Clave Marco de Centro

Claves marco de Centro para una transformación basada en la pedagogía por proyectos

CLAVE PERFIL DE SALIDA DEL ALUMNADO EN UN CENTRO QUE ENCARNA LAS 4 Cs

Cada centro deberá ser consciente del mundo en el que vive y sus problemas (Laudato SI), deberá ser competente, compasivo (movido por las injusticias) y comprometido (cabal y públicamente con los problemas de la sociedad y su solución desde un actor educativo) y tendrá que hacer la reflexión sobre el perfil de salida de nuestro alumnado en cada una de las etapas educativas. La fuente principal para ese perfil de salida son las cuatro Cs, adecuando su aplicación al contexto de cada centro y las pautas comunes que vengan planteadas desde EDUCSI

A continuación, se propone una lectura del significado de las cuatro Cs: CONSCIENTES, COMPETENTES, COMPASIVOS Y COMPROMETIDOS

Luis Ugalde S.J. (Diciembre de 2012) Enlace al texto ampliado.

Decimos que el objetivo de la educación ignaciana es formar personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas. Son cuatro cualidades que se complementan y que juntas constituyen lo que entendemos por una educación de calidad. ¿Qué entendemos por cada una de estas características?

CONSCIENTES

Personas que entienden la vida como un don y agradecen su dimensión de gratuidad.

Personas que se reconocen como invitadas a ser co-creadores responsables de sí mismas y de su mundo; llamadas a cuidarlo y mejorarlo y a hacer el bien. Personas que desarrollan conscientemente su libertad para decidir y usarla responsablemente.

Personas que reconocen la dignidad de las otras personas. Que aman la propia realización y la de los otros. Que entienden que los demás no son objetos suyos, sino personas igualmente llamadas a realizarse en un “nos-otros” que los incluye.

Personas que reconocen como su sentido y razón de ser a Dios-Amor, que nos crea a su imagen y semejanza y es origen y sentido de la vida de la que recibimos y de la que construimos libremente.

COMPETENTES

En educación tratamos de que al término de cada etapa la persona haya adquirido las competencias que son razonables y deseables para esa etapa.

Ser competente significa no defraudar a otros que buscan los buenos servicios de esa competencia. Cuando decimos que un médico, un abogado, un ingeniero, un electricista o un maestro son competentes, decimos que nos podemos fiar de su capacidad profesional y que es capaz de dar el servicio de calidad que se espera de él. Por el contrario, el incompetente es un fraude y su incapacidad produce males: un aviador estrella el avión, un maestro deseduca y un médico mata.

Las competencias son específicas a cada etapa educativa y a cada edad en formación. Las sociedades establecen las competencias que deben ser adquiridas en las diversas etapas de la educación inicial, primaria, secundaria o superior.

Un título promete una profesionalidad competente en determinada área: sabe de eso. Quien no la tenga, engaña y defrauda a la sociedad.

El uso de una competencia es ambiguo: una persona muy competente puede usar sus habilidades y profesionalidad para construir o destruir, para explotar o servir, para actuar con verdad o falsedad, para dar vida o matar.

Por eso no basta formar personas competentes, sino que se requieren las otras 3 Cs para que la formación sea de calidad.

COMPASIVOS

Amar al prójimo como a ti mismo significa que no sólo reconocemos y amamos nuestra vida, sino también reconocemos y amamos la vida del otro como la propia y nos solidarizamos con su privación.

Significa que somos cuidadores de los demás y corresponsables (como reclama Dios a Caín). Que tenemos sensibilidad para ver y responder a las necesidades del otro: padecemos con él, le tenemos simpatía, somos solidarios con él.

En el Evangelio aprendemos que el prójimo no es sólo el pariente, el amigo y el vecino, sino también el desconocido, distinto y lejano. Hoy entendemos mejor que la humanidad es una y cercana y que aun de los lejanos hay que hacerse hermanos.

Con nuestro amor y compasión nos hacemos hermanos y así nos transformamos a nosotros mismos (parábola del samaritano). Jesús nos dice “Haz eso y vivirás” (Lucas 10,28). Con eso ganamos la vida. Hacemos hoy humanidad cuando ese espíritu alienta la política, la economía, la cultura... Somos portadores de esa esperanza. Lo contrario es odio, guerra y muerte.

