La civilización griega surgió en el extremo oriental del mar Mediterráneo, en el sur de la península de los Balcanes. Desde allí se extendió por las islas de los mares Egeo y Jónico, las costas de Asia Menor y el Mediterráneo occidental. Los griegos llamaban a este espacio la Hélade, que significa "territorio de los griegos".
La península balcánica está formada por estrechos valles aislados entre sí por montañas. La antigua Grecia no constituyó un Estado unificado, sino que cada valle y cada isla formaban un Estado independiente.
No obstante todos estos pequeños estados, pertenecían a la misma civilización, hablaban la misma lengua, el griego clásico, y adoraban a los mismos dioses.
Las tierras griegas eran poco productivas, por ello el mar Mediterráneo se convirtió en la principal fuente de subsistencia. Del mar obtenían parte de su alimento y era una importante vía para la navegación y el comercio.
La historia de la antigua Grecia se divide en tres grandes periodos:
La época arcaica, que se desarrolló entre los siglos IX y VI a.C.
La época clásica, que tuvo lugar durante el siglo V a.C. y la primera mitad del siglo IV a.C.
La época helenística, que transcurrió desde mediados del siglo IV a.C. hasta el siglo I a.C.