En Honor


Al Sagrado Corazón de Jesús


El Reino del FIAT Divino

De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta



Latido

De Amor Divino

Ofrecimiento 15°


Vol. 16-47

"Cada latido del corazón de Jesús le llevaba un nuevo dolor, nuevas alegrías y contentos"


"Al primer latido de dolor Yo habría muerto si la Divinidad, amando a este corazón con amor infinito, no hubiera hecho repercutir en mi corazón un latido en dos: dolor y alegría, amargura y dulzura, penas y contentos, muerte y vida, humillación y gloria, abandonos humanos y consuelos divinos"


El Reino del FIAT Divino

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De los escritos de la S. D. Luisa Piccarreta



De los escritos de la S. D. Luisa PiccarretaVol. 16-47 Febrero 16, 1924


Cada latido del corazón de Jesús le llevaba un nuevo dolor, nuevas alegrías y contentos


(1)Estaba pensando en los dolores del corazón santísimo de Jesús, ¡oh, cómo mis penas desaparecían comparadas a las suyas! Y mi siempre amable Jesús me ha dicho:

(2)“Hija mía, los dolores de mi corazón son indescriptibles e inconcebibles a la criatura humana. Tú debes saber que cada latido de mi corazón era un dolor distinto, cada latido me llevaba un nuevo dolor, distinto uno del otro.

La vida humana es un continuo palpitar, si cesa el latido cesa la vida; imagínate entonces que torrentes de dolor me llevaba cada latido de mi corazón, hasta el último momento de mi muerte, desde que fui concebido hasta mi último latido, ninguno dejó de llevarme nuevas penas y acerbos dolores; pero debes saber también que mi Divinidad que era inseparable de Mí, vigilando mi corazón, mientras en cada latido hacía entrar un nuevo dolor, así también en cada latido hacía entrar nuevas alegrías, nuevos contentos, nuevas armonías y arcanos celestiales.

Si fui rico en el dolor y mares inmensos de penas encerraba mi corazón, fui también rico de felicidad, de alegrías infinitas y de dulzuras inenarrables.

Al primer latido de dolor Yo habría muerto si la Divinidad, amando a este corazón con amor infinito, no hubiera hecho repercutir en mi corazón un latido en dos: dolor y alegría, amargura y dulzura, penas y contentos, muerte y vida, humillación y gloria, abandonos humanos y consuelos divinos.

¡Oh! si tú pudieras ver en mi corazón, verías todo concentrado en Mí, todos los dolores posibles e imaginables, de los cuales surgen a nueva vida las criaturas, y todos los contentos y riquezas divinas, que como tantos mares corren en mi corazón y Yo los difundo para bien de toda la familia humana.

¿Pero quién toma más de estos tesoros inmensos de mi corazón? Quien más sufre. Por cada pena, por cada dolor, hay una alegría especial en mi corazón que sigue a esa pena o dolor sufrido por la criatura; el dolor la hace más digna, más amable, más querida, más simpática. Y así como mi corazón se atrajo todas las simpatías divinas en virtud de los dolores sufridos,

Yo, viendo en la criatura el dolor, especial característica de mi corazón, vigilando este dolor, con todo amor vierto sobre ella las alegrías y los contentos que contiene mi corazón; pero con sumo dolor mío, mientras mi corazón quisiera hacer seguir mis alegrías al dolor que envío a las criaturas, no encontrando en ellas el amor a las penas y la verdadera resignación como los tuvo mi corazón, mis alegrías siguen al dolor, pero viendo que el dolor no ha sido recibido con amor, honor y total sumisión, mis alegrías no encuentran el camino para entrar en aquel corazón adolorido y regresan dolientes a mi corazón.

Por eso, cuando encuentro un alma resignada, amante del sufrir, me la siento como regenerada en mi corazón y ¡oh! cómo se alternan los dolores y las alegrías, las amarguras y las dulzuras, no ahorro nada de todos los bienes que puedo derramar en ella”.


Fiat Divina Voluntad