psicopatologia - fenomenoloiga corporalidad. 

           docencia mir pir eir servet zgz

DOCENCIA PSICOPATOLOGÍA - FENOMENOLOGÍA IMAGEN CORPORAL 

31 de mayo del 2023  

Aula docente de Trauma Servet 3ª planta,   ¡  8:30   ¡

Enhorabuena a los residentes mir, pir y eir. Laura, Denis, Bea, Sandra y Sergio, que han concluido su formación en unidad docente del Servet. Una nueva etapa de trabajo y creatividad empieza para vosotros.  Esperamos seguir en contacto, y compartiendo experiencias y vivencias.

 

 

  El 26 abril: estudiamos la  Psicosis histérica (link)

 

      El 31 de mayo iniciamos estudio psicopatología-fenomenologia de la corporalidad. (1)

   - Fenomenología de la corporalidad: La conciencia corporal. 

 

 

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        Imagen corporal: revisión bibliográfica - SciELO España

 

Nos vemos el 31 mayo, viva la corporalidad gozosa.  

Dr Día. Chusé  y tutores, zaragoza  a 16 MAYO 2023


“La conciencia de mi corporalidad puede experimentar en toto alteraciones extraordinarias” (Jaspers dixit)

Visage du Grand Masturbateur (Rostro del Gran Masturbador). Salvador Dali. 1929. En Museo Reina Sofía Madrid.



DOCENCIA PSICOPATOLOGÍA - FENOMENOLOGÍA

28 de junio del 2023   Aula docente de Trauma Servet 3ª planta,   ¡  8:30   ¡

Queridos residentes, colegas, seguimos con la Psicopatología-fenomenología de la corporalidad. (2)

 

El 28 de junio, seguimos con: 

- Historia de la Hipocondría. 

- Reivindicación de La hipocondría: La psicopatología contra el DSM-5 

 

- Fenomenología de la corporalidad: La conciencia corporal.  (ir leyendo)

"Convencidos de padecer diversas enfermedades, y alguna es verdadera, otra imaginarias. Especialmente cierto en hombres inteligentes y que profundizan gravemente en el asunto. Suponen que tienen estas enfermedades, y cansan a los médicos hablándoles constantemente de ello, algunos escriben y hablan de cada parte del cuerpo que está enferma, pero comen, duermen y beben bien. Pueden persuadirse de tener muchas enfermedades imaginarias del cerebro, el estómago, los pulmones, el hígado, los riñones. Algunos se quejan de que no pueden estornudar, sudar o soñar. Otros se quejan de alguna enfermedad renal, pero, además, imaginan otras muchas. Esto es lo que he visto que le ocurrió a cierto noble que se torturó casi continuamente durante cuarenta años con este tipo de pensamientos y utilizó muchos remedios y, a pesar de todo, vivió hasta muy avanzada edad. " (nos dice Platter) (citado en Stanley W. Jackson. Historia de la melancolía y la depresión. Yale University London. (1.986))


Hipocondría  y onanismo: "el onanismo como causa de locura:  “produce debilidad seminal, impotencia, disuria, tabes dorsal, tuberculosis, dispepsia, pérdida visión, vértigo, epilepsia, hipocondriasis, pérdida memoria, mamalgia, estupidez  y muerte”.  (B. Rusch,  “Medical Inquiries and Observations upon Diseases of the Mind”. (1812)


 -El hipocondríaco lee literatura médica, consulta a diversos médicos, examina sus propias secreciones, teme esta o aquella complicación, analiza y exagera todos los más pequeños síntomas, es consciente de su digestión, su respiración, su circulación, se administra innumerables remedios que rápidamente cambia por otros. Puede tener claras ideas delirantes acerca de la causa específica de su mala salud, pero también puede no tenerlas y estar simplemente absorto en las sensaciones y los desastres de su propio cuerpo.  (Joseph Jastrow, "Hypochondria"  1901)


En 1833 Dubois d’ Amiens en su "Histoire philosophique d l’hypocondrie et de l’hysterie"  definió a la hipocondría como: 


 -Monomanía muy clara, que se distingue por una preocupación dominante especial y exclusiva, o por un temor excesivo y continuo a enfermedades extravagantes e imaginarias, o por la íntima convicción de que las enfermedades, reales en verdad, pero siempre imprecisas, solo pueden terminar de una manera funesta (p. 277). 



