Cuentos

La felicidad es como nuestra propia sombra, siempre está junto a nosotros, pero no reparamos en ella.

Cuentos e historias del abuelo

  • Esto eran tres amigos que porfiaron con una conocida mesonera que pagaría la comida aquél de los tres que se quejara de que ésta estaba caliente.

La mesonera aceptó el trato dejando claro que cada uno de ellos debía dar su opinión de la comida inmediatamente después de probarla.

Llegado el día de la apuesta la dueña les sirvió una sopa hirviendo a más no poder.

El primero de los amigos la probó y sintió arder su boca de tan caliente como estaba, más como debía decir algo, declaró mirando al techo: ¡Que madera tiene esta casa!

El segundo tras probarla se le encendieron los ojos y las lágrimas le brotaban del calor de la sopa, más como el anterior, debía decir algo sin quejarse de lo caliente de la comida. Enjugándose las lágrimas acertó a decir: ¡Que maestros la hicieron!

El tercero comprendió que sus compañeros se había quejado de la ardiente comida sin comprometer su apuesta, pues quedó disimulada queja dentro de su frase. Él, que no podía ser menos, se metió una cucharada de sopa, abrasadora también, y con la lengua encendida acertó a decir: ¡En Baldesopla la cortaron!

De este modo ninguno de los tres amigos pagó la comida, pues los tres hablaron con tres frases que no delató su queja del calor de la comida.

  • Esto era un pastorcillo muy pobre y que por consiguiente pasaba mucho hambre, llamado Perico, que un día invitaron a la boda del hijo del amo.

Era costumbre en la época que en las bodas se degustara un gran cocido, con su sopa, sus garbanzos y su carne con chorizo, morcilla, tocino y relleno. Perico se relamía pensando en lo que iba a comer. En efecto, se sentaron a la mesa y se comió dos platos de sopa. Llegados los garbanzos dio buena cuenta de otros dos platos con copete. Cuando llegó la carne y el chorizo y los manjares que se le presentaron en el plato Perico palideció y se puso a llorar desconsoladamente.

Los demás invitados estaban extrañados pues nada parecía haberle pasado. El mismo amo vino a interesarse por el motivo de su llanto.

- Pero, ¿porqué lloras Perico?

- Es que, aquí no tengo lo que tenía en mi casa

- ¿Qué es lo que hay en tu casa y aquí no tengas y te hace llorar?

- ¡Es que aquí no tengo lo que tenía en mi casa!

- Deja de llorar y no te preocupes hombre, que sea lo que sea mandamos a buscarlo. A ver, ¿qué es lo que tienes en tu casa que aquí no tengas?

- ¡Hambre!


  • Si te dice tu mujer:

¡Tírate de un tejado!

Vete echando la vista al más bajo, por que si no es hoy es mañana o pasado, pero al final, te tienes que tirar

  • Iban por San Cristóbal muchos pobres a pedir limosna. Llamaba la atención uno que pedía cantando, esta era más o menos su estrofa:

"Aquí está el manco de Veroz, que en una mano tiene cinco dedos y en la otra tres y dos"


  • Una bonita historia:

Un padre regañó a su hijo pequeño por gastar todo un rollo de papel en envolver una caja. Al día siguiente, era el cumpleaños del padre y el niño le dijo: esto es para ti. Al padre le dio vergüenza de su reacción del día anterior y abrió el regalo. Al abrir la caja comprobó que dentro no había nada y le reprochó al hijo que porqué hacía un regalo vacío y sin nada dentro. El niño, llorando, le dijo, no está vacío, le he llenado de besos para ti. Avergonzado abrazó a su hijo y le pidió perdón.

Pasado los años, el hijo creció y se fue a vivir lejos. Su padre cada vez que le echaba de menos metía la mano en la caja y sacaba un beso. Así, se llenaba de todo el amor que su hijo le regaló


  • Un cuento para sacar alguna enseñanza

Cuatro demonios se propusieron quitar la felicidad a los hombres.

Se pusieron a pensar dónde esconderla para que no la encontraran.

Uno opinó de esconderla en la cima del monte más alto del mundo, pero le argumentaron que el hombre tienen fuerza, y alguna vez alguien puede subir y encontrarla. Si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.

Otro propuso esconderla en el fondo del mar, pero le contestaron que el hombre tienen curiosidad, y alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar a las profundidades y entonces la encontrará. Si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está.

Un tercero dijo de esconderla en un planeta alejado de la Tierra a lo que le respondieron que el hombre tiene inteligencia, y un día construirán una nave en la que viajar a otros planetas y la va a descubrir. Entonces, todos tendrán felicidad.

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio escuchando atentamente cada una de las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces afirmó saber dónde ponerla para que realmente nunca la encuentren. Todos a un tiempo preguntaron: ¿dónde?

La esconderemos dentro de ellos mismos. Estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán.

Todos estuvieron de acuerdo. Desde entonces el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva consigo


  • El abuelo y el nieto, (cuento de los Hnos. Grimm)

Érase un hombre muy anciano, al que los ojos se le habían vuelto turbios, sordos los oídos y las rodillas le temblaban. Vivía con la familia de su único hijo.

