Foto aérea de civilización preinca
Recreación artística de una ceremonia religiosa y festiva en el Tawantinsuyu.
Su origen mítico se basa en la mitología andina relacionada con el arcoíris y la cosmovisión aymara, en la que el principio andino de dualidad establece que hay un arcoíris macho y uno hembra, de cuyo cruce surge el diseño cuadriculado (Coronel Mamaní, 2025).
Por otro lado, el origen histórico de la Wiphala es, cuanto menos, confuso. Mientras que algunos autores apuntan a su origen precolonial en base a hallazgos arqueológicos y gráficos, donde aparece representada en una chuspa para coca que representa un patrón ajedrezado similar al actual, además de un vaso ceremonial en el que aparece un guerrera portando una bandera con el mismo patrón. Por otro lado, encontramos una posición que sitúa su aparición durante el período colonial debido a la influencia que pudo generar la presencia castellana en lo que respecta al uso de banderas, argumentando que las banderas ajedrezadas tienen su origen en los tercios españoles, como vemos en un cuadro especialmente destacable, atribuido al Maestro de Calamarca, en el que aparece el arcángel Gabriel con un arcabuz y una bandera similar a la Wiphala (Limber, 2015).
Las fuentes escritas nos ofrecen una aproximación diferente a la que resulta del patrimonio arqueológico. Entre estas podemos destacar a diversos autores, en como Garcilaso de la Vega y Bernabé Cobo, quienes nos aportan unas valiosas fuentes para el estudio de esta bandera en época moderna, como podemos ver en el apartado de Fuentes Históricas.
El debate sobre su origen es difícil determinarlo, aún así, podemos establecer que ya en época moderna aparecen banderas con el arcoíris como estandarte, además de la existencia del patrón ajedrezado que caracteriza a la Wiphala. Es por esto que los orígenes precolombinos de la wiphala no son como bandera, sino como un diseño recurrente en la simbología prehispánica. En el diseño precolombino no había un orden fijo para los colores, por lo que variaban entre sí. El uso de la wiphala como estandarte parece haberse originado durante el periodo colonial.
Será en época contemporánea cuando su presencia aumente exponencialmente, y por tanto, las fuentes para su estudio. Durante el siglo XIX destacan relatos como de viajeros europeos como el Alcides D' Orbigny que nos presentan su visión del uso por parte de indígenas aymara de banderas similares a la Wiphala. Además, el vocablo Wiphala comienza a ser utilizado frecuentemente a finales de este siglo, materializándose en la creación de la Academia Aymara en 1884 en Bolivia, adoptando como estandarte oficial “la wiphala de los collas” (Coronel Manamí, 2025). Llegado el siglo XX, en 1931 tuvo lugar la semana indianista, iniciada el 19 de diciembre con la iza de la bandera wiphala junto a la bandera nacional de Bolivia, mezclando la reivindicación y divulgación de la cultura indígena con el nacionalismo boliviano, viendo como necesario mirar al pasado prehispánico para mejorar la situación nacional de Bolivia. Esta acabó simbolizando el reconocimiento y vinculación entre el sector indígena y el Estado (Aliaga Mollinedo, 2019).
La Razón, La Paz, 27 de diciembre de 1931
La Revolución de 1952 supuso que en Bolivia pasase a utilizarse la bandera Wiphala como elemento político. En la década de los 60, su utilización se extendió al área rural de La Paz, coinciendo con la aparición de los movimientos kataristas que buscaban la participación política india, evitanda aliarse con partidos criollos. Así, en los años setenta, la bandera ajedrezada resurgió convertida en el símbolo político del indianismo (Coronel Manamí, 2025).
La Wiphala actual fue confeccionada en 1979 por German Choquehuanca, diseñada siguiendo el esquema ajedrezado de 7 por 7 cuadrados basándose en diseños recurrentes en la simbología andina de cuadrantes que se encuentran en tejidos o cerámicas de periodos prehispánicos. En este momento inició su divulgación como símbolo indio entre los aymaras (Turiaci, 2022). Desde ese momento ha sido objeto de polémica debido a su carácter político, cuestionando el orden imperante y actuando como símbolo identitario de aquellos que claman por reivindicaciones sociales, económicas y políticas, donde destaca su presencia en la Guerra del Gas de 2003, empleada como instrumento de lucha por los pueblos aymaras (Limber, 2015).
Finalmente, en 2009 sería reconocida por el Estado de Bolivia como símbolo nacional en el artículo 6: “los símbolos del Estado son la bandera tricolor rojo, amarilo y verde; el himno boliviano; el escudo de armas; la wiphala; la escarapela; la flor de la kantuta y la flor del patujú.” (CPE, 2009). Desde entonces, su presencia en la política boliviana no ha pasado desapercibida, aspecto en el que profundizamos en el siguiente apartado: Exploración en Redes Sociales.
También ha sido adoptada por pueblos indígenas peruanos, así como por gobiernos regionales como Puno y Cusco, también en regiones del norte de Argentina y de Chile, en el sur de Ecuador, comunidades de Colombia y pueblos del Paraguay. Su presencia en la vida política del continente es inminente como expresión de las luchas indígenas (Contreras Baspineiro, 2023).
Línea del tiempo, elaboración propia.