Don Juan Manuel, de la risa al llanto

El Infante de Castilla don Juan Manuel (1282-1348) era sobrino del Rey Sabio (1221-1284) y fue cuidado desde pequeño por el hijo de aquel, el rey Sancho IV de Castilla (1258-1295), que era su primo hermano.

La hermosa prosa castellana que escribe el Infante consagra dicha lengua al más alto nivel, tras el empujón dado por el Rey Sabio.

El infante escritor, testigo de los ecos de la era alfonsina

Reunimos aquí tres textos que se relacionan entre sí: la divertida historia del caballero, el zapatero y la justicia del rey, y el relato de la muerte del rey Sancho, que proceden de la selección de sus obras que hizo María Goiry para bachilleres , y también un extracto del primer testamento del Rey Sabio, recogido por Solalinde en su antología de hace un siglo, que ayuda a entender lo anterior. Se pasa de la risa al llanto en tres documentos, dos escritos por don Juan Manuel y el otro dictado por el rey Alfonso.

1. Prólogo a sus obras, con la recopilación de sus doce libros

Para asegurar que los doce libros que había escrito a lo largo de su vida se conservaran conforme a la intención exacta del autor, don Juan Manuel los reunió en un único manuscrito con sus Obras, para el que elaboró un enjundioso y divertido prólogo, que María Goiry incluyó en su edición de la obra del infante para la Biblioteca Literaria del Estudiante, en 1936. Aquí se pueden consultar reproducciones facsímiles tanto del manuscrito del siglo XIV que nos ha llegado con sus Obras, como el de la selección de textos para bachilleres que contiene el prólogo. Debajo se transcribe el texto completo.

Un zapatero, que por cantar mal una cantiga es agraviado por el caballero trovador que la compuso, reclama justicia al rey, una de las funciones principales de este. La historia demuestra la pasión de la época por la poesía, la música y el canto, sin duda heredada de los tiempos del Rey Sabio, que también fue gran compositor.

Recto y verso del primer folio del códice manuscrito de las Obras de Don Juan Manuel en la Biblioteca Nacional de España, con el Prólogo (BVMC).

Don Juan Manuel y los cuentos medievales. Seleccion y notas por Maria Goyri de Menendez Pidal (1936) BLE.pdf

Don Juan Manuel y los cuentos medievales. Selección y notas por María Goyri de Menéndez Pidal (1936). En la página 7 se encuentra el Prólogo general que a sus obras puso don Juan Manuel.

Transcripción

Prólogo general que a sus obras puso don Juan Manuel.

«Así como ha muy grant placer el que face alguna buena obra, señaladamente si toma grant trabajo [en la facer], cuando sabe que aquella su obra es muy loada et se pagan della mucho las gentes, bien así ha muy grant pesar et grant enojo cuando alguno a sabiendas o aun por yerro face o dice alguna cosa por que aquella obra non sea tan preciada o alabada como debía ser.

Et por probar aquesto, porné aquí una cosa que acaeció a un caballero en Perpiñán, en tiempo del primero rey don Jaimes de Mallorcas. Así acaeció que aquel caballero era muy grant trovador et facie muy buenas cantigas a maravilla, et fizo una muy buena además, et había muy buen son. Et atanto se pagaban las gentes de aquella cantiga, que desde grant tiempo non querían cantar otra cantiga sinon aquella. Et el caballero que la ficiera había ende muy grand placer.

Et yendo por la calle un día, oyó que un zapatero estaba diciendo aquella cantiga, et decía tan erradamente, tan bien las palabras como el son, que todo homne que la oyese, si ante non la oyíe, tenía que era muy mala cantiga et muy mal fecha. Cuando el caballero que la ficiera oyó como aquel zapatero confondía aquella tan buena obra, hobo ende muy grant pesar et grant enojo, et descendió de la bestia, et asentóse cerca del. Et el zapatero, que non se guardaba de aquello, non dejó su cantar, et cuanto más decía, más confondía la cantiga que el caballero ficiera.

Et desque el caballero vio su buena obra tan mal confondida por la torpedat de aquel zapatero, tomó muy paso unas tiseras, et tajó cuantos zapatos el zapatero tenía fechos, et esto fecho cabalgó et fuese. Et el zapatero paró mientes en sus zapatos, et desque los vido así tajados, entendió que había perdido todo su trabajo, et hobo grand pesar, et fué dando voces en pos aquel caballero que aquello le ficiera. Et el caballero díjole:

«Amigo, el rey nuestro señor es aquí, et vos sabedes que es muy buen rey et muy justiciero, et vayamos antél et líbrelo como fallare por derecho.»