A la hora de comer, siempre derramaba algo de comida en el mantel ya que no podía sostener la cuchara. Su hijo y su nuera no podían soportar esta situación y lo trasladaron fuera de la mesa, haciéndole sentar en un rincón detrás de la estufa.

Un día, el nieto pequeño comenzó a cargar tablillas y a dejarlas en el suelo al lado de la estufa.

¿Qué haces?, le preguntó el padre.

Voy a hacer un comedero para que comáis en él cuando yo sea grande y vosotros viejos.

El padre y la madre se miraron y avergonzados comenzaron a llorar y se apresuraron a acercar al abuelo a la mesa.

Desde entonces siempre comieron juntos y nunca le riñeron si se le derramaba algo de comida en la mesa.


  • Una fábula india: la fe mueve montañas

Un águila y un elefante se hicieron grandes amigos y un día el elefante la dijo que su sueño era volar sobre los pueblos y verlos desde el cielo.

El águila le dijo que podría, se arrancó una de las plumas de la cola y le dijo: "muerde esta pluma y sujétala entre los dientes, luego bate las orejas y levantarás el vuelo".

El elefante hizo lo que le había dicho el águila y fue al encuentro del ave en lo alto de un árbol y le dijo: "oye águila, me has cambiado la vida por completo, jamás podré agradecer lo suficiente la pluma que me has dado".

El águila replicó: "La pluma no la necesitabas, yo la iba a tirar porque no me servía, sólo te ofrecí algo en lo que creer, fue tu fe y el batir de tus orejas lo que te hizo volar, ¡no la pluma!


  • Dos hombres pasaban la jornada cortando leña. El primero lo hacía sin descansar y juntó una pila de leños bastante grande. El segundo trabajaba una hora y descansaba 15 minutos. Al final de la jornada su pila de leños era mayor.

¿Cómo pudiste cortar más que yo si descansabas cada poco?

Porque mientras descansaba afilaba el hacha

  • LA LEYENDA DEL ACUEDUCTO DE SEGOVIA (Fuente: Iberiarural.es)

Hace alrededor de veinte siglos, existió una bella joven que trabajaba en casa de una familia rica. La joven tenía el trabajo de traer agua desde la fuente, situada a varios kilómetros, hasta la casa. Era un trabajo penoso y muy cansado, para ella un auténtico calvario, sin embargo, no podía dejar el trabajo ya que necesitaba el dinero para poder sobrevivir.

Un día, cansada de tanto cargar, se derrumbó y tal fue su desesperación que formuló en voz alta el deseo de vender su alma al diablo a cambio de no tener que volver a llevar a cabo su tarea tan sufrida. Sus palabras exactas, según dicen, fueron : "Si eres capaz de hacer algo para traer el agua del río justo a la casa de mi señor antes de que salga el sol, te entregaré mi alma para siempre". El diablo no tardó en aceptar la propuesta, haciendo un pacto de sangre en ese mismo lugar.

Al cabo de muy poco tiempo, la bella joven se arrepintió de lo que acababa de hacer, pero, confiando en que el diablo no podría hacer tal esfuerzo en una sola noche, intento seguir con su jornada e irse a dormir.

Pero durante esa noche, una gran tormenta asoló la ciudad y, la muchacha, al asomarse a la ventana, pude ver como miles de diablos estaban trabajando intensamente construyendo una inmensa mole arquitectónica a la que ya tan sólo le quedaba de colocar una piedra. En ese mismo momento, la muchacha se sintió completamente perdida. Empezó a rezar y rogar sin parar sin obtener contestación.

El diablo, convencido de su victoria, despidió a sus ayudantes y entre bailes y risotadas decidió subirse a colocar la última piedra del acueducto. Sin embargo, y ante el asombro tanto del diablo como de la bella joven, sonó el canto de un gallo y un rayo de luz apareció. Se había hecho de día y el dueño del infierno no había sido capaz de colocar la última piedra, por lo que había perdido!

La joven corrió hacia la Iglesia para confesar todo lo que había hecho y, ante la creencia de que era un milagro del Señor que la muchacha hubiera podido escapar de las garras del mismo diablo, decidieron colocar la imagen de una Virgen y de San Esteban en el hueco de la piedra que el diablo no pudo colocar.


  • La realidad de la vida

Dios creó al burro y dijo: "Serás burro, trabajarás de sol a sol cargando bolsas sobre tu lomo: comerás pasto y

no tendrás inteligencia. Vivirás 40 años. Serás burro".

El burro le dijo: "Seré burro, pero vivir 40 años es demasiado. Dame apenas 20".

y Dios se lo concedió.

Después creó al perro y dijo: "Serás perro, cuidarás las cosas de los hombres y serás su mejor amigo, comerás

los huesos que te den. Vivirás 25 años. Serás perro".

El perro le dijo: "Seré perro pero vivir 25 años es demasiado. Dame apenas 15".

y Dios se lo concedió.

