impactos sobre los ecosistemas y la biodiversidad de canarias

Textos elaborados por las alumnas S. Cathaysa, Sara, Daniela, Rahma y Aelyn de primero ESO A y Eduardo Rodríguez (profesor de Biología y Geología).  Imágenes: Eduardo Rodríguez Expósito



Existen cinco grandes impactos relacionados con las actividades antrópicas que están causando estragos en nuestros ecosistemas y la biodiversidad que en ellos habita. Esos cinco grandes impactos son la destrucción de hábitats, la introducción de especies exóticas invasoras, la sobreexplotación de recursos, la contaminación y el cambio climático.

destrucción de hábitats

La destrucción de ecosistemas y especies, el abandono de zonas de cultivos y la acumulación de restos de origen antrópico contribuyen a la destrucción de hábitats en las islas. 

Desde que los humanos iniciaron la agricultura en el Neolítico, la Tierra ha perdido casi la mitad de su cubierta forestal. El caso más grave y evidente es quizás la destrucción de las selvas tropicales, que albergan aproximadamente la mitad de las especies de plantas y animales de la Tierra. No obstante, no es el único caso, y es que la destrucción de hábitats es la principal amenaza para la biodiversidad mundial.

Hay que recordar que, para que un hábitat de destruya, no hace falta que éste sea degradado por completo. En ciertas ocasiones, una fragmentación del mismo puede ser suficiente para la alteración de las dinámicas ecosistémicas, por ejemplo, impidiendo que se establezcan poblaciones con un tamaño mínimo que las haga viables.

En Gran Canaria, el asentamiento del ser humano en las zonas de medianías y la explotación controlada de recursos madereros de ecosistemas como la laurisilva o el bosque termófilo tuvo consecuencias catastróficas para los mismos. En el caso de la laurisilva, por ejemplo, el impacto sobre la llamada “selva de Doramas”, según las crónicas, la más frondosa muestra de laurisilva en nuestras islas, ha implicado que, en la actualidad, la extensión de este tipo de bosques tan sólo ocupe en trono a un 1% de su distribución original. En la última década se han llevado a cabo proyectos de calado europeo, Life Rabiche y Life Guyguy, para comenzar a recuperar las formaciones de boscosas de laurisilva y bosque termófilo en distintos sectores de la isla, contribuyendo así a frenar el deterioro ecosistémico

introducción de especies exóticas invasoras

Los seres humanos han transportado a una multitud de especies alrededor del mundo, desde plantas ornamentales hasta abejas de la miel y ratas. En muchos casos, la especie introducida no causa gran daño. Sin embargo, en ocasiones las especies no nativas se vuelven invasoras, aumentan en número a expensas de las especies nativas, compitiendo directamente con ellas por alimento o hábitat,  depredándolas o causándoles enfermedades. Las especies invasoras con frecuencia hacen a las especies nativas más vulnerables a la extinción por otras causas como enfermedad o destrucción de hábitat. Según el catálogo de especies exóticas invasoras, unas 200 especies de este tipo ya están presentes en nuestras islas. Las islas son particularmente vulnerables a las especies invasoras, ya que las poblaciones isleñas de plantas y animales son pequeñas, con frecuencia únicas, y no tienen a dónde ir si cambian las condiciones.

Muchas especies invasoras son transportadas sin intención (las ratas), pero algunas se introducen de manera deliberada, como el ganado ovino y caprino, el conejo y otras especies con valor cinegético y el gato como mascota. En Canarias, todas ellas causan en la actualidad grandes daños sobre la biodiversidad local. El conejo, las cabras y los muflones, por ejemplo, merman de forma continuada las poblaciones de diversas especies vegetales, en muchos casos endémicas, en enclaves tan singulares como el Parque Nacional del Teide. En dicho emplazamiento, merman el desarrollo del cardo de plata (Rhaponticum canariense) que ha sido introducida en el Libro Rojo de Especies Vegetales Amenazadas de Canarias, y sus poblaciones están siendo valladas para protegerlas frente a sus depredadores introducidos por el hombre. Los gatos igualmente causan estragos en muchos integrantes de la fauna nativa, por ejemplo, tal y como recogen diversos estudios científicos, sobre las poblaciones de aves, como las colonias de aves marinas, la tarabilla canaria (Saxicola dacotiae), o las palomas endémicas turqué y rabiche (Columba bollii y C. junoniae); mamíferos, reptiles, como los lagartos endémicos del género Gallotia, e incluso invertebrados (Medina y Nogales 2009). En cuanto a las plantas se refiere, quizás uno de los casos más llamativos de invasión sea el del rabo de gato (Pennisetum setaceum) que, desde su introducción para su uso en jardinería se ha expandido por todos los ecosistemas desplazando a numerosas especies y escapando a las medidas ejercidas como parte de los planes de control y erradicación del mismo. Pese a la normativa existente, la falta de rapidez en las actuaciones por parte de los gobiernos y organizaciones, junto a la falta de eficacia en las mismas, ha permitido el avance de esta especie de forma descontrolada.