La hipocondría, nos dice Griesinger, representa la forma más benigna y más moderada de la enajenación, y ofrece diversas particularidades que la distinguen esencialmente de las otras formas de la melancolía.

    ¿es melancólica la hipocondría?.

"La hipocondría comparte con la melancolía el carácter genérico de abatimiento, de tristeza, de depresión de los sentimientos, de disminución respecto de la energía de la voluntad y de un “delirio” (falsos juicios) correspondiente a la disposición del espíritu; sin embargo, difiere de las mismas de un modo característico debido a que, en la hipocondría, la depresión de los sentimientos afectivos proviene de un sentimiento más o menos intenso de enfermedad física que mantiene constantemente la atención del enfermo altamente despierta; en consecuencia, los falsos juicios se relacionan casi exclusivamente con el estado de salud del sujeto y el delirio de éste gira no sólo alrededor del miedo a tener una enfermedad grave, sino también alrededor de ideas extrañas y no motivadas relativas a la naturaleza, al género y al peligro de esta enfermedad. (..) 


   CASO CLINICO.  Paciente de JLDS.

Primero la culpa, después el perjuicio, al final la hipocondría, y convencimiento de muerte irremediable por la enfermedad. 

Una forma de hipocondría particular.  

Un delirio de inculpación, hetero-depreciación erótica, seguido de una paranoia de castigo, que termina en una grave hipocondría delirante.  “estoy en la cama, esperando a la muerte, sin remedio, es el final”.

El paciente de 48 años, soltero, vivía con sus padres.   Un divorcio /separación, no hijos.

Bebedor habitual, el mismo se define como que fue alcohólico, ahora no bebe hace un año, y también fumador de hachís, que dejó ya hace un año.  Dice que ya no trabaja por culpa del cáncer, que lo han echado de casa, que su familia quiere que se muera, que no le perdonan lo que hizo.  En el paro, no puede trabajar por la muerte inminente. Reconoce que amenazo, se puso agresivo contra la familia, también contra médicos y personal sanitario porque no le dicen la verdad.

Clínica principal:  La hipocondría. _ Relato del paciente.

Sic.  “Sé que voy a morir temprano.  Tengo el corazón infartado, con fallo cardiaco, derrame, a punto de morir de un momento a otro. Me lo noto al andar, al respirar, me quedan pocos días.

Enseña las venas del brazo, las ve azules, algo grave. Cree que el pulso es débil, preámbulo de la muerte.

Un cáncer de mama extendido.  (enseña el pecho, se toca, comprueba la gravedad, insiste)

Se me habrá extendido al cerebro, ya es terminal.  ¡¡ solo espero la muerte¡¡

Permanece en la cama, o pasea cabizbajo, taciturno, apesadumbrado.  “ya no hay remedio, es tarde, espero la muerte”.

Acude a urgencias repetidas veces, demanda ecografías, RX, TAC y colonoscopias.  Sé que tengo un cáncer de colon. Se le ha realizado varias colonoscopias y TAC abdominal. En la ultima prueba amenazó al médico: “me mienten, falsifican los resultados, saben que tengo cáncer y se callan”.

“Estoy intoxicado gravemente”, insiste. Pide pruebas de tóxicos y analíticas repetidas.  Los picores, los espasmos, los dolores en piernas, brazos, el ahogo, son señales inequívocas de su muerte inminente.

“Ya es tarde, no tengo remedio”.  Insiste desesperado.

Las comidas de casa le saben mal, incluso en el hospital. Sospecha de los olores y sabores. Después de cada análisis nota que el veneno se extiende más y más.

Inicia la descripción del Componente paranoide:

Ha llegado a amenazar a médicos, sanitarios, cree que se burlan ya de él, que no le dicen la verdad. Sabe que va a morir. Falsifican los informes, los análisis. Compinchados, dispuestos a dejarme morir.

Parece que se ríen, que se regocijan en ello, como si lo tuviera merecido.