Dios creó al mono y le dijo: "Vivirás de rama en rama, haciendo payasadas, serás divertido y vivirás 20 años".

El mono le dijo: "Vivir 20 años es demasiado, dame apenas 10".

y Dios se lo concedió.

Después Dios creo al hombre y le dijo: "Serás hombre, el único ser racional sobre la tierra, usarás la

inteligencia para sobreponerte a todos los animales. Dominarás el mundo y vivirás 30 años".

El hombre dijo: "Señor, seré hombre, pero vivir 30 años es muy poco. Dame los 20 años que no ha querido

el burro, los 10 del perro y los 10 del mono".

Y así lo hizo Dios.

Desde entonces, el hombre vive 30 años como hombre; se pasa 20 años trabajando como un burro; se jubila y

pasa 10 años como un perro cuidando lo que ha logrado para luego llegar a viejo y pasar 10 años como un mono, saltando de casa en casa o de hijo en hijo haciendo payasadas para que diviertan sus nietos


  • Conflicto generacional

El doctor Ronald Gibson comenzó una conferencia sobre conflicto generacional citando 4 frases:

  1. "Nuestra juventud gusta del lujo y es mal educada, no hace caso a las autoridades y no tiene el menor respeto por los de mayor edad. Nuestros hijos son hoy unos verdaderos tiranos. No se ponen de pie cuando entra una persona anciana. Responden a sus padres y son simplemente malos."

  2. "Ya no tengo ninguna esperanza en el futuro de nuestro país si la juventud de hoy toma mañana el poder, porque esa juventud es insoportable, desenfrenada, simplemente horrible."

  3. "Nuestro mundo llegó a su punto crítico. Los hijos ya no escuchan a sus padres. El fin del mundo no puede estar muy lejos."

  4. "Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura."

Tras enunciar las 4 citas, el doctor Gibson, observaba que gran parte de la concurrencia aprobaba sus frases. Aguardó unos instantes a que se acallarán los rumores de asentimiento y entonces reveló el origen de las frases:

La primera frase es de Sócrates (470-399 antes de Cristo)

La segunda es de Hesiodo (720 antes de Cristo)

La tercera de un sacerdote 2000 años antes de Cristo.

La cuarta está escrita en un vaso de arcilla descubierta en la ruinas de Babilonia, actual Bagdad, y con más de 4000 años de antigüedad.

Así que, queridos padres, tranquilidad que siempre ha sido así

La Pepa

Pepa de noche cosía

su novio que era un granuja

por debajo la decía

yo te enebraré la aguja.

Pues ella ponía el ojo

y con el hilo contaba

pero el hilo era muy gordo

y por el ojo no entraba.

Al puro estar trabajando

al fin enebrarla pudo

pero el hilo no corría

porque tenía dos nudos.

El fraile

A caballo en una mula

iba un fraile agonizante

a un pueblo de Andalucía

cuyo nombre no se sabe.

No es que importe para el caso

mi historia que he de contarle.

A las afueras del pueblo

vio dos caminos el fraile,

y deseoso de saber

el por cual llegaba antes

viendo un muchacho le dice:

¡Oye bergante!

¿a dónde va este camino?

Este camino señor, esta quieto

pues no va a ninguna parte.

Quiero decirte que

¿por cual llegaré antes?

Pues coja usted el más corto

pues eso que duda cabe.

¿Cómo te llamas granuja?

Yo para que he de llamarme,

son otros los que me llaman

cuando algo quieren.

Algo ya cabreado el fraile, le dice:

contéstame a esta pregunta,

tú que tantas cosas sabes.

Pregunte usted lo que quiera

que contestación hallará

¿A los hijos de las putas

en tu pueblo que les hacen?

Les dejan crecer gandules

y luego les meten frailes.

La Virgen

Camina la virgen pura

camina para Belén.

En mitad del camino

pide el niño que beber

No pidas agua mi vida

no pidas agua mi bien,

los arroyos vienen turbios

y no se puede beber

Un poco más adelante

hay un verde naranjal

que le guarda un cieguecito

que no ve "na"

Ciego dame una naranja

para este niño entretener.

Entre señora en el huerto

coja la que es menester

Quién será aquella mujer

que en los ojos me ha "dao" vista

y en el corazón también

Era la madre de aquel niño.

Esposa de San José.


Jesucristo y la caza

Jesucristo salió a caza,

a caza como solía,

no ha encontrado caza muerta

ni tampoco caza viva

Se ha "encontrao" con un rico

rico de mala colea.

Le pregunta que si hay Dios

le dice que Dios no había.

Calla hombre, no digas eso

que hay Dios y Santa María

que te puede dar la muerte

según te ha dado la vida

Yo no temo a la muerte

ni tampoco a quién la envía

porque tengo con mis campos

"pa" mantenerme todavía

Al otro día siguiente

la muerte a su caza iba

detente muerte alevosa

detente siquiera un día

No me puedo detener

que Dios, del cielo me envía

que te lleve a los infiernos

los más profundos que había

Agarraron entre cuatro

por aquella cuesta arriba

de chillidos que iba dando

las piedras se estremecían