Carolina González

LINEAS Y BORRONES

20.06.15

1. CAROLINA GONZALEZ. Comentar la obra de Carola González va irremediablemente en dar un vistazo a su recorrido de vida, por lo menos desde que la conozco y veo aparecer por los hermosos patios de la antigua y mítica sede de arte de la Universidad Católica en Lo Contador. En ese lugar comienzo a tropezar con su presencia y trabajos visuales, en donde su performatico pasar deja una estela de experimentaciones plásticas, musicales, vocales y danzantes, en los estruendos de “Marmaja” y otras filiaciones sonoras que en sí mismas son desgarros abstractos que iluminan su naciente camino en un arte que va en varias direcciones y caminos vivenciales. Así, en su deambular de oficios, técnicas y presentaciones musicales, el camino de “Heidi Metal” hace sus prematuras apariciones por esta sede académica, en lo que a futuro será una constante en la producción de sus trabajos, ensambles, experimentaciones y territorios por donde la lleve la vida.

2. ZAMIRA. Asi, unos años mas tarde y tras unas buenas jornadas de viaje por América y parte de Europa, la figura de González recala en otro lugar común que nos coincide la vida…el Desierto de Atacama y su costa de Bahía Inglesa. En dicho lugar nos topamos nuevamente hace ya 11 años, con los cambios que nos da la vida y un territorio alejado y negado con toda manifestación artística de cierta vanguardia o experimentación, nicho vacio de una escena conformada y mucho menos de ciertos públicos o colegas con los cuales diseñar un ideal de trabajo. Pero como nuestra artista nunca se ha encasillado a estilos, formatos o escenas, es justamente en este lugar y sus “Tensiones de Aislamiento” (1) lo que dará figura a una producción de obra creada a manera de pulsión, en donde las pasiones, necesidades y recompensas del arte son tan exiguas como inexistentes y suelen desmoralizar continuamente estos emprendimientos. Aun así y demostrando que el arte es una forma de vida, Carolina González o ahora “Zamira” para el sonido del barrio, se arma de constantes producciones y manualidades que le otorgan el oxigeno de la creación…Así se hace madre de Dalia y Martin, comienza a construir casas de buen diseño y jardines que le ganan territorio al desierto, diseña y dirige monumentales mosaicos en la línea 5 del metro camino a Puente Alto, potentes sesiones de baile árabe que le otorgan su apodo de “Zamira” y los ensambles visuales que se guardan en el seno privado y domestico de su hogar, conviviendo con las papillas de la guagua, los perros guardianes y los materiales de taller.

3. PANAM… ANA SANHUEZA… LA GRINGA. Coinciden en el género, el pasado y los viajes…Coincide la circulación por las periferias y el levante de territorios autónomos para el arte…Coinciden la amistad, las risas y los años de tripera experimentación que harán unir los caminos en el cruce “Panam/Zamira” o “Carola y Gringa”…Una trayendo su obra…la otra recibiendo sus artefactos. Así “Panam” ofrece su espacio, proyecto e ilusiones en cobijar la obra de Gonzalez, en un mano a mano de lógica reciprocidad y de décadas de complicidad, en donde territorio y margen resurgen cual centralismo anti oficial, en los esfuerzos de emprender lógicas de desahogo…”Panam” crea su circulación en territorios ajenos al mercadeo del arte comercial o institucional, mientas González o “Zamira” genera producción de obra en el “Aislamiento” místico del norte de Chile, en una Atacama seca de viento, mar y polvo, en donde la constante del habito no empaña un polo de introvertida generación de obra, en la cual, las causas geográficas y sociales de la lejanía en Atacama son el brillo necesario al faro visual que nuestra artista difunde en silencio por los cuatro vientos.

4. La Obra. Se dice que todo arte vuelve inexorablemente a la pintura…la madre fundacional de las manifestaciones visuales que permite la fuga a otras técnicas y soportes, pero que tarde o temprano extiende su brazo colorido para traernos de vuelta al origen del trazo plástico. Y aquí coincido con dicha teoría justamente en el taller de “Zamira”, quien en años de producción autónoma, experimental y anti comercial me re encuentra con una serie de trabajos que retornan al soporte y técnica plástica albergada en la pintura. Aquí leo y visualizo la serie desarrollada para este proyecto, en planos visuales de cierta figuración abstracta que relatan micro mundos maternos y reinos de matriarcal autoridad, en donde soledad y furia resaltan entre jardines primitivos y personajes de tierna presencia. De otra parte aparecen en bruto los trazos que caracterizan su trabajo, de brochazos en infantil factura y espectros simbólicos anidados a lo primario y lo arcaico, de tribalidades floridas y desgarros femeninos de frágil presencia pero de duro gesto que alteran y delatan el aislamiento evidente de su embrionario vocablo visual.

Así también en la serie de rostros , redondean en una propuesta que recorre un mundo introvertido, alterado, personal y auto representativo, en el cual la crudeza, simpleza y obviedad de su estética, rebota insolente en las personalidades retratadas, delatadas y empujadas por el desborde conductual de los territorios y estados por donde la figura de nuestra artista han transitado.

1: http://lacuranderaav.blogspot.com/2010/09/tensiones-de-aislamiento.html

Chawak.

La Curandera Artes Visuales.

Bahía Inglesa.

Mayo 2015.