DITER

Los años 40 pusieron de manifiesto la magnitud empresarial de la empresa DITER, y es que por esta época la fabricación de motores refrigerados por agua dejaba constancia de la importancia de la empresa en el desarrollo de la industria local.

El punto de inflexión llegaría en el año 1949. Sesenta y seis años después de la fundación de la empresa se consiguió obtener la primera patente de un motor DITER y nacía de esta forma la primera gama de motores monocilíndricos fabricados en España. Pronto comenzaron a comercializarse por todo el territorio nacional adquiriendo una fama que aun a día de hoy mantienen.

Tal aceptación tuvieron los motores que en no mucho tiempo, la empresa de Díaz de Terán consiguió hacerse un hueco en el mercado de aplicaciones electrógenas entre otros sectores. Los años siguientes fueron de éxito rotundo para el nuevo motor que había tenido su cuna en una de las zonas con menos recursos industriales de todo el país, y una tierra para la que este evento suponía un hito histórico, pues acabaría influyendo positivamente en la economía y demografía comarcal.

En un primer momento los Díaz de Terán buscaron refugio en el seno de la ingeniería española, pero la evolución técnica de la que disponían en aquel momento concreto no les convencía, de tal manera que contactaron con empresas extranjeras con mayor experiencia en tecnología de motor.

Fue así como la factoría consiguió acuerdos y obtuvo la primera licencia de fabricación con Güldner, una firma alemana dedicada a la fabricación de motores diesel. Juntas desarrollaron motores que les permitieron sobrevivir a las exigencias de la nueva situación industrial. Los motores LK y LC son dos de los ejemplos de motores que pusieron en marcha y que tuvieron mucho éxito en el mercado dadas sus características de resistencia y fiabilidad.

Mientras tanto la factoría contaba con un Departamento de Desarrollo que analizaba las diferentes marcas de motor y se encargaba de tomar lo mejor de cada una de ellas con el fin de llegar al diseño de uno propio que contase con las mejores características del momento y así poder competir en el sector. Motores de las marcas extranjeras DEUTZ, GÜLDNER y YANMAR, fueron minuciosamente estudiados.

Por aquel entonces la empresa ocupaba el primer puesto de la región, contaba con una plantilla de un millar de personas, proporcionaba empleo a varias empresas pertenecientes al sector servicios y a un número considerable de talleres auxiliares. DITER contribuyó de esta manera a que la población de Zafra aumentase considerablemente.

A todo esto hay que sumar el despegue económico de los años sesenta unido a los planes propagandísticos del régimen que situaron a DITER en una posición de mercado con gran prestigio de marca y que llevó a la empresa a establecer nuevas relaciones que le garantizase estancia en el mercado.

Motor marino MWM DITER D-202-2.

La fama internacional con la que ya contaba DITER, la llevó a manos de M.W.M (Motoren Werke Manhein), uno de los grupos alemanes de mayor prestigio en la fabricación de motores diesel del momento, para la fabricación de motores en ZAFRA. Por aquel entonces, MWM era la empresa que se encargaba de la elaboración de motores para los tractores de la marca Renault. La marca francesa exigió a su fabricante alemán que realizara sus motores en España, para ello MWM adquiere la mayor parte de las acciones de DITER, ya que por aquel entonces era la empresa que se ajustaba a las exigencias de calidad y desarrollo. De esta fusión nació un nuevo modelo de motor, el conocido como MWM-Diter D325, porque a pesar de esta unión, y el cambio de nombre la industria segedana mantuvo el apellido que la había llevado a la fama.

A continuación se puede ver un motor Diter monocilíndrico de 4 tiempos, del tipo L C A, con una potencia de 2,5 a 6 Hp, con unas R.P.M. entre 1.500 y 3.000. Disponía de refrigeración por aire. y un peso de 95 Kg. El diámetro del pistón es de 65 mm y la carrera de 80 mm, lo que le proporciona una cilindrada de 0,307 litros y un consumo de combustible de 250 gramos por Hp y hora, y un consumo de lubricante de 3 gramos por Hp y hora.

La intensa lucha de supervivencia y la gran visión de Don Manuel Díaz de Terán lo llevan a la fundación de la empresa que recibía sus apellidos en el año 1883. Al parecer, Manuel Díaz de Terán llegó a Zafra desde Sevilla en la segunda mitad del siglo XIX huyendo de las tropas de la reina Isabel II.

Fundación de la empresa DIAZ DE TERÁN en Zafra. Producción de maquinaria agrícola.

Manuel y su humilde familia, una vez asentados en la pequeña localidad (pequeña porque por aquel entonces contaba con unos 5.000 habitantes) y buscando el pan para sus hijos montó un negocio dedicado a la venta de maderas. Conforme pasaban los años, nuestro protagonista observaba como el negocio iba en auge y las ganancias en aumento, lo que le llevó a lanzarse a la aventura y, a pesar de los difíciles tiempos que atravesaba el país, amplió su negocio con una fundición de hierro, germen de lo que hoy es DEUTZ SPAIN.

En sus primeros años aquella fundición no iba mal, de tal forma que fue adquiriendo fama. Según reflejan documentos históricos, fue de vital importancia la ayuda que Díaz de Terán recibió por parte de un religioso, al cual se le atribuye la fundación del Convento de ‘El Rosario'. Al parecer, este señor realizó un elevado número de encargos.

En el logo que tenía aquellos años ya podía leerse la palabra DITER, que venía siendo la unión de las dos primera sílabas del apellido de su fundador.

Tal vez por aquellos entonces Díaz de Terán no era consciente de la repercusión que tendría aquella pequeña fundición de herraduras de caballería y rejas de ventana. Todo lo que se hacia seguía un proceso artesanal y manual y el trabajo no era fácil, pero poco a poco y sorteando los baches inevitables, la empresa fue tomando forma y adquiriendo fama como fundición, hasta tal punto que antes de la Guerra Civil Española, comenzó a fabricar todo tipo de maquinaria destinadas a todo tipo de actividades, pero principalmente centrándose en la agricultura, una de las actividades predominantes del momento. Destacan de esta época la fabricación de bombas de trasiego de líquido, tornos, hornos panificadores, norias para la extracción de agua, las prensas de vino,… elementos de los que aún quedan restos a lo largo de la comarca extremeña. 60 años después algunas huertas siguen regando con norias en las que aún puede verse la inscripción: TERAN.

Con el estallido de la Guerra Civil, los talleres se emplearon en la elaboración de elementos bélicos, mientras tanto el negocio seguía manteniendo su línea de crecimiento y la plantilla no dejaba de aumentar. A pesar de las dificultades de este periodo histórico, Díaz de Terán supo ver una opción de despegue en un periodo de complejidad, es que la escasez de maquinaria llevó a Díaz de Terán a embocarse en su fabricación.

A continuación se pueden ver los talleres de la empresa en 1934.