido sobre las características de su ubicuidad y encanto."

Mario Livio

Corpus Cultural

«La belleza es la única finalidad aquí abajo. Como Kant dijo muy bien, es una finalidad que no contiene ningún fin. Una cosa bella no contiene ningún bien que no sea ella misma, en su totalidad, tal como se nos aparece. Vamos hacia ella sin saber qué pedirle. Nos ofrece su propia existencia. No deseamos otra cosa, la poseemos, y sin embargo deseamos más aún. Ignoramos totalmente qué es eso que deseamos. Quisiéramos llegar hasta detrás de la belleza, pero no es más que superficie. Es como un espejo que nos devuelve nuestro propio deseo de bien. Es una esfinge, un enigma, un misterio dolorosamente irritante. Quisiéramos alimentarnos de ella, pero solo es objeto de la mirada, aparece a cierta distancia." Simone Weil

“En el diálogo platónico de “el banquete”, se nos dice que la manifestación superior es la belleza del alma. Lo bello se alía al bien y hasta se le subordina: el uno es medida del otro. Se alía por otra parte a la idea de lo verdadero: lo bello se hace así universal gracias a su vecindad con el bien y lo verdadero”. Raymond Bayer