Realizo dos sinceros ejercicios de autoevaluación. Uno al comienzo del cuatrimestre, y otro casi al final, cuando todo el pescado ya está casi vendido. El motivo es doble: aprender a usar las dianas de evaluación y cuantificar, de alguna forma, este primer cuatrimestre.
Pienso en lo que he trabajado durante este tiempo, en lo que he aprendido. Reflexiono sobre el propio viaje.
Necesito dibujar ese aprendizaje, colocarlo dentro de un eje de coordenadas sin valor académico.
Compruebo de dónde parto y hasta dónde he podido llegar. Sé que no es un punto final. Se parece más al punto de inicio de la próxima autoevaluación. Más que un punto final, son dos puntos suspensivos. O el norte de una brújula.
Estos son los valores que he asignado:
"Pocas habilidades, destrezas y/o conocimientos".
"Conocimiento general de la asignatura".
"He aprendido muchísimo".
Recurro a una Diana de Autoevaluación, un recurso que me ha enseñado Antonio en Herramientas.
Introducción
Un mensaje por escribir, una imagen por dibujar.
En marzo me sentaré y volveré a escribir este episodio. Dejo constancia, a finales de enero, del propósito pendiente.
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Desarrollo
Aprendí de pequeño que lo prometido es deuda. Es hora, de sentarme, después de la tormenta, de saldar cuentas. Lo hago antes de tiempo, a mediados de febrero.
Dibujo la evaluación inicial de este segundo cuatrimestre. Tengo dos asignaturas menos pero las completo con el trabajo de TFM y del Practicum.
Añadiré más adelante, en junio, quizás, la evaluación final del cuatrimestre.
Estos son los valores que he asignado:
"Pocas habilidades, destrezas y/o conocimientos".
"Conocimiento general de la asignatura".
"He aprendido muchísimo".
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Conclusión
Ha sido un año muy estresante, extraño, diferente, duro, agridulce, sobre todo la segunda parte, de marzo a junio.
Me han terminado motivando y sorprendiendo asignaturas que no pensaba que iban a tener tanta influencia en mí como docente. Me he visto reutilizando recursos que me han dado muy buen resultado. De ellas y de los docentes que la han puesro en pie, estoy francamente agradecido.
Por contra, ha habido otras asignaturas que parecían ser la estrella, el buque insignia de un Máster en Tecnología Educativa y me han terminado defraudado más de lo que me han aportado. Es posible que las expectativas fueran muy altas. Es posible que el error fuera de planteamiento.
Toca reflexionar y ver cómo me he enfrentado a esas asignaturas, qué he aprendido, qué he sacado en claro, qué me queda por aprender y cómo afrontaré esa investigación futura.