Tábala de palmera canaria atacada por el picudín de las palmeras (Driocalandra frumenti)

sobreexplotación de recursos

La sobreexplotación se refiere a cazar o recolectar recursos vivos e inertes a una tasa que supera su capacidad para reabastecer su número. La sobreexplotación aumentó conforme una creciente demanda de recursos naturales se conjuntó con avances tecnológicos que aumentaron enormemente la eficiencia para recogerlos. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) estima que alrededor de 25% de las poblaciones globales de peces es sobreexplotada, y otro 50% se pesca a su máxima producción sustentable. 

En Canarias, existen varios ejemplos de este tipo de impacto, como la sobreexplotación de acuíferos o la explotación masiva y agotamiento de recursos minerales y bióticos, que ha hecho necesario el establecimiento de legislación al respecto para controlar la actividad extractora de ciertos recursos. Así, la Consejería de Pesca del Gobierno regional regula mediante ordenanzas la posibilidad de recolección de lapas en nuestro litoral, siendo en la actualidad posible su recolección durante un tiempo determinado y únicamente a pie, con excepción de la variedad majorera (Patella candei candei), en vías de extinción y cuya captura está expresamente prohibida. En Fuerteventura está vigente la veda de todo tipo de lapas y del mejillón.

contaminación

La contaminación toma muchas formas, abarcando desde compuestos químicos como los pesticidas, los plásticos y los microsplásticos, que en los últimos años han llenado nuestros noticieros; hasta metales pesados o simplemente casos de eutrofización de los ambientes acuáticos, o elevadas cantidades de ruidos o luces. Así es posible, por tanto, hablar de contaminación química, acústica, lumínica, etcétera. Todos estos tipos de contaminación están relacionados con otra serie de procesos que afectan a los ecosistemas de nuestro planeta, como el calentamiento global, el efecto invernadero y la lluvia ácida, entre otros.

Uno de los casos de contaminación más curiosos de nuestras islas está relacionado con la contaminación lumínica y las colonias de aves marinas, entre las cuales se incluyen las pardelas cenicientas (Calonectris diomedea), cuyos individuos jóvenes, se desorientan en las costas a causa de la iluminación nocturna, siendo incapaces de encontrar el mar en sus primeros vuelos. Según uno de los recuentos de la ONG SEO/BirdLife, unos 2000 pollos de pardela cenicienta sufren estos efectos cada año. Para disminuir la siniestralidad, se ha solicitado la colaboración ciudadana, que simplemente deberá apagar las luces en horario nocturna durante la época de salida de los pollos al mar, entre finales de octubre y mediados del mes de noviembre.

Los vertidos ilegales de aguas residuales sin depurar al mar también constituyen un grave problema en nuestro archipiélago, tal y como queda recogido en el episodio número 2 de la serie documental "Salvar Tenerife", destinado a las aguas fecales (https://www.youtube.com/watch?v=hLnwjyCwFe8). 

Conductos de vertido y espuma producida por contaminantes en una costa del norte de Tenerife

cambio climático

El último de los grandes impactos a escala planetaria ha marcado las noticias de los últimos años. Pese a la dinámica negacionista de algunos sectores de la población, existen numerosas pruebas avaladas con estudios que han seguido todos los pasos del método científico, que apoyan la existencia de un fenómeno de cambio climático global derivado en gran medida por acciones antrópicas. El uso de combustibles fósiles, junto con la deforestación, ha aumentado de forma considerable los niveles de CO2 de la atmósfera disparando el efecto invernadero. Como predicen los climatólogos, este aumento está acompañado con un aumento general en la temperatura global. En respuesta al calentamiento global, algunas especies cambian sus rangos más hacia los polos y muchas plantas y animales comienzan actividades de primavera más temprano en el año. El rápido ritmo de cambio climático inducido por los seres humanos desafía la habilidad de las especies para adaptarse. Dadas los numerosos efectos que un calentamiento global puede tener (aumento de la desertización, derretimiento de los polos y aumento del nivel del mar, alteración de los ciclos biológicos y extinción de las especies, destrucción de ecosistemas, etcétera), en 2019, Madrid tuvo la oportunidad de acoger la vigésimo quinta edición de la Conferencias de las Partes (COP25), en la que se instó a todos los países a actuar de manera inmediata para frenar el avance del cambio climático ante la situación de emergencia actual. Según los últimos cálculos, al planeta sólo le quedan 11 años para poder actuar sin llegar a alcanzar un grado de afección irreversible.