Primeras Irrigaciones

realizadas

por el Estado peruano

LAS PRIMERAS

IRRIGACIONES

REALIZADAS POR EL ESTADO

EN EL PERÚ

por: Guillermo W. Coloma Elías

La irrigación de las pampas del Imperial (1920 – 1924):

la primera obra de irrigación realizada por el Estado peruano

Las irrigaciones llevadas a cabo por el Estado de 1933 a 1942:

Irrigación de las pampas de La Joya (Arequipa);

de las pampas del Arenal y la Esperanza (Piura);

de las pampas de Yauca (Arequipa);

de las pampas de Ite Norte (Tacna);

de Motupe (Lambayeque);

de Tumbes;

de las pampas de Manrique o Cabeza de Toro (Ica)

La irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo (1942 – 1949):

Los agricultores del valle de Tambo se oponen

Inicio y desarrollo de las obras

Conclusión de la construcción del canal de irrigación

Inauguración de la irrigación

Los propietarios de las parcelas de la irrigación


Editor: José Coloma Gygax

Instituto Latinoamericano de Cultura y Desarrollo

Don Guillermo W. Coloma Elías fue un personaje muy importante en el Sur del Perú y entre los diversos cargos públicos que desempeñó se encuentra el haber sido Gobernador del puerto de Mollendo. Debido a ello ejerció la Subprefectura de la provincia de Islay en diversas oportunidades.

Le tocó desempeñar ese cargo cuando el Gobierno aprobó el proyecto de las obras de irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, así como cuando se iniciaron éstas, e inclusive, cuando el agua llegó a Mollendo, conducida por el nuevo canal, y, años más tarde, en la inauguración de las mismas, como se verá más adelante.

La irrigación de las estériles pampas del Perú es un anhelo que siempre tuvieron nuestros mayores. Por ello se debe tener presente que en el Symposium sobre Irrigaciones, organizado por la Sociedad de Ingenieros del Perú, en 1959, se reconoció que “la irrigación es una actividad esencial de la Nación peruana, cuyo ejercicio coexistió con los albores de su cultura; su práctica científica se ejercita desde principios del siglo [XX] y ha creado grandes fuentes de riqueza, dando oportunidades para ubicar a la población que aumenta rápidamente y para mejorar su nivel de vida. No puede subordinársele a ninguna otra prioridad entre las obras de fomento de la riqueza pública”.

En ese valioso informe se señala que “Desde los primeros años del siglo que corre [siglo XX], gobiernos con visión contrataron especialistas extranjeros que –junto con profesionales peruanos– empezaron a inventariar las tierras y aguas disponibles y a proyectar las obras respectivas”.

Asimismo, afirman allí que el “Hombre que destacó en forma eminente fue Carlos W. Sutton, ingeniero norteamericano que se dedicó incansablemente a estudiar y propiciar la irrigación en el país. En 1919, al iniciarse el gobierno del Sr. Leguía, convenció a éste de que debería empezarse por las pampas del Imperial en el valle de Cañete, que entonces solo tenía 16,000 hectáreas bajo riego”.

Mr. Sutton se encontraba “Vastamente preparado y dotado de gran energía, organizó una comisión de ingenieros exclusivamente peruanos y, venciendo la oposición de muchos regantes del valle, completó, en 1924, las obras que había proyectado, alcanzando el más completo de los éxitos”. Concluyen indicando que “Hoy [1959] la irrigación del Imperial abarca 7,000 hectáreas, íntegramente cultivadas y capitalizadas, que han cubierto muchas veces la inversión inicial […]”.

Este libro, titulado “Las primeras irrigaciones realizadas por el Estado en el Perú”, contiene la documentación oficial que perteneciera a don Guillermo W. Coloma Elías, referente a la historia de estas trascendentales obras realizadas con fondos públicos, desde la primera, la irrigación de las pampas del Imperial, en Cañete, hasta la novena (cronológicamente), que fue la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo.

La primera obra de irrigación, en el Perú, realizada por el Estado, como ya se ha señalado, fue la irrigación de las pampas del Imperial, que se llevó a cabo de 1920 a 1924, obra emblemática del gobierno del Presidente don Augusto B. Leguía. La documentación referente a esta obra pionera se encuentra en el capítulo primero de este libro.

En su Mensaje de 1924, informaba al Congreso que “Ha llegado a su término la obra de irrigación de las pampas del Imperial, poniéndose bajo riego 8,156 hectáreas”. Leguía anunciaba, además, algo muy importante: “Se encuentra en Cañete un experto en frutas de la región de California, que ha sido contratado por el Gobierno y que se hará cargo de las estaciones experimentales que se crearán, con el fin, no solo de proporcionar semillas a los colonos del Imperial, sino también, para dirigirlos en sus sembríos”.

