Huracán Michael
Se estima que el huracán Michael en 2018 (en la imagen como tormenta de categoría 4) provocó daños por valor de 25 100 millones de dólares. Un nuevo estudio ha desvelado que los huracanes duran cada vez más que antes sobre tierra, un efecto del cambio climático que podría causar más daños en las comunidades del interior.
La marejada del huracán Iván cortó este canal, cerca de Pensacola, Florida. La tormenta de categoría 5 fue el más fuerte de la temporada de huracanes en el Atlántico en 2004.
Homesteaden, en Florida, despedazada y en ruinas después del huracán Andrew que azotó la zona con vientos de categoría 5. Andrew es el segundo huracán, tras el Katrina, más destructivo en la historia de los EE.UU, superando con vientos de 264 kilómetros por hora.
Un residente de Corpus Christi, Tejas, se encuentra evaluando los daños sufridos tras el huracán Allen en la costa de Texas en 1980. Para que se forme una tormenta de este calibre es necesario agua caliente, aire húmedo, y la convergencia de los vientos ecuatoriales.
Las palmeras se tuercen con la llegada del huracán Allen a la costa de Texas con vientos de 160 - kilómetro por hora en el año 1980. Los huracanes se forman sobre el agua caliente que se encuentra por lo menos a 80 grados Fahrenheit.
Dos bañistas valientes se atreven a surfear durante el huracán en North Palm Beach, Florida. Los huracanes que normalmente afectan a la costa este de los EE.UU. suelen formarse en las zonas tropicales entre junio y noviembre
El poderoso viento y la lluvia de un huracán golpean un edificio Florida. Los huracanes son gigantes, la espiral de las tormentas tropicales que se pueden llegar a alcanzar velocidades de viento de más de 257 kilómetros por hora y liberar más de 9 billones de litros de lluvia al día.
Después de volar atravesando viento violento, lluvia, granizo y corrientes ascendentes, un avión NOAA (National Oceanic Atmospheric Administration) P-3 es atrapado por el ojo del huracán Carolina. Las aeronaves NOAA especialmente equipadas recogen datos meteorológicos de la atmósfera superior para la predicción de huracanes.
La última semana del fatídico agosto del 2005, el huracán Katrina provocó uno de los mayores desastres naturales de los Estados Unidos. Dieciséis años después, el huracán Ida arrasó la costa sudeste de Luisiana con vientos de más de 240 kilómetros por hora. En términos meteorológicos, el pasado año 2020 fue histórico: la tormenta Theta convirtió la temporada de huracanes en la más activa desde que se tienen registros.
El estudio de 2020, publicado en la revista Nature, analizó los huracanes que han afectado a Norteamérica entre 1967 y 2018. Revela que, en los años sesenta, los huracanes perdían un 75 por ciento de su fuerza durante el primer día tras tocar tierra. Hoy en día, la fuerza de un huracán que toca tierra suele decaer un 50 por ciento durante el primer día, según el estudio.
A finales de agosto de 2022, se detectó una tormenta, bautizada como huracán Danielle, en el Atlántico Norte que se dirigía hacía el este, hacia la costa occidental de Europa. La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) española no tardó en rebajar al mínimo las posibles consecuencias del fenómeno en España. "El huracán Danielle se mueve lentamente al oeste de Azores sin intensificarse, ya que hace aflorar aguas profundas frías. A partir del miércoles se desplazará, debilitándose, hacia el nordeste. Las probabilidades de que afecte a España, que ya eran bajas, han disminuido aún más".
Las consecuencias y cicatrices que dejan estos fenómenos cuando tocan tierra pueden durar años, incluso décadas. Por ejemplo, en Puerto Rico se entiende que la frase "en María" se refiere más bien a los largos y miserables meses que los puertorriqueños soportaron durante las secuelas del peor desastre natural que ha sufrido la isla en la historia moderna en 2017.
Al oír hablar de estos fenómenos, probablemente hayas oído hablar de diferentes denominaciones, como huracanes, ciclones y tifones. ¿Son el mismo fenómeno meteorológico? ¿Por qué existen nombres diferentes? ¿Cuándo y dónde ocurren? Nos adentramos en la ciencia para explicar estos fenómenos naturales.
