Leyendas Riojanas

La leyenda del gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada

El milagro del ahorcado y del gallo y la gallina de Santo Domingo de la Calzada  son Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial, por parte del Gobierno de La Rioja.

Un matrimonio alemán y su joven hijo, Hugonell, se dirigen en peregrinación a Compostela. Al llegar a Santo Domingo se hospedan en un mesón. La hija del posadero se enamora del joven, pero al no ser correspondida decide vengarse ocultando una copa de plata en el equipaje del joven. Cuando éste abandona la ciudad la muchacha denuncia el robo. Al ser capturado, se encuentra la copa entre sus pertenencias por lo que es acusado de robo y condenado a la horca.

Al día siguiente, sus padres, antes de emprender el viaje, van a ver el cuerpo de su hijo, quien sorprendentemente estaba vivo y les dice: “El bienaventurado Santo Domingo de la Calzada me ha conservado la vida contra el riguroso cordel… dad cuenta de este prodigio”. Los padres acuden a contar el suceso al corregidor de la ciudad, pero éste, escéptico, comenta que el joven está tan vivo como el gallo y la gallina asados que se dispone a comer. Al instante las aves recuperan las plumas y la vida, dando fe del portentoso milagro.

De ahí el dicho:
“Santo Domingo de la Calzada
donde cantó la gallina después de asada”


El Picuezo y la Picueza.

Camino de la Cueva, en Autol, se alzaba el castillo.

¡Cúantas haciendas poseía su dueño, el señor!

Si de todo se mostraba ufano, su predilección estaba en aquella viña cuyas cepas trajo de lejanas tierras.

Reyes, príncipes, señores se regalaban con el fruto que su dueño, celoso, guardaba en sus bodegas.

Más de la viña preferida faltan los ricos frutos. Se extrema la vigilancia y aquella noche, tras el toque de queda, los que velan han visto:

Un hombre y una mujer amparados por la oscuridad se llevan las uvas en grandes cestos.

Y viene el interrogatorio, al que ellos altivos contestan:

«Que Dios nos vuelva piedras, si son uvas las que ocultamos».

Y la maldición se cumplió.

Allí están como dos enormes monolitos, formando extraña pareja junto al castillo  el Picuezo y la Picueza.