CULTURA del Pensamiento

¿Cómo pensamos? ¿Qué es pensar eficazmente?

Tristemente, las personas no solemos dedicarle demasiado tiempo a esta forma de pensar. Son abundantes los ejemplos de actos de pensamiento poco eficientes como por ejemplo, sacar conclusiones precipitadas, no explorar todas las alternativas posibles, ver en los síntomas de un problema el problema en sí mismo, ignorar que es necesario aplicar una destreza determinada, no comprobar el trabajo hecho, saltarse pasos en una rutina o dejar que los sentimientos nos influyan en el momento de sacar conclusiones (Bloom, B., y Broder, L, 1980)

¿Qué es entonces el pensamiento eficaz? Se refiere a la aplicación competente y estratégica de destrezas de pensamiento y hábitos de la mente productivos que nos permiten llevar a cabo actos meditados de pensamientos al tomar decisiones, argumentar y otras acciones analíticas, creativas o críticas.

Los individuos que son capaces de pensar con eficiencia pueden emplear, y de hecho emplean, esas destrezas y hábitos por iniciativa propia, y son capaces de monitorizar su uso cuando les hace falta.

Está en nuestra mano cultivar el pensamiento eficaz en nuestro aula. La Cultura de Pensamiento se crea en aquellas aulas y espacios en los que el pensamiento individual y de grupo es valorado y se hace visible, y se promueve de forma activa como parte de las experiencias cotidianas y habituales de los miembros del grupo (Richart, 2002).

A partir de este tipo de estrategias se orienta a los docentes a replantearse su trabajo desde la pedagogía para la comprensión.

¿Qué estrategias mejoran el pensamiento?

Las recogidas en las rutinas de pensamiento. Cada rutina es un patrón sencillo que facilita la estructuración y visibilidad de dichas destrezas de pensamiento.

Ayudan al alumnado a ejercer mayor control sobre su cognición, al favorecer la toma de conciencia sobre sus procesos de pensamiento consigue una mayor autonomía en el aprendizaje.

Las destrezas se apoyan en un organizador gráfico que es una herramienta que ayuda a representar de forma visual el conocimiento. Lo ordena y permite de forma visible observar las relaciones entre la información.

Los y las estudiantes aprenden de una manera más motivadora y activa a través del pensamiento. Más allá de “aprender” a pasar exámenes de una manera pasiva y memorística, como sucede hoy en día en muchas aulas. Aulas que en muchos casos están centradas en el papel del profesorado en lugar de en el alumnado.

Más importante aún, mediante estrategias como las rutinas aprenden habilidades depensamiento importantes desde una forma profunda y enriquecida para comparar ycontrastar cosas, para realizar con destreza una toma de decisiones o una resolución de problemas. Estas habilidades permanecerán con ellos/as el resto de sus vidas.

Robert Swartz propone lo que denomina “infusión de pensamiento dentro de loscontenidos de aprendizaje”. Esta afirmación conlleva que el buen pensamiento impregne todas nuestras actuaciones docentes. Caminar hacia la enseñanza de un pensamiento profundo y eficaz en las aulas supone enseñar a comprender y pensar sobre los contenidos.