Se incluye además un informe sobre la irrigación del Imperial, en el que se hace una severa crítica a la manera cómo se desarrolló la obra y a los costos de la misma, contrastando con otro, en el que se alaba las bondades de ésta.

Durante el gobierno de don Augusto B. Leguía, además de la irrigación del Imperial, que fue iniciada y concluida por él, se decidió realizar la de Olmos (departamento de Lambayeque), que, a pesar de haber demandado una gigantesca suma al Tesoro Público, quedó inconclusa a la caída del régimen del Oncenio, en 1930. Por dicha razón no se incluye en este libro.

Asimismo, Leguía concluyó la irrigación de la Esperanza, en el valle de Huaral (departamento de Lima), que había sido iniciada exclusivamente con capitales privados, los cuales no fueron suficientes para terminar la obra y sus promotores debieron recurrir al Gobierno y a los recursos del Fisco. Debido a ello tampoco se incluye en este libro, que está dedicado únicamente a las obras de irrigación llevadas a cabo íntegramente por el Estado.

De 1930 a 1932 el Perú se vio afectado por una grave crisis económica y política, y por esa razón no se realizó ninguna obra pública relevante. Las irrigaciones se reiniciaron a partir de 1933, siendo Presidente don Oscar R. Benavides, quien le dio un gran impulso a esa tarea y logró resultados apreciables. En el capítulo segundo se brinda información referente a esas irrigaciones realizadas por el Estado peruano de 1933 a 1942. Esta consiste en las normas legales respectivas, Mensajes de la Presidencia de la República y otros documentos oficiales.

Las obras mencionadas son la irrigación de las pampas de La Joya (Arequipa). Esta fue la segunda irrigación realizada por el Estado peruano. Asimismo, la irrigación de las pampas del Arenal y la Esperanza (Piura) la de las pampas de Yauca (Arequipa); la de las pampas de Ite Norte (Tacna); la de Motupe (Lambayeque); la de Tumbes; y la de las pampas de Manrique o Cabeza de Toro (Ica). Todas éstas son obras del Presidente don Oscar R. Benavides.

La novena irrigación (en orden cronológico), realizada por el Estado peruano, fue la de la Ensenada, Mejía y Mollendo, y fue obra del gobierno del Presidente don Manuel Prado y Ugarteche. El Presidente Prado aprobó el proyecto de irrigación, siendo don Guillermo W. Coloma Elías Subprefecto de la provincia (Capítulo III). En su Mensaje al Congreso de 1942, el Presidente Prado informaba que “Se ha dispuesto la ejecución del proyecto mixto, destinado a irrigar hasta 2,300 hectáreas en las pampas de Mollendo y a dotar de agua potable a las poblaciones de Matarani, Mollendo, Mejía y Cocachacra”.

Es necesario recordar que los agricultores del valle de Tambo se opusieron a la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, debido a que pensaban que el agua del río Tambo no era suficiente y que si se realizaba esa obra no iban a poder regar sus campos (Capítulo VI). Afortunadamente los temores eran infundados y el agua del río fue suficiente tanto para la irrigación como para el riego permanente de las antiguas tierras de cultivo.

Se dio inicio a las obras de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo (Capítulo VII), siendo Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías. En sesión del Consejo de Ministros de informaba que “En el presente mes [de junio] se han iniciado las obras de abastecimiento de agua potable en Mollendo y Matarani, que se harán junto con las de irrigación de las pampas inmediatas”.

El Presidente don Manuel Prado (Capítulo VIII) informaba que “Ya se ha dado término a la excavación de 50 kilómetros del canal madre, sobre un total de 65, habiéndose avanzado su revestimiento a lo largo de 5 kilómetros; y se ha abierto túneles en una longitud total de tres kilómetros, quedando solamente 350 metros lineales por construir”.

En el año 1944 continuaron los trabajos y el Presidente Prado (Capítulo IX), informaba que “Las obras de irrigación de Mollendo–Matarani continúan sin interrupción, aunque a un ritmo más lento que el deseado, debido a la escasez de mano de obra. Sin embargo, a pesar de haberse ampliado la capacidad del canal, enluciéndolo, la excavación se encuentra terminada en 60,475 metros, incluyendo 3,840 de túneles sobre 63,055 metros, habiéndose excavado 348,743 m3.; revestido de alrededor del 30 % de la longitud total, y construido 68 kilómetros de caminos”.

La falta de cemento y de obreros especializados fue un permanente problema, que provocó una mayor demora en la realización de las obras. El atraso en los pagos por parte del Fisco también afectó estas labores (Capítulo X). A pesar de esas dificultades, los trabajos finales en la construcción del canal de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, se llevaron a cabo en el año 1945, tal como lo indica la documentación que se ofrece en el capítulo XI.