Agredió a su familia. Estaba convencido de que ellos lo saben, saben lo que hice, no me lo perdonan, y voy a morir.

Rompió el ordenador. Parece que se ha corrido la voz, que lo saben, que no me dejaran vivir.  Hasta los médicos están enterados, y ellos mismos me envenenan. En los análisis me ponen tóxicos venenosos, me implantan tumores.

Atribución causal y delirio de autoinculpación por auto hetero-depreciación erótica.. Causante inicial del cuadro clínico tan grave.

Sí, de niño y joven tenía masturbaciones. Además, tuve obsesión de ver fotografías de niños pequeños.   Me excitaba, lo reconozco.   Tenía fotos en casa, revistas, y en el ordenador.

Lo han sabido, se enteraron, me acusaron de incesto, pederastia, abusador de menores, y ya desde entonces estoy condenado a muerte.  Me lo hacen pagar, ya no tengo remedio. El tóxico, el veneno, el tumor, el cáncer están avanzados. 

Además, incluso en urgencias, en el hospital, aquí incluso, lo saben, ¡” pederasta me dicen”,. Y las pruebas médicas me las falsean, para hacerme creer que estoy bien.  ¡`Mentirosos, cómo se ríen de mi muerte¡¡

Pero yo nunca he tocado a un ningún niño, ni abusado de mi hermana. Incluso fui entrenador de futbol, y nunca toqué a un niño.  Lo reconozco, veía fotografías infantiles, y tenias masturbaciones.

Soy culpable de ello, pero he estoy condenado. Demasiado tarde, no hay remedio. Añade.

El paciente permanece gran parte del tiempo en la cama, acostado. Preguntado, insiste: Espero en la cama la muerte, de hecho, estoy ya casi muerto. Rechaza comer en ocasiones. “¿para qué? Dice.

El fatalismo es evidente, irremediable a pesar de nuestra psicoterapia y pruebas médicas.

Él no tiene remedio.  Morirá de un cáncer de colon, de mama, de una parada cardiaca, de los tóxicos letales introducidos en su sangre.  La respiración ya le falta, el cansancio es enorme, se marea, nota dolores cefálicos que le anuncian la muerte. 

Ya está condenado, ya no hay remedio. Todos, la familia incluida, los médicos del hospital, han decido que debe morir de cáncer letal provocado. Lo condenan por pederasta y masturbador.  Ha acudido repetidas veces a urgencias alegando un sangrado, un dolor abdominal, una lesión cancerosa, y todos le mienten a posta., falsifican los informes y análisis. Intentó agredir a un médico por farsante.

Voy a morir, lo sé, no tengo remedio. Espero en la cama esperando la muerte.  

Lecturas de referencia básicas.

-         Castilla del Pino. "El Delirio, un error necesario". Editorial Círculo de Lectores. 1997.

-          E. Kretschmer “El delirio sensitivo de referencia”. (1ªedición de 1919) (En. Ed. Triacastela. Madrid. 2.000),

-          TEMA XV   PSICOGENIA DE LOS DELIRIOS. EL DELIRIO SENSITIVO DE E. KRETSCHMER. ( J.L DIA)



Nos vemos el 28 de junio viva la corporalidad gozosa.  

Dr Día. Chusé  y tutores, zaragoza  a 16 junio 2023

 

Ver anexos  :

- Libros literatura poesía Hipocondría. 

-Woody Allen atendido en ataque hipocondriaco. Mia Farrow mira incrédula. En Zelig. 

DOCENCIA PSICOPATOLOGÍA - FENOMENOLOGÍA

26 de julio del 2023   Aula docente de Trauma Servet 3ª planta,   ¡  8:30   ¡

Queridos residentes, colegas, seguimos con la Psicopatología-fenomenología de la corporalidad. (3)


Fenomenología de la corporalidad: La conciencia corporal.  (ir leyendo)

 

- Historia de la Hipocondría.  - Definición de hipocondría, hipocondría reivindicativa y siniestrosis. - Reivindicación de La hipocondría: La psicopatología contra el DSM-5 

 

 (y preparar contenidos jornada docente mir pir eir 6 octubre 23 en Servet)

    TEMA XIV C.   ALUCINACIONES TÁCTILES Y DELIRIOS DE INFESTACIÓN PARASITARIA, DELIRIO DERMATOZOICO, ECTODÉRMICO O DE EKBOM. 