Se estima que el huracán Michael en 2018 (en la imagen como tormenta de categoría 4) provocó daños por valor de 25 100 millones de dólares. Un nuevo estudio ha desvelado que los huracanes duran cada vez más que antes sobre tierra, un efecto del cambio climático que podría causar más daños en las comunidades del interior.
FOTOGRAFÍA DE NOAA
Un nuevo estudio sugiere que los huracanes podrían durar cada vez más tiempo tras tocar tierra y extender su destrucción hacia el interior, un efecto del cambio climático que no se había descrito.
El estudio, publicado en la revista Nature, analizó los huracanes que han afectado a Norteamérica entre 1967 y 2018. Revela que, en los años sesenta, los huracanes perdían un 75 por ciento de su fuerza durante el primer día tras tocar tierra. Hoy en día, la fuerza de un huracán que toca tierra suele decaer un 50 por ciento durante el primer día, según el estudio.
La de 2020 ha sido una temporada de huracanes sin precedentes, con 29 tormentas con nombre hasta la fecha y semanas hasta su fin oficial, el 30 de noviembre. La costa del Golfo ha sufrido daños por valor de miles de millones de dólares y el huracán Eta, que actualmente es una tormenta de categoría 1, se dirige hacia la costa oeste de Florida tras su paso por los Cayos. Mientras las comunidades costeras aprenden a afrontar tormentas más intensas, esta nueva investigación sugiere que aquellas más alejadas del lugar donde tocan tierra podrían verse más afectadas en el futuro.
Los autores del estudio dicen que el aumento de las temperaturas marinas es la fuerza impulsora responsable de la mayor duración. Añaden que, si el calentamiento climático antropogénico continúa, la potencia destructiva de los huracanes —algunos con vientos de más de 160 kilómetros por hora y lluvias torrenciales— podrían extenderse hacia el interior y repercutir en comunidades poco preparadas para gestionar tormentas tan perjudiciales.
Según los autores del estudio, el descubrimiento del vínculo entre los huracanes longevos en tierra y el calentamiento del océano fue accidental.
Las olas del huracán Leslie azotan la costa cerca de Lisboa, Portugal, el 13 de octubre de 2018.
«Estudiábamos la evolución de los huracanes que tocan tierra mediante simulaciones y empezamos a encontrar características que no podían explicarse con los modelos predominantes», cuenta Pinaki Chakraborty, director de mecánica de fluidos del Instituto Okinawa de Ciencia y Tecnología de Japón.
Chakraborty dice que los modelos no explicaban un factor: el aumento de la humedad almacenada por los huracanes.
El aire caliente retiene más humedad que el aire frío y varios estudios anteriores han probado que existe un vínculo evidente entre el cambio climático y los huracanes que descargan más lluvia. Si un huracán fuera un motor, el agua cálida del océano sería el combustible. Cuando el agua marina está bastante caliente, como ocurre en el Caribe y el golfo de México, puede sobrecargar los huracanes.
A medida que un huracán se desplaza tierra adentro, de repente no cuenta con su combustible y empieza a desintegrarse y debilitarse. En cambio, si el agua marina es como el combustible, los autores del estudio creen que la mayor humedad que puede transportar un huracán a medida que la atmósfera se calienta podría actuar como una batería de repuesto.
Para probar la tasa de desintegración más lenta observada en los registros históricos, Chakraborty y su coautor ejecutaron cuatro modelos que simulaban un huracán que se desplazaba sobre tierra. En cada uno, ajustaron la temperatura del agua marina bajo las tormentas. Los investigadores descubrieron que, cuanto mayor era la temperatura en la superficie marina, más humedad transportaba una tormenta sobre tierra y más tardaba en desintegrarse.
James Kossin, climatólogo de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) que no participó en el estudio, dice que «exponen argumentos convincentes a favor de que esto está relacionado con el aumento de las temperaturas del océano y, a su vez, puede vincularse al cambio climático».
El nuevo estudio no cita un huracán específico de los últimos 50 años como ejemplo de esta mayor duración. En general, los científicos están de acuerdo en que ni una tormenta ni una temporada de huracanes entera pueden vincularse directamente al cambio climático provocado por los humanos.
«Si sus conclusiones son acertadas, y parecen serlo, entonces al menos en la (región) atlántica podría afirmarse que las primas de seguro tendrán que subir y habrá que mejorar las normas de edificación en el interior para compensar la mayor fuerza destructiva del viento y el agua», explica Brian McNoldy, meteorólogo de la Universidad de Miami.
