Turborreactores

El turborreactor fue desarrollado a finales de los años 1930 de manera independiente por dos ingenieros, Frank Whittle en el Reino Unido y Hans von Ohain en Alemania; sin embargo el reconocimiento de crear el primer turborreactor se le da Whittle por ser el primero en concebir, describir formalmente, patentar y construir un motor funcional. Von Ohain, en cambio, fue el primero en utilizar el turborreactor para propulsar un avión.

El 16 de enero de 1930 el inglés Whittle presentó su primera patente para un motor a reacción (concedida en 1932). En Alemania, Hans von Ohain patentó un motor similar en 1935.

El 27 de agosto de 1939, el Heinkel He 178 se convirtió en el primer avión del mundo en volar con un turborreactor con el piloto de pruebas Erich Warsitz en los controles, convirtiéndose así en el primer avión de reacción práctico. El primer avión a reacción operativo fue el caza alemán Messerschmitt Me 262. Poco tiempo después, en 1944, entró en servicio el Gloster Meteor, hacia el final de la Segunda Guerra Mundial .

El Jumo 004 fue el primer turborreactor en producción y uso operacional. Unas 8.000 unidades fueron producidas por Junkers en Alemania a finales de la Segunda Guerra Mundial motorizando el Messerschmitt Me 262 y el Arado Ar 234, además del Messerschmitt Me P1101

El Gloster Meteor fue el primer caza de reacción británico y el primero en entrar en servicio con los Aliados de la Segunda Guerra Mundial. Aunque el Messerschmitt Me 262 alemán fue el primer caza de reacción operacional del mundo, el Meteor fue el primero en entrar en producción en serie, unos meses antes que el Me 262. El desarrollo del Meteor dependía en gran medida de sus innovadores motores turborreactor, desarrollados por Sir Frank Whittle y su compañía, Power Jets Ltd.

El Rolls-Royce RB.23 Welland fue el primer turborreactor de producción británica.1 Fue diseñado por el equipo de Frank Whittle en Power Jets Ltd, aunque originalmente estaba previsto que fuera producido por la compañía Rover como el W.2B/23. Los continuos retrasos de Rover para iniciar la producción y el creciente enojo de Whittle por su fracaso, motivó que el proyecto se trasladara a Rolls Royce, donde Stanley Hooker, de la división turbocompresores de Rolls, se unió al equipo.