 Alucinaciones olfativas y delirios olfativos de referencia: Síndrome de referencia olfativo. 

( El cuerpo no nos deja en paz, por mucho que intentemos separarnos de él. )


Delusional disorder, somatic subtype, with a delusion of smell.

** Katharine A. Phillips, M.D.1,2 and William Menard, B.A.  Olfactory Reference Syndrome: Demographic and Clinical Features of Imagined Body Odor. Gen Hosp Psychiatry. 2011 Jul-Aug; 33(4): 398–406.

doi: 10.1016/j.genhosppsych.2011.04.004

** W. PrysePhillips. AN OLFACTORY REFERENCE SYNDROME. Acta Psychiatrica Scandinavica.    December 1971

https://sci-hub.tw/10.1111/j.1600-0447.1971.tb03705.x

 Pryse-Phillips, a neurologist, produced a paper in 1971 on the ‘olfactory reference syndrome’, a disorder which was, he said, characterized by Specific delusional contents.

subject to the hallucinations of smell.

 He studied 99 cases of his own and cited another 38 individuals, all with this type of hallucination. He claimed that the patients could be divided into four groups, those with depressive illness, those with schizophrenia, a group with temporal lobe epilepsy and, finally, patients with the ‘olfactory reference syndrome’ who somewhat resembled depressives.

His series is probably the most extensive in the literature so far, and has been widely quoted, but his olfactory reference syndrome does not fit comfortably into any current psychiatric diagnostic system.

Other authors, for example Bishop (1980) and Davidson and Mukherjee (1982), use the term ‘olfactory reference syndrome’ as though it were the standard term for an illness whose principal feature was a delusion of smell, and describe in one instance a case of apparent delusional disorder and in another a case of bipolar mood disorder with this symptom

Neurologists are familiar with hallucinations related to temporal lobe epilepsy, in which patients report the sensation of a variety of odours, mainly unpleasant. Usually this is not referred to the self and the patient does not normally report that he is giving off the smell.

 In psychiatric disorders in which the patient insistently reports a smell, it may not be clear whether this is a hallucination or (as is more often likely) a delusion. These patients may say that the smell emanates from them and is evident to others. If they can describe the nature of the smell closely, it may be regarded as a hallucination as well as a delusion. On the other hand, many patients say that they know they give off an unpleasant smell because other people look disgusted and move away from them, but the smell is not apparent to themselves: in this instance, they are suffering from a delusion.

 The smell may be attributed to abnormal sweat, to flatus leaking from the bowel or to severe halitosis (Goldberg, Buongiorno and Henkin, 1985; Iwu and Akpata, 1989).

Nomenclature is once again messy. As well as olfactory reference syndrome there are references to delusions of bromosis (from the Greek word ‘to stink’: bromine is the ‘stinking element’), delusions of smell, olfactory delusional syndrome, delusional halitosis, hallucinatory halitosis and imaginary halitosis.

In their article on delusional halitosis, Iwu and Akpata (1989) describe it as a variation of olfactory reference syndrome and give the following characteristics for their patients: Onset is relatively early (mean 25 years). There is an excess of males and an excess of the unmarried. None of the patients had had prior psychiatric treatment. There is an incessant search for medical treatment.

The personality remains integrated and social life is maintained. The individual’s life is dominated by the belief. Some patients have secondary depression. The diagnoses of the cases in this article are unclear but the description given above might apply equally to a delusional disorder group or to body dysmorphic disorder (see Chapter 12).

 In the small literature on delusions of smell, a number of psychiatric disorders is mentioned, including unipolar and bipolar mood disorder (including psychotic depression), schizophrenia (including paranoid schizophrenia), delusional disorder and atypical paranoid disorder. There are undoubtedly some cases of smell delusion (with or without associated hallucination) which can be diagnosed as delusional disorder, somatic subtype, but references to these are few.

