Ana Mª Martín Gómez de Carvallo . Empatia. 

 

Empatía,  psicoterapia y Psicopatología.  

Revisión histórica del concepto de la empatía, la psicoterapia y la psicosis.

Ahora bien, qué sucede cuando a partir de cualesquiera miradas, opiniones, manifestaciones, la índole del carácter de un hombre se ilumina súbitamente ante nosotros, cuando “miramos como hacia un abismo”, cuando súbitamente se nos abre el “alma” del hombre, “vemos profundidades maravillosas”, etc.   ¿Qué clase de “comprensión” es ésta?

-          Husserl, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica – Ideas II, 2005, pág. 321)


Introducción: definición de empatía.

Según la RAE, la empatía es la “identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo del otro”; en una segunda acepción, la explica como la “capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos”.

Si la concordancia de sentimientos se da entre dos sujetos conscientes se emplea el término simpatía (del griego συμπάθεια, sympátheia conformidad de sentimientos).

La empatía tuvo un origen estético: la belleza de un objeto está en relación, se identifica, con el sentimiento de quien lo contempla, o «se siente dentro». Los estéticos ingleses del s. XVIII, Hutcheson, emplearon la palabra empathy con el mismo significado.

-F. Hutcheson (1694-1747) filosofo empirista, utilitarista. Ver:  Investigación sobre el origen de nuestras ideas de belleza y virtud (1725

La palabra empatía proviene etimológicamente de su raíz griega αθεûv, epathón, sentir, y del prefijo εv, dentro. Fue Tichener quien tradujo por primera vez el término del inglés (Empathy) al alemán (Einfühlung)

- Tichener, C. B., Lectures on the Experimental Psychology of the Tought-processes, 1909, New York: Mac-Millan), y venía a significar “sentir adentrándose en el otro, compenetrarse”.

- P. Olmedo Carrillo y B.Montes Berges.  Evolución conceptual de la Empatía. Ini Inv, 4: r3 (2009)

- C. Camilo Garzón Ariza “La empatía como un acto de conocimiento empático de la intimidad ajena”.  UNiv de La Salle. Bogota. 2018 TFG

 

La empatía, la capacidad de experimentar y comprender de forma vicaria el afecto de otras personas, es fundamental para el éxito de la capacidad y el comportamiento sociocognitivo. La empatía es un facilitador fundamental del comportamiento prosocial y se ve alterada en una serie de trastornos psiquiátricos, incluidas las psicopatías y neurológicos. Las investigaciones han comenzado a descubrir la base neuronal de esta “experiencia vicaria” como modelo de empatía. 

-          Patricia L. Lockwood The anatomy of empathy: Vicarious experience and disorders of social cognition. Behav Brain Res. 2016 Sep 15; 311: 255–266.

Según la Retórica y la Poética de Aristóteles, la piedad (eleos) o lo que hoy llamamos compasión es el sentimiento de tristeza y temor que experimentamos cuando contemplamos algún sufrimiento grave e inmerecido y pensamos que también nos podría ocurrir a nosotros o alguno de nuestros allegados.

-          Aristóteles,  Retórica, 1385b11-16, Poética, 1453

Decir que nadie es malvado queriendo ni venturoso sin querer parece a medias falso y verdadero: en efecto, nadie es venturoso sin querer, pero la perversidad es algo voluntario,..

-          Aristóteles, Ética a Nicómaco, (Centro de Estudios Constitucionales, Madrid 1985, p. 39).

 

Compasión, conmiseración, empatía.

Para Descartes. una especie de tristeza, mezclada con amor o con buena voluntad hacia aquellos a quienes vemos sufrir algún mal que no creemos que merezcan. Es contraria a la envidia por razón de su objeto, y a la burla, porque lo considera de otra manera.

-          Descartes, Las pasiones del alma, art. 186

 

Para Spinoza. la tristeza que acompaña la idea de un mal acontecido a otro que imaginamos como nuestro semejante.

Por un lado, observa que, si alguien nos provoca conmiseración, nos esforzaremos en cuanto sea posible en librarlo de su miseria.

