Debido al relieve montañoso, las ciudades griegas se situaban cerca del mar para facilitar las comunicaciones y el comercio.
Las ciudades tenían calles estrechas y tortuosas. La vida social en las ciudades se organizaba en torno al Ágora y la Acrópolis. El Ágora es la plaza donde se celebraba e mercado y el lugar en el que la población se reunía, para pasear, charlar y estar informados de lo que pasaba en la ciudad.
La Acrópolis era un recinto amurallado situado en el lugar más elevado de la ciudad, de fácil defensa en caso de ataque, en la que se sitúan los templos y algunos de los edificios más importantes.
Entre las construcciones más significativas de la ciudad griega se encontraban el bouleuterion, donde se reunía el Consejo, la stoa o galería porticada, el teatro, el estadio y el gimnasio. También había bibliotecas y jardines públicos.
En la época helenística las ciudades crecieron y alcanzaron gran desarrollo. Las nuevas ciudades que se fundaron en esa época disponían de calles amplias y rectas que creaban manzanas cuadradas y regulares.