There is an occasional reference to the efficacy of pimozide in such cases (Littler, 1986; Malasi and colleagues, 1990; Ulzen, 1993). Otherwise, the treatment is presumably that of whatever other psychiatric disorder underlies the symptom. When we are discussing a delusional disorder with a delusion of smell, the designation of the condition should be, ‘delusional disorder, somatic subtype, characterized by a delusion of smell’.

 

Case No. 4 Delusional disorder, somatic subtype, with a delusion of smell

 A woman aged 63 began to attend her family physician much more frequently than usual with a variety of rather vague physical complaints. On one of her visits, clearly distressed and embarrassed, she broke down and told him that she had a severe bowel problem which caused her to pass evil-smelling flatus all the time. A devout churchgoer, she was no longer able to attend church because people sitting near her would wrinkle their noses and move away from her. This had gone on for about two months and she finally gave up attending because she was sure she heard an elder use her name and say to another, ‘don’t take her collection, she smells badly’. She had given up all her social activities and would not even visit her married children because she believed that they, and her grandchildren, were backing away from her and were pulling faces in her presence. The only person she could tolerate being near her was her husband because he ‘had chronic sinusitis and no sense of smell’. S

 

The family doctor could find no physical abnormality but ordered some investigations and obtained a consultation from a gastroenterologist who told the patient her bowel was perfectly normal. This distressed her because she ‘knew’ the problem was continuing unabated. She felt enormous shame, remained reclusive and had thoughts of suicide because life was not worth living. She was given antianxiety and antidepressant medications with no avail and was then referred to a psychiatrist for assessment. He changed her to another antidepressant which was equally unhelpful. There then followed a period of several months during which the patient became more and more distraught and finally took an overdose of her antidepressant. After resuscitation in hospital she was admitted to an inpatient psychiatric unit where a more extensive history was obtained. The diagnosis was changed to delusional disorder, somatic subtype, and a suitable neuroleptic was instituted. The patient was very compliant and during a two-week hospital stay her conviction about the smell diminished considerably. Following discharge she conscientiously took her medication, said the smell had vanished and was able gradually to return to her social activities. A year later her family physician stopped her neuroleptic because she appeared so well. Within three weeks her ‘bad smell’ began to reappear and she demanded that her neuroleptic be reinstated. She remains well at this time.

 

J Am Acad Dermatol. 1986 Dec;15(6):1303-4.

Pimozide for delusions of bromosis.

Littler CM.

https://www.jaad.org/article/S0190-9622(86)80050-0/pdf

Pimozide for delusions of bromosis To the Editor: Monosymptomatic hypochondriac syndromes are a group of disorders in which the patient is convinced that he is diseased despite a conspicuous lack of objective evidence. Three major varieties include delusions of dysmorphosis, parasitosis, and bromosis.' The dermatologist may be confronted by any one of these, each presenting a therapeutic dilemma. Pimozide (Orap) has been suggested as an alternative in the management of these disorders. The drug was recently used at our institution with good short-term results in a patient complaining of bromosis.

 Case report. A 26-year-old woman presented with a 5-year history of an offensive body odor, allegedly first noticed by her boyfriend. She had been told that she had the smell of vitamins, which improved briefly for 2 to 3 hours after showering. In addition to many over-the-counter preparations, Xerac AC and Hibiclens had been ineffective. The symptom, coupled with these treatment failures, was distressing to the patient. On physical examination the patient was a I young, wellgroomed woman who appeared in good health. Close inspection of both axillae disclosed no morphologic change or foul odor. The patient explained the lack of odor by noting that she had bathed shortly before her appointment. At none of her visits was she found to be malodorous by any of three of four observers. The patient first applied topical erythromycin twice daily to the axillae for several months. This therapy was totally ineffective. Because of the discordance of subjective and objective evidence, a trial of pimozide was initiated. The patient was started on 4 mg every morning, which was well tolerated. She experienced persistent improvement of her symptoms for 2 months on pimozide.