Pero nos advierte, la conmiseración, en el hombre que vive bajo la guía de la razón, es de por sí mala e inútil.

-          Espinoza. Ética, IV, proposición L.

 

Rousseau distingue dos tendencias naturales en el ser humano: lo que llama “amor de sí”, que nos impulsa a buscar aquello que favorece nuestra conservación, y el sentimiento de piedad que nos hace sensibles al sufrimiento ajeno, y atempera el amor de sí. El egoísmo surge cuando este equilibrio se rompe, y el amor de sí se convierte en “amor propio” .

Para Los moralistas británicos (Hutcheson, Shaftesbury, Adam Smith), los sentimientos y la compasión pueden fundamentar la moral en la medida en la que resulta un contrapeso eficaz contra el egoísmo natural. Se alejaron de la visión de Hobbes del ser humano como esencialmente egoísta por naturaleza.

-          Th. Hobbes.  Leviatán, o La materia, forma y poder de un estado eclesiástico y civil. 1651.

Para Shaftesbury (1664-1746) el ser humano cuenta con unas afecciones naturales que buscan el bien particular, pero coexisten con otras que impulsan a lograr el bien público como son la empatía. Shaftesbury es optimista y considera que un individuo, aparentemente depravado, puede mostrar una inclinación por la amabilidad, la gratitud, la generosidad o la compasión. La corrupción del sentido moral proviene y se explica por el peso de la costumbre y la educación.  

Para Adam Smith, restringir los impulsos egoístas e impulsar los benevolentes es lo que constituye la perfección de la naturaleza humana.

-           Jeremy Bentham, Y John Stuart Mill en su libro El utilitarismo en 1863. 

El hombre nunca será solo un medio u objeto para conseguir un fin, sino que es un fin en sí mismo. Justamente de ahí procede su dignidad; de su característica de fin en sí mismo, que lo hace único e insustituible, con un valor intrínseco que se denomina “dignidad”.

-          E. Kant. Y su “imperativo categórico” en : Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785).

«Obra de tal modo que trates a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre al mismo tiempo como fin y nunca simplemente como medio» En Formula de la humanidad. (AA IV:429).

Jeremy Rifkin nos habla de la “civilización empática” y considera que la conciencia empática es esencial para crear un futuro en el que el mundo merezca la pena. Un mundo despiadado, deshumanizado, sería lo más próximo a un infierno en el que, como Dante advertía, se deja atrás toda esperanza. Paradójica relación entre empatía y entropía.

-          Rifkin, JeremyLa civilización empática.  Ed. Paidos 2010.

 

Schopenhauer la describió la empatía como el  “acto por el que nosotros, al contemplar las cosas, establecemos con ellas una mutua corriente de influjos, una especie de endósmosis, por la que a la vez que les infundimos nuestros propios sentimientos, recibimos de su configuración y de sus propiedades, determinadas impresiones”

Para Schopenhauer la compasión “descentra”, en el sentido de que el individuo deja de considerarse el centro de todo, se siente concernido por la suerte del otro y reacciona ante el sufrimiento ajeno.  Al empatizar con el otro, en un cierto grado se suprime la distancia que se establece entre uno mismo y el otro, que deja de sentirse como lejano y se convierte en próximo, prójimo 

La significación moral de una acción solo puede radicar en la relación con los otros: solo con respecto a ellos pueden tener valor moral o carácter reprobable (…) Es decir, (…) la compasión es la única fuente de las acciones desinteresadas y verdadera base de la moralidad (…) ya que egoísmo y valor moral se excluyen entre si. “

-          Schopenhauer, A. Los dos problemas fundamentales de la ética. Ed. S. XXI, 2002, pg 231.

-          Schopenhauer, A.. “El mundo como voluntad y representación”.


En el Romanticismo alemán este término adquirió connotaciones estéticas y artísticas. Theodor Lipps hace de la empatia un  modo de descripción psicológica de la experiencia estética. Para este autor, la Einfülung es una especie de identificación, de proyección, de penetración del ser sensible del observador, en el objeto de contemplación; es el estado del alma que despierta en mí y que yo siento en los objetos

-          Lipps, T.: Aesthetik, Hamburg, 1903-1906. Los Fundamentos de la estética. Trad. Esp. De Ovejero y Maury, Madrid, Daniel Jorro, tomos I y II, 1923- 1924).