El 28 de enero de 1946 debe ser una fecha de grata recordación para Mollendo, ya que ese día llegó al puerto el agua conducida por el canal, desde el río Tambo. Era Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías. La prensa mollendina (Capítulo XII) informaba que “Ha sido culminada, aunque en forma por el momento provisional, la obra de Agua Potable para Mollendo, que fue iniciada en el régimen del Gobierno anterior, y que ha venido, desde el lunes 28 del mes pasado, a solucionar el problema básico y quizás de mayor trascendencia para el progreso material de nuestro puerto. El canal ha llegado a Mollendo y ya se encuentra proveyendo agua para el consumo de la población, a razón de cincuenta litros por segundo”.

Inclusive “El Comercio”, Decano de la Prensa Nacional, anunciaba que “Según informa nuestro corresponsal en Mollendo, la perseverancia y el esfuerzo de los ingenieros peruanos que han culminado las obras de agua potable de esa localidad, merecen ser reconocidas, porque en la actualidad la población disfruta del elemento líquido en abundancia, tanto que no hay donde almacenarla”.

Asimismo agregaban que “Con los trabajos realizados recientemente para construir un canal desde el río Tambo, se ha conseguido asegurar la dotación de agua potable al vecindario de Mollendo y los resultados ponen de manifiesto la eficiencia de los profesionales peruanos que han intervenido en esta obra tan ansiada por los habitantes del importante puerto del Sur de la República”.

Por razones políticas, la irrigación, en ese momento, no fue parcelada y vendida a los interesados, y hubo de esperarse tres años más para que ello ocurriera. Mientras tanto, se realizaron diversas pruebas, en el lugar, para determinar cuáles eran los cultivos más adecuados para la zona.

Por ello fue muy importante la preparación de las tierras irrigadas para un uso agrícola, tal como se registra en el capítulo XIV. Se informaba que “En la Granja Experimental, que funciona en la zona de Mejía […], se viene experimentando sobre los tipos de cultivo más apropiados […]. Los mejores resultados se han obtenido en la siembra de papas, cebollas y particularmente, de olivos”.

La prensa arequipeña comentaba en 1949 que “Dichos terrenos son fértiles. Así ha quedado demostrado con los campos experimentales de cultivo, ya realizados. Ellos son los siguientes: dos ubicados en Mejía y otro en la Ensenada. La alfalfa sembrada allí, por ejemplo, es mejor, en un 50 %, que la que producen la irrigación de La Joya y la campiña de Arequipa. También, en esos lotes, se ha sembrado olivos, los que se desarrollan formidablemente. Los primeros olivos sembrados tienen ya 2 años y están dando frutos excelentes, por lo que se espera que esa actividad agrícola será de primera clase y constituirá una industria más para la región, pues habrá que sembrar grandes olivares en esos fértiles y magníficos terrenos. Igualmente, todos los productos que actualmente produce el valle de Tambo, serán cosechados en Mejía, con todo éxito”.

La irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo fue inaugurada el 22 de octubre de 1949, cuando el Director de Aguas e Irrigación, don Enrique Trujillo Bravo (en representación del Ministro de Fomento y Obras Públicas), en compañía del Prefecto de Arequipa, don Daniel Meza Cuadra y del Subprefecto de la provincia, don Guillermo W. Coloma Elías, realizaron la inspección oficial a las obras realizadas. La documentación referente a este hecho histórico se encuentra en el capítulo XV de este libro.

El Presidente don Manuel A. Odría se había referido a la lotización de las dos mil hectáreas irrigadas, “listas para el cultivo, y que serán entregadas en breve a pequeños agricultores, limitando el número de hectáreas por individuo”. Y así, el Presidente Odría aprobó el “plano y proyecto de parcelación” y se dispuso la venta de los lotes, por sorteo, entre los interesados, el cual se llevó a cabo el 15 de febrero de 1950. Don Guillermo W. Coloma Elías ejercía la Subprefectura de la provincia.

Es interesante notar que entre los compradores de las parcelas de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo se encontraban distinguidos personajes arequipeños como don Jaime Bustamante Romero, don Gustavo Coloma Elías y don Jorge Vargas Ruiz de Somocurcio.

Las dificultades que se tuvo que vencer, por lo agreste del terreno y la dureza de las rocas que se debió perforar y cortar, demuestran la gran calidad de la Ingeniería peruana y el enorme interés que el Dr. Manuel Prado y Ugarteche, Presidente de la República, tuvo por el proyecto.

Don Guillermo W. Coloma Elías (Arequipa, 1884 – Mollendo, 1955) fue hijo de don Cayetano Coloma y Valencia (Oficial del Ejército de Reserva de Arequipa en la Guerra del Pacífico) y de doña Rosario Elías y Rivera. Contrajo matrimonio en Mollendo con doña Esther Gygax y González, hija de don Adolfo Gygax, Cónsul del Imperio Alemán en Islay y Mollendo y de doña Fortunata González y Ponce de León.