Comment. Pimozide is a neuroleptic that acts through a blockade of central dopaminergic receptors,2

It is currently indicated for use in Tourette's syndrome but has been advocated for a number of disorders, a'2 including delusions of parasitosis, delusions of dysmorphosis, neurotic excoriations, postherpetic neuralgia, and delusions of bromosis. After oral administration plasma concentration peaks in 3 to 8 hours, with a half-life of 29 plus or minus 10 hours. Excretion is mostly in the urine but is partially through feces. Precautions include monitoring the patient for hypertension and sedation, plus avoiding concomitant use of alcohol and opiates. Pimozide may also lower the convulsive threshold and should therefore be used with discretion in epileptics. Adverse effects include extrapyramidal symptoms, prolongation of the Q-T interval, and menstrual irregularities. Safety for use in pregnancy has not been established. Because of its long half-life, pimozide may be administered once daily, usually beginning with 2 to 4 mg/day and gradually increasing as necessary to a maximum of 20 rag/day? "~ "Delusions of bromosis" is a diagnosis of exclusion and a difficult therapeutic problem once diagnosed. When a patient comes to the dermatologist with these symptoms, there is often the feeling of inability to be of help. The use of pimozide in these disorders is, therefore, a welcome addition to the arsenal of medications for use in these therapeutically frustrating problems.

Curt M. University of New Mexico School of Medicine Albuquerque, NM Littler, M.D.

Reply To the Editor: Dr. Littler writes in regard to the use of pimozide in a case of delusions of bromosis. In a disorder that affects every facet of a patient's existence and in which no other suitable remedy has proved useful, pimozide is more than warranted. I suggest to the readers that in regard to this drug the following reservations be kept in mind:

1. Pimozide is an extremely potent neuroleptic.

2. Early signs of toxicity are increased salivation, hyperactivity, and insomnia. Late signs are extrapyramidal, ineluding parkinsonism. Some of these, such as the tardive dyskinesias, a group of disorders characterized by rhythmic involuntary movements of the tongue, face, mouth, and jaw, may be irreversible.

3. The use of pimozide in neurotic excoriations should be on/y in the rare severe disabling disease in which the risks of the medication are justified.

4. Although benefit is noted within 1 to 2 weeks, the drug requires prolonged administration, stoppage being associated with a recurrence of symptoms. A 26-year-old woman requires advice regarding pregnancy. As well, close supervision over her lifetime may be necessary and indeed may be mandatory.

5. In the management of the monosymptomatic hypochondriasis, doses of 4 to 6 mg/day are usually adequate; up to 10 mg may be needed. Higher doses of 20 mg have been advocated for the use of pimozide in chronic schizophrenia. I would encourage any who become this adventurous to secure consultation for the patient with a psychiatrist and, perhaps, at the same time for themselves.

Elgin E. Duke, M.D. 770 Broadview Ave. Ottawa, Ontario K2A 3Z3 Canada

 

CAso clínico:

Una mujer, indoeuropea,   soltera desempleada de 29 años, con baja laboral por su  enfermedad.

Estaba convencida de que emanaba "un olor horrible". Inicialmente estaba preocupada por oler a sudor, al escuchar comentarios sobre la flatulencia, empezó a decir que desprendía olor a heces; al  escuchar en la televisión que un remero olímpico respiraba dos galones de aire al día, insistía en su mal aliento.

Además, creía que olía a "comida de 5 días  y a cigarrillos ". La paciente creía que los olores podían detectarse entre 20 y 30 pies de distancia.

 Obsesionada con mi olor corporal  "todo el tiempo", lo cual me hace sentir  avergonzada, insiste.

Tenía delirios de referencia prominentes, que se activaron al mascar chicle y enjabonarse  (incluso cuando trabajaba en una fábrica de jabones); observar a alguien olfatear, fruncir el ceño, mirarla, abrir una ventana o alejarse de ella; o escuchando comentarios como "¿No está tapado aquí?" o "Necesito un poco de aire fresco".

 Para disminuir el olor corporal percibido, se bañaba durante 2,5 horas al día; se cambiaba  la ropa de cinco a diez veces al día; frecuentemente revisaba su aliento, axilas y ropa interior para detectar olor; cepilla excesivamente sus dientes; raspa su lengua y los lados de su boca, a veces hasta que sangran; come una dieta especial para disminuir la flatulencia percibida; y usé mucho jabón, desodorante, perfume, enjuague bucal y chicle. Como resultado de sus síntomas de SOR, nuestra paciente está aislada socialmente y ha abandonado los últimos 15 y 20 empleos. Cree erróneamente que las personas hablan de su olor corporal.