Jesús nos dice también que Dios está ahí en ese reconocimiento (1ª carta de Juan 4,12) y que lo que hacemos con el más pequeño lo hacemos con Él (Mateo 25). En la hermandad y amor nos encontramos con Dios. Por eso S. Ignacio busca y pide que podamos “en todo amar y servir”.

Vivir eso es vivir con el Dios de Jesús, Padre y Madre que nos hace hermanos.

Un mundo sin esta dimensión floreciente es un infierno donde unos para otros somos lobos (“Homo homini lupus”, Hobbes).

COMPROMETIDOS

Con la vida y con la humanidad. Comprometidos con la solución de los problemas que aquejan a la humanidad de nuestro tiempo. Esto, junto con los rasgos anteriores, se contrapone al individualismo egoísta que sólo va a lo suyo, sin importarle los males de los demás. A la compasión el compromiso le añade actuación con visión de la realidad, la comprensión de las causas de los males, la construcción de instituciones y estructuras de valor.

En un mundo tan interrelacionado e interdependiente, el comprometido asume lo público como plataforma de bien común, nacional e internacional. El comprometido busca su bien, pero al mismo tiempo busca que sea bueno para los demás. Busca estructuras sociales e instituciones para que todos tengan oportunidad de vida digna, pues las sociedades que excluyen y niegan a una parte de ellas cultivan a la larga el conflicto y la mutua destrucción.

El comprometido tiene creatividad de nuevas posibilidades partiendo con una visión crítica de las negaciones que mutilan la humanidad.

Cuando en nuestra educación buscamos formar personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas, entendemos la vida como un don recibido que a su vez es don para otros. Jesús enseña que no gana la vida quien domina y oprime, sino quien sirve. El que dona su vida, aunque parece que la pierde, la gana. Este misterio de la vida es el alma de nuestra educación que busca formar hombres y mujeres “para los demás” y “con los demás”. Ese es el misterio de El Resucitado que por dar su vida no la pierde, sino que la gana y nos dona por amor y nos invita a hacer nuestro ese camino.

Los conscientes, competentes, compasivos y comprometidos potencian su profesión con su espiritualidad y su espiritualidad se potencia con la competencia profesional y capacidad de transformar y construir un mundo más humano.

El P. Nicolás, citado en el SIPEI de 2014, se refirió al significado de las cuatro Cs y de su contribución a la visión de la excelencia humana que ofrecemos a nuestras alumnas y alumnos. Enlace al documento.

En su alocución de octubre de 2017 en Río, el P. Sosa menciona una nueva C, la Coherencia. “la coherencia debe ser parte de nuestro paradigma educativo, en el que tratamos de formar a nuestro alumnado para que sea coherente tanto en su disposición interna y actitud, como en su acción externa.”

Los contenidos de las cuatro Cs necesitan de aterrizajes para ser concretados. A continuación, se presentan algunas perspectivas para hacerlo.


CIUDADANÍA GLOBAL

Hablar de ciudadanía desde una identidad cristiana apunta al modo en que trabajamos por el bien común a favor de todas las personas, independientemente de su origen, religión, etnia… El compromiso ciudadano constituye la dimensión ética y política de la preocupación por el bien común.

Nada hay verdaderamente humano que no sea relevante para el cristiano. Esta conciencia implica una preocupación por lo común, por la “ciudad”, por lo que sucede en el ámbito público. Es lo contrario al intento de formación de un gueto, que constituye una de las tentaciones sociales más fuertes en la actualidad y que adquiere la forma de integrismos y fundamentalismos en su versión más radical, pero que se construye, en muchas ocasiones, desde la propia elección del barrio, el colegio…

La comunidad cristiana precisa profundizar en la conciencia de una fraternidad universal, que supera nacionalidades y credos, y que en su dimensión pública adquiere la forma de una conciencia de ciudadanía universal. Implica considerar a la política como la herramienta legítima que tiene la capacidad de tomar las decisiones que orientan a las sociedades hacia el bien común. De hecho, sin la política no habrá nunca un nuevo orden internacional que promueva un desarrollo integral, universal y sostenible. Supone también un interés activo porque ese ámbito público proteja de modo especial a los más débiles. Ese es el sello cristiano -si bien no exclusivo- de una preocupación ciudadana; se trata de una reivindicación ética. Esto significa que podemos litigar con otros grupos en la defensa de los últimos. De hecho, habrá conflicto por este motivo y posiblemente si la búsqueda es sincera por parte de todos, ese conflicto será creativo.