Fue Gobernador de la Plaza de Mollendo desde el 31 de mayo de 1935 hasta 15 de marzo de 1946, y del 17 de octubre de 1947 hasta su fallecimiento (27 de julio de 1955), en los gobiernos de los Presidentes don Oscar R. Benavides, don Manuel Prado y Ugarteche, don José Luis Bustamante y Rivero y don Manuel A. Odría. Por esta razón es que se hizo cargo de la Subprefectura de la provincia de Islay en varios periodos.

Sus hermanos fueron don Carlos Humberto Coloma Elías (casado con doña Néstora Chaves y Murillo, hermana del ilustre médico arequipeño Dr. Sixto Chaves y Murillo, Miembro Honorario de la Academia Peruana de Cirugía, casado con doña Catalina López de Romaña y Castresana), de don Ernesto Coloma Elías (casado con doña María Polar y Ugarte), de don Gustavo Coloma Elías (casado con doña María Pardo Moller) y de don Julio Héctor Coloma Elías (que falleció joven).

Fueron sus hermanas doña Elvira Coloma Elías (casada con don Luis Alberto Barreda y Zegarra), doña Rosaura Coloma Elías (casada con don J. Ernesto Gygax y González), doña Emma Coloma Elías (casada con don Marcelino J. Nieves y Pino) y doña Eva Coloma Elías (casada con don Jesús Gutiérrez Medina, hermano del notable jurista arequipeño Dr. César Gutiérrez Medina, Decano del Colegio de Abogados de Arequipa).

Este libro, el vigésimo primero de la Colección de documentos históricos de Mollendo y la provincia de Islay, está dividido en dieciséis capítulos, siendo el primero referente a la irrigación de las pampas del Imperial: la primera obra de irrigación realizada por el Estado peruano (1920-1924); y el segundo, a las irrigaciones realizadas por el Estado, de 1933 a 1942, las cuales son la irrigación de las pampas de La Joya (Arequipa); la de las pampas del Arenal y la Esperanza (Piura); la de las pampas de Yauca (Arequipa); la de las pampas de Ite Norte (Tacna); la de Motupe (Lambayeque); la de Tumbes; y la de las pampas de Manrique o Cabeza de Toro (Ica).

El capítulo tercero trata sobre la aprobación, por el Presidente don Manuel Prado, del inicio de la obra de irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo; el cuarto, a las obras de irrigación proyectadas en el primer gobierno de don Manuel Prado; el quinto, al arribo a Mollendo de la comisión de ingenieros del Ministerio de Fomento; el sexto, a la oposición de los agricultores del valle de Tambo a la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo; y el séptimo, al inicio de las obras de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo.

Además, el capítulo octavo se refiere a los trabajos de excavación del canal de irrigación en 1943; el noveno, al avance en la construcción del canal en 1944; el décimo, a los problemas en la obra por la falta de cemento y de obreros especializados; el décimo primero, a los trabajos finales en la construcción del canal de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo; y el décimo segundo, a la conclusión de la construcción del canal de irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, al llegar a Mollendo el agua por el nuevo canal.

El capítulo décimo tercero trata sobre la distribución del agua potable en Mollendo y las labores de mantenimiento del canal de irrigación; el décimo cuarto, a la preparación de las tierras irrigadas para uso agrícola y obras complementarias; el décimo quinto, a la inauguración de la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, el 22 de octubre de 1949, cuando un representante del Ministerio de Fomento inspecciona la obra terminada, con el Subprefecto don Guillermo W. Coloma Elías; y el décimo sexto, a la subasta las parcelas de dicha irrigación. Por último, se ofrece un índice onomástico y toponímico, para facilitar la consulta a los investigadores.

Estamos seguros que este libro, por la riqueza de la documentación que ofrece, servirá para satisfacer la curiosidad de todos los lectores, quienes encontrarán en él información veraz, oficial y definitiva, sobre las primeras irrigaciones realizadas con fondos públicos, en nuestro país, desde la irrigación de las pampas del Imperial, obra del Presidente don Augusto B. Leguía, continuando con las grandes irrigaciones realizadas en el gobierno de don Oscar R. Benavides, hasta la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, obra gubernativa de don Manuel Prado y Ugarteche.

Hace ya sesenta años fue inaugurada la irrigación de la Ensenada, Mejía y Mollendo, y ahora se puede apreciar, en toda su grandeza, la enorme importancia que tiene para el Perú esta magna obra pública, la novena irrigación realizada por el Estado peruano.


Lima, 22 de octubre de 2008.



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