Además de las estructuras físicas, las evidencias de que los huracanes descargan más lluvia en comunidades del interior podrían influir en las órdenes de evacuación antes de una tormenta.
«Se trata de una cuestión práctica importante, ya que podría afectar a las decisiones de evacuar a la gente», escribe en un email Kerry Emanuel, climatólogo del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés).
Los científicos señalan que habrá que seguir investigando para confirmar la existencia de este nuevo fenómeno y comprender mejor sus repercusiones.
«Estoy convencido de que este es un problema importante, pero no creo que los resultados sean definitivos; es necesario investigar más para confirmar o refutar los hallazgos», cuenta Emanuel, que sugiere que hay varias formas de analizar los datos.
«Probablemente me inclinaría por que sí que ocurre, posiblemente. Creo que la combinación de los datos y los experimentos de modelización sencillos son muy convincentes», afirma Dan Chavas, científico atmosférico de la Universidad de Purdue y uno de los revisores del estudio. «Creo que el efecto es muy real, pero la cuestión es cómo de potente es el efecto».
Chakraborty dice que habrá que seguir investigando para cuantificar cuánto podría afectar un cambio de temperatura a un huracán y el proceso físico exacto de cómo el aumento de la humedad almacenada ayuda a un huracán a permanecer intacto. Chavas señala que, aunque en general Norteamérica cuenta con los mejores datos históricos de huracanes, aún hay que aplicar esta teoría a otras cuencas de ciclones tropicales. El trabajo preliminar de Chakraborty sugiere que esta teoría también podría aplicarse al Pacífico.
Por ahora, Chavas dice que la investigación en el Atlántico es un primer análisis de un efecto poco entendido del cambio climático: «Cuando me enviaron este trabajo, pensé: “Anda, ¿cómo no se nos había ocurrido antes?”».
El huracán Irma se ha convertido en una de esas tormentas poco comunes que alcanzan la categoría 5 tras transformarse en un monstruo en alta mar con el poder de destrozar ciudades enteras.
Las tormentas de categoría 5 son inusuales y sorprendentemente frágiles, y para su formación y mantenimiento se requieren una serie de condiciones. La mayoría se debilitan antes de llegar a tierra, pero cuando llegan, se convierten en fenómenos históricos.
Para alcanzar el quinto nivel en la escala de Saffir-Simpson, los vientos máximos del huracán deben tener una velocidad superior a 250 kilómetros por hora. Irma ha alcanzado los 280 kilómetros por hora, la velocidad suficiente para provocar daños catastróficos.
Te explicamos qué hace del huracán Harvey una tormenta catastrófica
Huracán categoria 5
Todo salvo el motor de este tren salió volando de las vías del ferrocarril de la costa este de Florida debido a un huracán de categoría 5 que afectó a los cayos de Florida en 1935. El tren se dirigía a recoger a veteranos de la Primera Guerra Mundial que habían sido enviado a los cayos para trabajar en un proyecto de construcción que formaba parte del New Deal.
Incluso un descenso o ascenso mínimos en las categorías de intensidad pueden marcar una diferencia importante en la destrucción que provoca cuando toca tierra. La diferencia entre el nivel superior y el inferior de la escala es mucho mayor de lo que insinúan los números de cada categoría. Un huracán de categoría 5 puede provocar 500 veces más daños que, por ejemplo, un huracán de categoría 1, con vientos de 150 kilómetros por hora.
«Cada kilómetro por hora que aumenta la velocidad del viento es importante», explica el meteorólogo Phil Klotzbach de la Universidad Estatal de Colorado.
Sin embargo, pese a tener esta energía tan salvaje, un huracán de categoría 5 depende enormemente del entorno que lo rodea para mantener su poder.
Los huracanes extraen su energía del agua de mar que se ha calentado hasta al menos 26 grados Celsius. Para formar un monstruo de categoría 5, una tormenta no solo debe alimentarse de aguas cálidas, sino que no puede encontrarse con demasiado viento de nivel superior, lo que se conoce como cizalladura, ya que podría interrumpir el desarrollo de la rotación del huracán en sentido contrario a las agujas del reloj.
