¿Cómo evaluar a través de actividades intelectualmente desafiantes, similares a las que demandan conocimiento en las ciencias, disciplinas y en la vida cotidiana?
Le invitamos a observar el siguiente video introductorio al tema de la evaluación auténtica del aprendizaje.
¿Por qué es importante conocer la evaluación auténtica?
Con frecuencia los contenidos que se presentan en las evaluaciones suelen ser descontextualizados, artificiales y poco realistas. Preguntas como: “Calcula la aceleración adquirida por un objeto de 0.8 kg cuando se le aplica una fuerza de 2N” o “Enlista las consecuencias de la Revolución Francesa”, han sido fuertemente criticadas por los teóricos de la evaluación auténtica, pues estas actividades realmente dicen poco a los estudiantes. Además, difícilmente permiten que se generen o consoliden aprendizajes significativos (véase ficha “Aprendizaje significativo”), aunado a que los preparan de manera insuficiente para los verdaderos retos que se enfrentarán en la vida cotidiana o profesional, pues como mencionan Bloxham y Boyd (2007), "ser capaz de reproducir los conocimientos en un examen descontextualizado no garantiza que el conocimiento pueda ser utilizado en un entorno de la vida real".
Existe una noción de evaluación como puente entre la enseñanza y el aprendizaje, de tal forma que puede actuar como una palanca para el aprendizaje siempre y cuando esté integrada en el proceso de enseñanza (Brown, 2015). A partir de esta concepción de la evaluación, debemos procurar ayudar al estudiantado a desarrollar conocimientos a través de las actividades evaluativas, en tanto valoración del progreso en la adquisición de conocimientos o comprensión. Además, estas actividades deben ser útiles en la vida cotidiana y tener un propósito genuino con valor más allá del aula, de tal forma que los estudiantes puedan evidenciar su comprensión del contenido y sus capacidades para utilizarlo en situaciones propias de la vida (Ravela, Picaroni y Loureiro, 2017).
¿De dónde surge este modelo de evaluación?
El movimiento de la evaluación auténtica surgió a finales de los 80, con la intención de distinguir entre las pruebas o evaluaciones que se hacen y aplican en las escuelas con fines de acreditación, de las pruebas o evaluaciones construidas para la función formativa.
En las escuelas, es común que los estudiantes sean evaluados principalmente mediante exámenes, en los que se les pide que reproduzcan formas "escolarizadas" del conocimiento, muchas veces están elaborados mediante situaciones irreales o artificiales muy alejadas a las experiencias de la vida cotidiana.
A partir de esto, sus principales representantes propusieron evaluar (y por tanto también enseñar) a través de situaciones lo más parecidas a situaciones de la vida real, donde se produce y utiliza el conocimiento, permitiendo al estudiantado construir el conocimiento e indagar en torno a tareas con sentido dentro y fuera del aula. Este tipo de evaluación, en la medida que forma parte de la enseñanza, requiere que el alumno no sólo escriba para el docente lo que éste ya sabe, sino que le presente nuevas maneras de atender estas problemáticas (siempre basándose en conocimientos fundamentados) (Ravela, Picaroni y Loureiro, 2017).
¿Qué es la evaluación auténtica?
Para comenzar, debemos entender que este tipo de evaluación parte de algunas nociones similares a las de la evaluación formativa, pues considera al igual que ella, que éste debe ser un proceso inseparable de la enseñanza, por lo que desde este modelo es imposible considerar que la evaluación se deba realizar al finalizar el proceso de enseñanza- aprendizaje de manera aislada, “guardando los cuadernos” y sin poder hablar entre compañeros, porque es en estas situaciones donde se construye el aprendizaje y donde los profesores como tú, deben aprovechar para recopilar datos sobre el desempeño de sus estudiantes.
En otras palabras, la evaluación auténtica tiene lugar cuando enseñas y examinas directamente el desempeño de tus estudiantes a través de tareas intelectuales relevantes y contextualizadas, invitándolos a ser intérpretes eficaces de sus conocimientos adquiridos (Wiggins, 1990). Es decir, permite que los alumnos aprendan al tiempo que los evalúas y que los evalúes al tiempo que aprenden, mientras resuelven tareas útiles de la vida cotidiana que les permitirán desarrollar habilidades que podrán utilizar en futuras ocasiones.
Así pues, la evaluación por tareas auténticas requiere que tus estudiantes hagan un uso activo de sus conocimientos (en lugar de sólo recordarlos) y los apliquen en contextos reales, contemporáneos y prácticos (Brown, 2015), para lograrlo, este tipo de evaluaciones deben seguir una serie de principios propuestos por Paris y Ayres (1994), los cuales logran sintetizar los aspectos más importantes que considerar al momento de aplicar este modelo de evaluación en tu aula:
Si bien estos principios pueden parecer ambiciosos, es importante que el personal docente los tome en cuenta en su práctica, pues considerarlos resulta necesario para poder cambiar no sólo los instrumentos para evaluar, sino también las creencias detrás de cómo y por qué se evalúa y cómo percibe este proceso el alumnado.