Conciencia de ciudadanía significa también entrar en diálogo con el diferente y confiar que podemos llegar a espacios de entendimiento y convergencia. Supone crear grupos plurales donde defender causas justas y promover asociaciones ciudadanas donde cultivar esta conciencia. Implica por tanto trabajar por activar el humus de democracia sobre el que se deben asentar nuestros ordenamientos jurídicos. En el ámbito de la familia ignaciana, son muchos los esfuerzos que se están haciendo por ofrecer una formación política y ciudadana que contribuye a nutrir y renovar ese humus democrático necesario.

Por último, hablamos de una ciudadanía global, que va más allá del interés exclusivo por el bienestar de nuestros connacionales y que promueve una justicia internacional, tan necesaria de defender hoy en los países acomodados del Norte.

Los ciudadanos y ciudadanas conscientes, compasivos y comprometidos necesitan de procesos educativos que generen en ellos capacidades de transformación y cambio hacia el tipo de sociedad a la que aspiramos.

Para ello, algunos elementos que podemos debatir para incorporarlos en el diseño y ejecución de proyectos son:

Contacto/Cercanía con personas y grupos excluidos/vulnerables/minoritarios, respetando la diversidad y entrando en un dialogo horizontal, basado en la aceptación de que la persona diferente tiene algo que enseñarnos.

    • Analizar datos de pobreza, desigualdad, migración, etc.
    • Tener contacto con organizaciones/personas que representen a estos colectivos.
    • Trabajar desde lo cognitivo, lo afectivo y encaminarse hacia la participación.

Género

    • ¿Qué temas trabajamos? - por ejemplo "mujeres científicas"
    • ¿Cómo trabajamos? - composición de grupos, expresión de afectos, reafirmación o no de estereotipos asignados a "chicos y chicas"
    • ¿Con qué enfoque? ¿desde dónde lo hacemos?

Cuidado de la creación - dimensión ambiental

Pretendemos que el alumnado se haga consciente de su responsabilidad en el cuidado de la casa común, se sensibilice, reflexione y se comprometa en acciones cotidianas y que establezcan hábitos ecológicos, de desarrollo sostenible, de cuidado de la naturaleza, de consumo responsable… Para ello, se propone:

    • Insertar curricularmente temáticas que tengan una vinculación, por ejemplo, con las estadísticas y matemáticas temas vinculados a consumo, polución, huella ecológica, etc.
    • Reflexión sobre hábitos, expectativas, sobre deseos... (de tener) elementos muy existenciales vinculados al consumo, necesidades y por tanto cuidado de la creación
    • Acciones concretas, compromisos personales, sociales y normativos o institucionales.

Participación, democracia, poder

    • Temáticas que abordan (historia, ciencias sociales, filosofía...) temas vinculados a la democracia, la participación social, los derechos humanos y sus obligaciones asociadas, etc. se trabajan desde una perspectiva más personal y de compromiso social.
    • Protagonismo en las metodologías o en los proyectos diseñados debe ser consciente que educan en la participación -que se aprende participando- reflexionar sobre cómo participamos, cómo nos relacionamos, etc.
    • Eso nos lleva a preguntarnos ¿qué otros espacios tienen las chicas/os para participar más allá del aula en el propio centro?

Interrelación entre las realidades local y global

    • Conocer contextos de otras realidades y vinculado a cosas que pasan en mi entorno, buscar la vinculación global-local. Por ejemplo, si la diversidad cultural es una realidad local tendríamos que preguntarnos a qué mecanismos o dinamismos globales responden, por ejemplo. Se puede trabajar desde temáticas concretas y desde los “cómos”.
    • ¿Cómo damos claves de interpretación de la realidad que viven los y las chicas?
    • Es una dimensión que nos debe llevar hacia hacer algo, en el ámbito personal, colectivo y político.
    • Compromiso en realizar cosas, identificar repercusiones de nuestros actos en otros contextos, hacernos cargo de la corresponsabilidad que tenemos para construir contextos de convivencia más amables, identificar interrelaciones e interdependencias.