Desafortunadamente para quienes viven en la trayectoria de Irma, las condiciones en la actualidad son bastante favorables para el desarrollo continuo de la tormenta. La página web Weather Underground ha informado de que el agua del océano justo por delante del huracán registra temperaturas cálidas de entre 28 y 30 grados Celsius. Además, se espera que la cizalladura sea baja durante los próximos días.
Tras el paso del huracán Andrew, las casas se quedaron reducidas a montones de escombros.
Sin embargo, la intensidad de Irma todavía podría fluctuar gracias a los complejos mecanismos de los huracanes más intensos. Las tormentas más fuertes suelen sufrir un fenómeno conocido como ciclo de reemplazo de la pared del ojo. La pared del ojo, que contiene los vientos más fuertes del huracán, rodea el centro calmado de la tormenta. A medida que una tormenta fuerte viaja a través de mar abierto, una segunda pared del ojo puede rodear la pared del ojo existente, provocando que la primera se desintegre y debilitando los vientos más intensos del huracán.
Por otra parte, un huracán puede reintensificarse tras completar el ciclo de reemplazo de la pared del ojo si las aguas todavía están calientes y la cizalladura es baja.
Una tormenta poderosa también puede perder fuerza si pasa sobre una isla grande. Si el huracán Irma atraviesa La Española o Cuba, podría debilitarse enormemente.
John Burk (más adelante) y Carl Wilson (arriba hacia el fondo) estudian los daños a su casa de Long Beach el martes 19 de agosto de 1969. Los vientos del huracán Camille levantaron por los aires a Burk y lo depositaron en un árbol la noche del domingo y tuvo que enfrentarse a la tormenta desde allí. Wilson acabó bajo la casa cuando esta se derrumbó. Ninguno resultó herido. Sin embargo, otras personas que se encontraban en la casa fallecieron.
FOTOGRAFÍA DE JACK THORNELL, ASSOCIATED PRESS
Solo tres huracanes han tocado tierra con categoría 5 en la historia de Estados Unidos. Un total de 32 han alcanzado la categoría 5 temporalmente en la cuenca atlántica desde 1924.
El huracán del labor Day de 1935 llegó a tierra en Long Key, en Florida, el 2 de septiembre de 1935, con vientos superiores a los 320 kilómetros por hora. Unos 250 veteranos de la Primera Guerra Mundial que trabajaban en la construcción de una carretera para la Works Projects Administration del New Deal fallecieron, ya que el gobierno fue incapaz de sacarles de la zona antes de la tormenta.
El huracán Camille tocó tierra el 18 de agosto de 1969 cerca de la ciudad de Bay Saint Louis, en Mississippi, con vientos de hasta 280 kilómetros por hora. La tormenta solo dejó una losa de hormigón donde antes se levantaba un edificio de apartamentos de tres pisos cerca de la ciudad de Pass Christian.
El huracán Andrew impactó contra una base de la fuerza aérea estadounidense y un estadio de béisbol nuevo con vientos de 280 kilómetros por hora cuando llegó a tierra justo al sur de Miami el 24 de agosto de 1992.
Vídeo relacionado: El huracán Harvey: una tormenta parcialmente mortal
Anuncio: Tú vídeo comenzará en
--:--
--:-- / --:--
EL HURACÁN HARVEY: UNA TORMENTA POTENCIALMENTE MORTAL
Cuando el huracán de categoría 5 de 1935 impactó contra los cayos de Florida, islas de coral bajas frente a la punta de Florida, pocas personas vivían allí. Pero en la actualidad, el huracán Irma representa una grave amenaza para los cayos. Solo existe una carretera para entrar y salir de la isla, donde viven 75.000 personas, además de miles de turistas. Una evacuación completa llevaría tres días, lo que significa que los directores de gestión de emergencias deben ordenar una evacuación tres días antes de la fecha en la que se espera que un huracán toque tierra.
Los huracanes, ciclones y tifones son el mismo fenómeno meteorológico: un sistema tormentoso. Sin embargo, los científicos llaman a estas tormentas de distinto modo según el lugar donde se producen. Cuando una de estas tormentas se produce en el Atlántico norte, en el Caribe y en nororiental del Pacífico, se denomina «huracán». Este nombre viene dado por el dios caribeño del mal, Hurrican. Por otra parte, en el Pacífico noroccidental estas tormentas reciben el nombre de «tifones»