¿Qué son las situaciones auténticas?
Anteriormente se mencionó que para que exista una evaluación auténtica ésta debe ir acompañada de situaciones auténticas, pero ¿qué se puede entender por ellas? De acuerdo a Wiggins (1998), este tipo de actividades son aquellas que involucran profundamente al estudiantado, enfocándose en situaciones que tienen valor más allá de la propia evaluación y del aula y que tienen carácter "realista", es decir que las actividades que se proponen son similares a las que llevan a cabo las personas en la vida real, ya sea de manera cotidiana, o como los expertos se aproximan a ellas.
De manera más amplia, puede decirse que las actividades auténticas, son herramientas realistas que tienen un propósito genuino con valor más allá del aula y una audiencia definida, tienen complejidad, implican un trabajo en varias etapas para llegar de forma progresiva a un producto definido y orientado por el docente de manera previa y muchas veces requiere ser trabajada de manera colaborativa (entre pares) usando múltiples recursos (Ravela, Picaroni y Loureiro, 2017).
Lo anterior quiere decir que a pesar de ser actividades evaluativas, éstas pueden darse a lo largo de varias clases, de manera colaborativa, accediendo a diferentes recursos y modificando sus productos, lo cual a diferencia de la evaluación tradicional donde estas conductas serían encasilladas de “trampa”, en este enfoque serían completamente válidas, pues lo que se califica no es el producto o resultado en sí, sino el proceso de aprendizaje y la capacidad de resolver tareas complejas. Para poder comprender mejor esto, se presenta a continuación un ejemplo de actividad auténtica para la materia de Biología.
Como se puede observar en el ejemplo, el trabajo con situaciones auténticas es algo que involucra a la evaluación y la enseñanza por igual, pues no tendría sentido utilizar las situaciones auténticas únicamente en el momento de una evaluación sumativa, ya que un proyecto como el que se observaba en el recuadro, puede ser aprovechado ampliamente en la realización de una evaluación formativa, convirtiéndose a la vez una propuesta de enseñanza, aprendizaje y evaluación.
¿Cómo saber si la evaluación que propongo es realmente auténtica?
Respecto a la pregunta sobre qué actividades se deben considerar realmente auténticas y cuáles no, Ravela, Picaroni y Loureiro (2017) proponen que es útil analizar esta cuestión colocándose en los zapatos del alumnado, ya que lo que el personal docente pueda considerar realista y relevante, puede no serlo para ellos y ellas. Es por esta razón que resulta necesario observarles y escucharles y en caso de ser posible, llevar a cabo un diálogo con ellas y ellos para averiguar lo que consideran auténtico y relevante en su entorno social.
Así mismo, es importante saber que la autenticidad no es un concepto dicotómico (existe o no existe), sino que puede entenderse más bien como un continuo, en el cual una situación puede ser más o menos auténtica en la medida en que se acerque a la realidad en general y particular del alumno, por ejemplo, la misma actividad de realizar un protocolo de investigación para analizar la relación entre el sargazo y la contaminación, puede ser más auténtica para estudiantes que viven cerca de la costa, que para aquellos que nunca han viajado al mar.
Además, es probable también enfrentarse a contenidos difíciles de trasladar a actividades auténticas, en ese caso se entiende que a veces no es posible cumplir todos y cada uno de los criterios de la evaluación auténtica; no obstante, lo que se debe buscar realmente es que las actividades que se propongan tengan sentido para el alumnado, las consideren relevantes y puedan comprender no sólo el qué, sino el por qué de realizar esa actividad.
En resumen...
Con frecuencia los contenidos que se presentan en las evaluaciones al alumnado suelen ser descontextualizados, artificiales y poco realistas, además de que les preparan poco para los verdaderos retos a los que se enfrentarán en la vida cotidiana o profesional.
Una alternativa a esta problemática es la evaluación auténtica, la cual parte de algunas nociones similares a las de la evaluación formativa y propone que la enseñanza y evaluación del estudiantado se debe dar al mismo tiempo a través de tareas intelectuales relevantes y contextualizadas.
Estas tareas son herramientas realistas que tienen un propósito genuino con valor más allá del aula, tienen complejidad, implican un trabajo en varias etapas para llegar de forma progresiva a un producto definido y orientado por el docente de manera previa y muchas veces requiere ser trabajada de forma colaborativa (entre pares) usando múltiples recursos. Realizar este tipo de actividades puede darse a través de actividades adaptadas a partir de exámenes tradicionales que el personal docente ha diseñado de manera previa para su alumnado.
Finalmente es importante considerar la voz del alumnado, con el objetivo de que las actividades desarrolladas o elegidas efectivamente resulten relevantes y lo más auténticas para ellos y ellas.
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