Flora y fauna

El ecosistema de una cueva se caracteriza por la total oscuridad y por una humedad aproximada del 80%. A pesar de la ausencia de luz es posible encontrar rastros de vida, tanto animal como vegetal.

Flora

Dentro del mundo vegetal nos encontramos con bacterias, que descomponen los restos orgánicos provenientes del exterior y producen el alimento necesario para otros seres vivos. También tenemos los hongos, capaces de desarrollarse en condiciones desfavorables. De forma más visible y próximas a las bocas de las cuevas, favorecidos por la humedad, nos encontramos con otras plantas típicas como el musgo y los helechos.

Respecto a los cañones y barrancos, la vegetación que nos encontraremos será la característica de la zona, siendo la más común la de montaña. Dependerá también de la composición y situación del barranco. Lo corriente es que discurran por cauces de caliza o granito, concentrándose la vegetación en lo alto de las paredes o en lugares en los que se pueda depositar algún tipo de sedimento (cornisas, grietas, etc.)

Fauna

La fauna que nos encontraremos en el interior de una cueva la podemos dividir en tres grupos:

    1. Trogloxenos: habitan las cuevas de manera ocasional (osos, serpientes, algunos insectos, murciélagos, etc.).

    2. Troglófilos: viven dentro de las cuevas, aunque también podían hacerlo fuera (moluscos, ácaros, miriápodos, etc.).

    3. Troglóbios: pasan toda su vida en el interior de la cueva. No podrían vivir en el exterior debido a las adaptaciones morfológicas de su cuerpo (crustáceos, algunos insectos y el proteo -parecido a una salamandra-).

Una mención especial es para los murciélagos, por ser los habitantes más conocidos de las cuevas. Gracias a los ultrasonidos que emiten son capaces de reconocer el terreno en la más absoluta oscuridad. Su régimen alimenticio está compuesto principalmente de insectos. La cueva la utilizan para el reposo diurno y el estacional.

En invierno, cuando desaparecen los mosquitos, pasan entre 3 y 6 meses aletargados, colgados cabeza abajo. En este periodo su metabolismo desciende al mínimo con el objetivo de pasar el invierno con el menor gasto de energía. Es en este periodo cuando son más frágiles y debemos evitar molestarlos. Forzarles a realizar un pequeño vuelo puede provocar que ese derroche de energía les lleve a no superar el invierno.

En cuanto a las especies animales que podemos encontrarnos en cañones y barrancos, dependerá de las características del mismo. Aparte de anfibios, aves, roedores, insectos y pequeños reptiles, cabe destacar dos especies por su valor ecológico: las nutrias y los buitres.

Las nutrias son difíciles de ver, pero se pueden encontrar en cañones en los que abunda la vegetación, el desnivel no sea acusado y los aportes de agua sean permanentes permitiendo la existencia de peces que forman parte básica de su alimentación .

Los buitres podemos encontrarlos en muchos de los cañones pirenaicos y de Cuenca. De importancia es la colonia de quebrantahuesos del barranco del Mascún, en la sierra de Guara (Huesca). Resulta impresionante verlos volar a pocos metros por debajo de ti mientras recorremos el sendero de acceso al cañón.

Especial atención hay que tener en el periodo de nidificación de estas especies, en las que el acceso al barranco queda restringido a ciertas épocas del año (barranco del Otín, en Guara). Es imprescindible por lo tanto informarse de las fechas en las que está prohibido el acceso y respetarlas.