Ambos se acordaron a esto, et desque legaron antel rey, dijo el zapatero cómo le tajara todos sus zapatos, et le ficiera grant daño. El rey fué desto sañudo, et preguntó al caballero si era aquello verdat, et el caballero díjole que sí, mas que quisieses saber por qué lo ficiera. Et mandó el rey que dijiese, et el caballero dijo que bien sabía el rey que él ficiera tal cantiga, que era muy buena, et había buen son, et que aquel zapatero ge la había confondida, et que gela mandase decir. Et el rey mandógela decir, et vio que era así. Estonce dijo el caballero que, pues el zapatero confondiera tan buena obra como él ficiera et en que había tomado grand dampno et afán, que así confondiera él la obra del zapatero. El rey et cuantos lo oyeron tomaron desto grant placer, e rieron ende mucho, et el rey mandó al zapatero que nunca dijiese aquella cantiga nin confondiese la buena obra del caballero: et pechó [pagó] el rey el daño al zapatero, et mandó al caballero que non ficiese más enojo al zapatero.

Et recelando yo, don Johan, que por razón que non se podrá excusar que los libros que yo he fechos non se hayan de trasladar muchas veces, et porque yo he visto que en el trasladar acaece muchas veces, lo uno por desentendimiento del escribano, o porque las letras semejan unas a otras, et que en trasladando el libro porná una razón por otra, en guisa que muda toda la entención et toda la [suma], et será traído el que la fizo, non habiendo y culpa; et por guardar esto cuanto yo pudiere, fice facer este volumen en que están escriptos todos los libros que yo fasta aquí he fechos, et son doce: el primero tracta de la razón por que fueron dadas al infante don Manuel, mío padre, estas armas que son alas et leones, et por qué yo et mío fijo legítimo heredero et los herederos del mi linaje podemos facer caballeros, non lo seyendo nos, et de la fabla que fizo conmigo el rey don Sancho en Madrit ante de su muerte. Et el otro de castigos et de consejos que dó a mi fijo don Ferrando, et son todas cosas que yo probé. El otro libro es de los Estados. Et el otro es el libro del Caballero et del Escudero. Et el otro libro de la Caballería, / et el otro de la Crónica abreviada, et el otro la Crónica complida. El otro, el libro de los Engeños ; et el otro el libro de la Caza; et el otro el libro de las Cantigas que yo fiz ; et el otro el de las Reglas cómo se debe trovar.

Et ruego a todos los que leyeren cualquier de los libros que yo fiz, que, si fallaren alguna razón mal dicha, que non pongan a mí la culpa fasta que vean este volumen que yo mesmo concerté. Et desque lo vieren, lo que fallaren que es y menguado, non pongan culpa a la entención, ca Dios sabe buena la hobe; mas pónganla a la mengua del mi entendimiento que erró en dos cosas: la una, en el yerro que y fallaren, et la otra, porque fui atrevido a me entrometer en fablar de tales materias, entendiendo la mengua del mío entendimiento, et sabiendo tan poco de las Escripturas como aquel que, yo juro a Dios verdat, que non sabría hoy gobernar un proverbio de tercera persona. »


Fuente: Don Juan Manuel (Goiry, 1936, págs. 7-11) a partir de manuscrito de la BNE.

2. En Matrit, la muerte del rey Sancho

Don Juan Manuel recuerda cómo le habló Sancho IV en su lecho de muerte ─con 13 y 37 años respectivamente─ sobre las bendiciones que los padres hacen a los hijos llegada la hora final, pero que él no puede darle, se lamenta, porque no la recibió de su padre.

Fuente: Extracto del Tratado sobre las armas, en Don Juan Manuel (Goiry, 1936. p. 19.)

Transcripción

«Lo primero, porque perdedes en mí un rey et un señor, vuestro primo cormano [hermano] , que vos crió et que vos amaba muy verdaderamente, et que non vos finca [queda] otro primo cormano en el mundo sinon aquel pecador del infante don Johan que anda perdido en tierra de moros.

