consideraciones sobre el trabajo por proyectos

El trabajo por proyectos responde a las necesidades educativas actuales.

El trabajo por proyectos en los centros educativos no es una novedad. Desde el siglo XIX en la escuela se empieza a experimentar este tipo de metodología, basada en las ideas y planteamientos de John Dewey. Pero a su vez, se hace necesario descubrir cómo deben evolucionar los proyectos interdisciplinares para que encajen con los nuevos tiempos educativos.

El trabajo por proyectos debe estar fundamentado en la vida real y responder a necesidades de la misma. La educación existe para hacer mejor la vida de lo que sería de otro modo, y debe comenzar con el mundo, con la vida social del entorno y con los hombres como son ahora, y tratar de hacer a estos mejores (Kilpatrick, 1951). Por otro lado, los fines y objetivos, como en la vida real, no suelen presentarse como unidades simples y fáciles de entender. (Hilda Taba, en Krull, 2003). Por lo tanto, un modelo de aprendizaje en el que los estudiantes planean, implementan y evalúan proyectos tienen aplicación en el mundo real más allá del aula (Blank, 1997).

En un proyecto interdisciplinar los estudiantes retienen mayor cantidad de conocimiento y habilidades cuando están comprometidos con proyectos estimulantes. Mediante los proyectos, los estudiantes hacen uso de habilidades mentales de orden superior en lugar de memorizar datos en contextos aislados, sin conexión. Se hace énfasis en cuándo y dónde se pueden utilizar en el mundo real (Reyes, 1998). De esta manera los estudiantes desarrollan habilidades y competencias tales como colaboración, planeación de proyectos, comunicación, toma de decisiones y evaluación (Blank, 1997 y Dickinson, 1998), ya que sólo aquello que interesa al niño es capaz de determinar una actividad provechosa (Sensat, 1934)

La forma como enseñamos tiene la misma importancia que los contenidos.

Habría que orientar la curiosidad del alumnado, ya que enseñar no es transferir (Freire, 1969). Y como dijo Albert Einstein, lo más importante es no dejar de hacerse preguntas. No sólo hay que transmitir saberes, también valores y todo aquello que los rodea, como diálogo, autonomía, empatía, habilidades sociales y pensamiento crítico.

Un proyecto interdisciplinar debe ayudar a alcanzar los fines educativos.

Un proyecto interdisciplinar debe ser un documento vivo, flexible, horizontal y en construcción, convirtiéndose en un instrumento útil para el alumnado y profesorado, que ayude a alcanzar los fines educativos y no sea un fin en sí mismo. Por ello es mejor hablar de planificación que de programación.

¿Qué aprendemos con los proyectos interdisciplinares? La misión de la escuela ya no es enseñar cosas. Eso ya lo hace la TV o Internet... la escuela debe ser el lugar donde los chicos y chicas aprendan a mejorar y usar las nuevas tecnologías, donde se transmitan un trabajo y un método de investigación científica, se fomente el conocimiento crítico y se aprenda a cooperar y trabajar en equipo (Tonucci, 1983). Se aprende tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresión oral, el cálculo, la solución de problemas y la gestión de las emociones) como los contenidos del aprendizaje (conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de vida, tomar decisiones fundamentadas y seguir aprendiendo (Comisión, 1990).

En todo aprendizaje hay una componente emocional. La separación entre intelecto y emociones es absurda, porque las emociones son un sistema de guía para el organismo [...], puesto que nos lleva a la acción" (Guibert, 2005). Por lo tanto, a la hora de planificar o programar un proyecto hay que entender que las lecciones están hechas para los estudiantes, y no los estudiantes para las lecciones (Meireu, 1998).

No hay que partir de cero, los conocimientos previos tienen que ser la base de los nuevos aprendizajes. Si se tuviera que reducir toda la Psicología educativa a un solo principio sería este: el factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el estudiante ya sabe. Averígüese y enséñese consecuentemente. (Ausubel, 1983). Partiendo de los conocimientos previos ya se pueden afrontar los nuevos saberes.