INTEGRACIÓN FE-JUSTICIA

Vivir de forma armónica e interdependiente las dimensiones de la fe personal y la justicia que se desprende del Evangelio implica, por un lado, descubrir en la relación personal con Dios el envío a “sanar y reconciliar el mundo” y, por otro, reconocer a Dios en el otro vulnerable y verle actuando en el mundo, precediéndonos en el servicio, reforzando de ese modo la intimidad con Él.

Las personas conscientes y compasivas, de acuerdo con la espiritualidad ignaciana, tratan de abrir puentes y establecer relación y diálogo entre los aprendizajes sobre cuestiones de la ciencia y la fe; o sobre experiencias de servicio y voluntariado y la fe; o sobre los diversos paradigmas culturales y la fe; o sobre el diálogo interreligioso, de manera que el alumnado pueda desarrollar la capacidad de profundidad y de apertura hacia estos ámbitos vitales y de trascendencia.

CUIDADO DE LA CREACIÓN - DIMENSIÓN AMBIENTAL

Pretendemos que el alumnado se haga consciente de su responsabilidad en el cuidado de la casa común, se sensibilice, reflexione y se comprometa en acciones cotidianas y que establezcan hábitos ecológicos, de desarrollo sostenible, de cuidado de la naturaleza, de consumo responsable…Para ello, se propone:

    • Insertar curricularmente temáticas que tengan una vinculación, por ejemplo, con las estadísticas y matemáticas temas vinculados a consumo, polución, huella ecológica, etc.
    • Reflexión sobre hábitos, expectativas, sobre deseos... (de tener) elementos muy existenciales vinculados al consumo, necesidades y por tanto cuidado de la creación.
    • Acciones concretas, compromisos personales, sociales y normativos o institucionales.

ESPIRITUALIDAD IGNACIANA

Las personas conscientes y compasivas se construyen en nuestro contexto desde la espiritualidad ignaciana. Para ello, es necesario abordar algunos elementos durante el proceso educativo:

Un proyecto diseñado, construido y puesto en práctica en nuestros Centros:

    • Buscar que el alumnado crezca en el reconocimiento de las emociones, el manejo del control emocional, en la identificación de los sentimientos, en el autoconocimiento positivo, en la habilidad de imaginar y percibir la profundidad de las experiencias, en el desarrollo de la interioridad, etc.
    • Proponer en el proceso de aprendizaje los pasos del Paradigma Pedagógico Ignaciano, como se ha desarrollado en otro capítulo de este documento:
          • Situar la realidad en su contexto.
          • Experimentar vivencialmente.
          • Reflexionar sobre esa experiencia.
          • Actuar consecuentemente.
          • Evaluar la acción y el proceso seguido.
    • Trabaja, identifica, explora y vivencia alguno de los valores del Evangelio: el amor-la alegría, el servicio-la entrega, la alegría-la confianza-la esperanza, el agradecimiento y la gratuidad, el compromiso-la solidaridad-la generosidad, el perdón-la reconciliación, etc.
    • Trabaja, identifica, explora y vivencia alguno de los valores de la Espiritualidad Ignaciana: “en todo amar y servir”, una entrega gratuita y des-interesada, siempre sospechando de nuestro propio amor, querer e interés; “el amor se pone más en las obras que en las palabras”; “un fuego que enciende fuegos”; “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”; “Amigos en el Señor”; el MAGIS, siempre buscando aquello que más contribuye a la construcción del Reino, con los criterios de mayor fruto, llegando a más personas y actuando donde nadie llega todavía;
    • Trabaja y aprende, una vez alcanzada la madurez necesaria, alguna de las herramientas espirituales ignacianas, como el discernimiento para tomar una buena elección con la ayuda que para ello ofrecen las reglas de discernimiento. Para ello pueden ayudar testimonios de jesuitas y laicos/as ignacianos; estilos de vida de jesuitas como San Ignacio, San Francisco Javier, etc.
    • Ofrece y plantea cuestiones y reflexiones de manera que el alumnado, en su desarrollo integral, se plantee su propio sistema de valores y creencias, su modo de tomar decisiones de manera coherente, el impacto de ciertas acciones fuera de la ética, la búsqueda de aquello que nos da la verdadera felicidad, etc.
    • Desarrolla actividades formativas en las que se conectan aprendizajes formales e informales, curriculares y extracurriculares: espacios fuera del aula, aprendizajes experienciales, reflexiones que conectan conocimientos con implicaciones vitales, etc.