La otra es, que me vedes morir ante vos et non me podedes acorrer, et bien cierto só que como quier que vos sodes muy mozo [13 años], que tan leales fueron vuestro padre et vuestra madre, et tan leal seredes vos que, si viésedes venir cient lanzas por me ferir, que vos metredes entre mí et ellas, porque feriesen ante a vos que a mí, et querríades morir ante que yo muriese.

Et agora vedes que estades vos vivo et sano, et que me matan ante vos, et non me podedes defender nin acorrer; ca bien cred que esta muerte que yo muero non es muerte de dolencia, mas es muerte que me dan míos pecados, et señaladamente por la maldición que me dio mío padre por muchos merecimientos que le yo merecí.»

3. La maldición en el testamento del Rey Sabio

Antonio G. Solalinde seleccionó en 1922 Una carta y dos testamentos como documentos personales y fuentes primarias para conocer de primera mano la personalidad del Rey Sabio, incluso en los días de enfermedad, amenaza de muerte y «penosos sufrimientos de Alfonso ante la deslealtad de sus súbditos», que incluía la rebelión de su propio hijo y heredero, Sancho, a quien en consecuencia deshereda y maldice en 1283.

Fuente: Primer testamento de 1283, en Alfonso X el Sabio (Solalinde. 1922, II, p. 162)

Transcripción

«E por ende don Sancho por lo que fizo contra nos, debía ser desheredado de todas las cosas, por el desheredamiento que nos fizo tomando nuestras heredades a muy grand quebrantamiento de nos, et por non querer esperar fasta la nuestra muerte por haberlos con derecho et como debía, desheredado sea de Dios e Santa Maria, et nos desheredárnoslo.

Otrosí, por fuero et por ley del mundo que non herede en lo nuestro él, ni los que vinieren dél, por siempre jamás. Otrosí, porque nos desapoderó contra verdad e contra derecho del mayor desapoderamiento que nunca fue fecho a home, debe ser él desapoderado, e decimos contra él aquel mal que Dios establesció contra aquel que tales cosas dixiese, et esto es, que sea maldicho de Dios, et de Santa Maria, et de toda la corte celestial, et de nos: et por disfamamiento que fizo de nuestra persona, desfamámoslo nos de aquel desfamamiento que él se quiso haber; et que asi como traición fizo de aquestas cosas, que asi lo damos nos por traidor en todas et por cada una dellas; de guisa que non tan solamente haya aquella pena que traidor meresce en España, mas en todas las tierras do él acaeciere vivo e muerto.

Et porque a los otros nuestros fijos metió en estos fechos faciéndoles entender falsedades et enemigas, por que se hobieron a mover contra nos muy cruelmente...»

4. Nota historiográfica: dos visiones contrapuestas de la historia pasada y del reinado del rey Sabio.

Don Juan Manuel tenía con el Rey Sabio y su sucesor Sancho una relación compleja: era su familiar y admiraba la sabiduría de uno y la bravura del otro, pero no dejaba de ser un rico homme de la alta nobleza que quería defender sus privilegios de las iniciativas reales que los atacaban.

Esa rivalidad explica su énfasis en que la línea dinástica entre Alfonso X y Sancho IV era irregular y maldita. En contraste, las Crónica reales, de Fernán Sánchez de Valladolid, mandadas escribir por Alfonso XI (bisnieto y nieto de aquellos) representaban la versión rival, en la que en el último momento el rey perdonaba a su hijo. Así, existía continuidad legítima en la lucha por afirmar los derechos de la realeza frente a los privilegios de la nobleza. Dos visiones de la historia pasada que se explican en el presente en el que fueron escritas: una exaltaba la dinastía reinante y la otra la denostaba. Lo cierto es que Pedro I, sucesor de Alfonso XI, fue el último de su dinastía, ya que murió asesinado por sus rivales de la gran nobleza. Su sucesor, Enrique II de Trastámara, estaba casado con Juana Manuel de Villena, hija del infante escritor.

Referencias

Actividades

  • Lee la transcripción del «Prólogo general que a sus obras puso don Juan Manuel» e identifica qué es lo que le molestó al caballero y cómo reaccionó ante ello.

  • ¿Qué hace al rey en el juicio y qué decisión toma al final?

  • En el Prólogo se alude a un acontecimiento que ocurrió en Madrid y que menciona una maldición. ¿Qué sucedió y qué maldición es esa? Investiga sobre ello a partir del testamento del Rey Sabio. Tienes más información en la página de Familias.

Aportaciones de clases y alumnos