Evolución del cuadro: Hacia la cronicidad, a pesar de las pruebas médicas y visitas a especialistas,

Ella tiende a estar confinada en su casa, y dice:  "Pienso en el suicidio todo el tiempo".

Nuestra paciente acudió a su médico familia, al gastroenterólogo, ginecólogo y dentista. A pesar de los diversos tratamientos (enjuagues, micostáticos, cremas, etc..) los síntomas han evolucionado a un delirio específico de base corporal. 

En una visita previa al psiquiatra, había sido diagnosticada erróneamente de esquizofrenia, lo que le causó estupor.  Lejos de ello, un análisis adecuado de su psicopatologia- fenomenologia, confirma que se trata de un delirio monosintomático de desprendimiento de mal olor corporal, con rituales de limpieza, y profunda afectación del ánimo. Tratada con antipsicótico específico y psicoterapia, la paciente experimenta mejoría perdurable.

 

Caso clínico:  Paciente 25 años, mujer, paciente del Dr Día.

Mujer universitaria, soltera, sin tóxicos, ni enfermedad de base. Personalidad  ansiosa,  preocupada por su imagen corporal y rendimiento académico. Relación pareja y vida familiar agradable.

Desde hace 4- 6 meses, "obsesionada" con la posibilidad de desprender mal olor corporal. Inicio del cuadro: siempre obsesionada por su imagen corporal, y sensible a las miradas y comentarios de los demás.  Notó en ocasiones que las personas a su lado (en el autobús, en la calle, universidad), con frecuencia se tocan la nariz, y hacen gesto despectivo.  La vivencia de alusión, autorreferencial, tiene carácter de perjuicio: "se apartan de mí, me hacen notar que huelo mal",.." ¡se tapan la nariz ¡"

Ella se siente aludida, ofendida, tanto en su imagen física, e ideal de belleza, como en su dignidad, afectando a su autoestima.  Se huele constantemente, pide a novio y familia que comprueben su olor corporal, nadie le puede decir lo que ella sospecha. Su higiene, su comprobación de sudor, olor corporal y genital es constante.

  No refiere alucinaciones o ilusiones olfativas, pero no por ello, deja de lavarse con insistencia, la piel, pelo, y evita el sudor, y lleva ropa adecuada. El ánimo ya está afectado, se siente triste. Estar sentada en el aula de la universidad, pasar por delante de compañeros, o profesor, es para ella un tormento. Con frecuencia percibe la alusión a su supuesto olor corporal, ve como se tocan la nariz.  No oye voces claras al respecto, pero ya le parece escuchar algún comentario, en voz baja, de forma oculta, que alude a ella, al olor,..con el gesto característico  de oler, de olfatear.  Se ha corrido la voz, y ya parece que todos supieran los suyo. De esta forma, al viajar, cambiar de lugar, lo primero que le preocupa es la impresión que puede causar en los demás, el notar cómo se suelen señalar, o tapar la nariz, agachar la cabeza, hacer algún gesto despectivo.  Reconoce que sus maniobras - ya obsesivas- de lavado, no le sirven,..y llega a pensar que ya es una broma, un conjura para perjudicarla, para desacreditarla. Se pregunta: "¿he hecho mal a alguien?, ¿por qué se apartan de mí, y me desprecian de esta forma?  Qué me quieren decir?..Qué olor desprendo que a todos les afecta tanto?.

 

Dr Día Sahun., Chusé Psiquiatra.

jldiasahun@gmail.com



Anexos:  

  La anorexia de Ellen West. (caso de  L. Binswanger)

     Pierre Janet y el caso Nadia. (anorexia verdadera vs. Histérica)

               Programa preliminar Jornada mir pir eir SERVET. 6 OCTUBRE/23.

 

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Nos vemos el 26 de julio:  viva la corporalidad gozosa.  

Dr Día. Chusé  y tutores, zaragoza  17 de julio 23  

¡¡ Feliz verano. ¡¡