En este apartado exploramos cómo la Wiphala se representa y circula en medios digitales y redes sociales. A través del análisis de artículos periodísticos y publicaciones en línea, buscamos comprender el papel que desempeñan los medios de comunicación en la construcción de opinión pública sobre este símbolo. La Wiphala, más allá de su valor cultural, ha generado debates políticos y controversias que revelan su fuerte carga simbólica y social. Así, examinamos cómo las plataformas digitales amplifican, reinterpretan o cuestionan su significado, evidenciando la influencia que ejercen en la percepción colectiva de los símbolos identitarios andinos.
En el primero de los artículos analizados, publicado por Kaloian Santos (27/12/2019) en Oncubanews, la Wiphala aparece como un emblema de resistencia indígena frente a la opresión colonial y postcolonial, representada por el líder del golpe de Estado que sucedió contra el gobierno de Evo Morales, Luis Fernando Camacho Vaca, quien besaba la biblia junto a la bandera nacional de Bolivia, al mismo tiempo que se quemaban banderas Wiphala, reflejando el antagonismo político que suponen el catolicismo y la Wiphala. Concluye con la represión política que se realizó en un primer momento por parte de los golpistas contra todo aquello que representaba la wiphala. Presenta así a la bandera como un símbolo de resistencia, como la bandera étnica del pueblo aimara y como un baluarte de los derechos indígenas.
A continuación, a través de un artículo publicado por Fernando Molina para El País (28/09/2021) se incide en la polarización política de Bolivia señalando como culpable a “la bandera indígena”, debido a que esta fue izada al revés en un acto público en Santa Cruz. Este artículo ve a la bandera como un símbolo divisivo pero con capacidad de unión también, mostrando cómo su manipulación (como el acto de invertirla) es interpretada como una afrenta por los movimientos indígenas y el MAS (Movimiento al Socialismo), mientras que sectores conservadores la rechazan como parte de una narrativa que consideran impuesta. Así, vemos una visión crítica de la instrumentalización de la bandera en la política boliviana.
Con el artículo de Adriana Meyer para Indymedia Argentina (19/12/2019) vemos una posición indigenista a través de las opiniones de diversos docentes quienes ofrecen una visión de la bandera como un símbolo de identidad, resistencia y soberanía de los pueblos originarios frente al colonialismo y el racismo. Se critica duramente su profanación durante el golpe contra Evo Morales en 2019, como cuando fue quemada o retirada de edificios públicos. Todo esto, mediante un tono combativo y reivindicativo, enfocándose en su significado espiritual y político más que en su historia.
El artículo de France24 por David González, también en 2019 poco después del golpe de Estado boliviano, presenta a la Wiphala como algo más que una bandera, identificándola como emblema de los pueblos indígenas, donde puntualiza que conforman alrededor del 40% de la población boliviana. Destaca el rechazo que parte de la población, principalmente los seguidores del grupo golpista y agentes de policía, mostraban hacia la bandera, lo que provocó la respuesta de los indígenas. Muestra una visión más informativa y equilibrada junto con la dualidad de la bandera.
Con esto, vemos que depende de la posición del autor se ve a la bandera bien como un símbolo de resistencia, o bien como un elemento de polarización política. Aquí vemos la importancia de conocer a quien escribe, y qué opinión puede buscar generar en el lector y la instrumentalización que puede utilizar de un elemento ajeno. A través de sus enfoques editoriales, titulares y selección de fuentes, los medios contribuyen a amplificar o distorsionar los significados asociados a este estandarte andino. Mientras algunos reportajes abordan la Wiphala como un símbolo de resistencia, inclusión y memoria histórica, otros la presentan como un factor de polarización o conflicto, evidenciando la carga ideológica que conlleva su representación. Todo esto demuestra el poder de los medios para legitimar o deslegitimar símbolos colectivos. Por ello, analizar críticamente la cobertura mediática de la Wiphala permite comprender cómo se construyen discursos sobre la identidad indígena en el ámbito público, y cómo estos impactan en los procesos de reconocimiento, reivindicación o estigmatización de las culturas originarias.
Otra de las perspectivas que nos gustaría tratar es la de las redes sociales y cómo estas permiten ver una variedad de opiniones más extremistas, sin buscar la equidistancia. Así, utilizamos la red social X -antes conocida como Twitter- para buscar ejemplos que ilustren esa variedad de opiniones. Vemos que hay fieles defensores de la bandera y su uso principalmente político, como en la publicación de @HolandaWiphala: “Desde Los Paises Bajos nos sumamos a la defensa de nuestra Wiphala. #LaWiphalaSeRespeta Abajo los fascistas y separatistas!” (26-09-2021), por lo que observamos una ideología bastante clara, posicionando a la wiphala como algo diametralmente opuesto al fascismo. Bajo el hashtag de #LaWiphalaSeRespeta, numerosos usuarios han reivindicado la defensa de la bandera, siendo la mayoría de estos publicados durante septiembre de 2021 debido a la celebración de las elecciones subnacionales en Bolivia, es decir, las departamentales, regionales y municipales y el respaldo que quisieron mostrar al presidente Luis Arce Catacora.
Además, el 24 de septiembre de 2021 la Wiphala sufrió un agravio, ya que seguidores de Luis Fernando Camacho, entonces gobernador del departamento de Santa Cruz, arrancaron por la fuerza la bandera durante un acto oficial, con lo que mostraron un pensamiento colonial negando la existencia de los pueblos indígenas ancestrales, yendo contra la naturaleza plurinacional del Estado boliviano (Wiphala, símbolo de resistencia y unidad, 2021). Muchas de las publicaciones estuvieron también relacionadas con el día de la descolonización en Bolivia, el 12 de octubre, como muestra la publicación de @SeylaRiera:
“#12DeOctubreNadaQueCelebrar todo x luchar
No nos descubrieron.
Nos invadieron
Nos robaron
Nos esclavizaron
Nos torturaron, violaron y mataron!
Hoy, como cada día, reivindicamos nuestros dolores y sueños en la lucha popular!
Como vemos, estas publicaciones reflejan un sentimiento anticolonial que se enmarca dentro de una serie de movimientos sociales y políticos en Bolivia que buscaban defender a la Wiphala como representante de los pueblos indígenas andinos, combinando la protesta activa tanto en la calle como en las redes sociales. El uso de este lema inició en 2021 y aún en la actualidad sigue empleándose, reflejando la vigencia que mantiene la bandera y lo que significa en las reivindicaciones indígenas. No obstante, al igual que hemos visto hashtags que que defienden a la Wiphala, también hay otras publicaciones del espectro político contrario que la tachan de racista, al no representar a la población no indígena de Bolivia, desvirtualizando su significado. La creación de hashtags como #LaWiphalaSeRespeta no solo visibiliza el respaldo a la causa indígena, sino que también demuestra cómo la identidad, la memoria y la protesta se reconfiguran en clave digital. En ese sentido, las redes sociales actúan como nuevas trincheras de lucha simbólica, donde los pueblos originarios articulan narrativas de dignidad, reclamo histórico y afirmación cultural frente a discursos hegemónicos que buscan silenciar su voz.