   

Identificación previa a la empatía.

Según Freud el “animal humano” tiene el afán de identificarse para construir su estructura personal, el ello, yo y super-yo, con el fin de evitar la ansiedad que le ocasiona no tener desarrollada una identidad. El éxito de nuestras identificaciones durante la infancia, ayuda al individuo a adquirir un sentido de su propia identidad. Esta  identificación puede ser sana (cuando se alcanza el punto de vista de la otra persona, haciéndose más cooperativa y armoniosa la relación con los otros) o patológica, ya sea debido a que el propio yo quede absorbido en el ajeno o, por el contrario, a que el sujeto no pueda abandonar su rígido campo de referencia, temiendo que la proximidad a los otros pueda dañarle.

Nuestra conciencia – Freud (1915)- no da cuenta mas que de nosotros mismos. Puede extenderse por identificación al yo de los otros. Las hipótesis sobre la conciencia del otro se basan en una inferencia, sin certeza.

La intuición, la empatía, basadas en el conocimiento consciente del Psicoterapeuta sobre el paciente juegan papel decisivo.

La transferencia, la contra-transferencia en la praxis psicoterapéutica estarán condicionadas por la empatía.

La identificación, la comprensión, la “simpatía”, la sintonía emocional y los sentimientos vividos en el psicoterapeuta estarán condicionados por los prejuicios, presuposiciones y personalidad. La práctica de un paradigma determinado (cognitivista, Freudiano, Lacaniano, gestáltico, etc, ) condicionarán la vivencia empática.

Para Moreno la empatía es: “un encuentro de dos frente a frente; y cuando tú estés cerca, yo tomaré tus ojos y en su lugar colocaré los míos, y tu tomarás mis ojos, en su lugar pondrás los tuyos; entonces yo miraré en ti con tus ojos y tú mirarás en mí con los míos”. Se refleja la correlación entre la empatía y la experiencia social.

-          Moreno, J. L., Progress in Psychoterapy, 1914, Nueva York, Grune & Stratton, 1ª ed.).

Adler (discípulo de Freud), construye su teoría de la personalidad en base a tres pilares básicos: el sentimiento de inferioridad, la voluntad de poder y el sentimiento de comunidad. Así pues, la empatía para él, nace de ese sentimiento innato de carácter social, en virtud del cual podemos conocer los sentimientos de los otros.

-          Adler, A. Conocimiento del hombre, Madrid, Espasa-Calpe, S.A., 1940.

        

Para J. B. Watson sostiene que la capacidad de comprensión hacia los demás, al margen de ser innata, no necesita de haber vivido una experiencia similar para llegar a entenderla, ya que nada de lo que hacen los hombres es extraño para nosotros mismos.

La comprensión psicológica de la empatía, propuesta por Reik, en su obra pretendía investigar el proceso del subconsciente del propio psicoanalista, basándose en los pensamientos de Nietzsche, y la cualidad del psicoanalista de comprender a los pacientes.  Reik establece unas fases en el proceso empático.

a. Identificación: fase ya tratada por Freud y en la que, mediante la relajación de nuestro control consciente, podemos llegar a ser absorbidos en la contemplación de la otra persona y de sus experiencias, perdiendo así la consciencia de nuestro yo, nos proyectamos dentro del otro y experimentamos lo que el otro siente.

b. Incorporación: esta fase resulta en ocasiones difícil de separar de la anterior; en ella, incorporamos al otro en nuestro interior y asumimos sus experiencias como nuestras.

c. Reverberación: supone saber lo que significa lo que estamos sintiendo, para lo cual comienza a interactuar nuestro yo con el yo interiorizado.

d. Separación: este concepto se relaciona, como mencionábamos anteriormente, con el concepto antropológico de la empatía; así, una vez realizado todo el proceso anterior, nos separamos de nuestras implicaciones y usamos la razón, ganando distancia psíquica

- Reik, T. Listening with the third ear, 1949, Nueva York,  F. Strauss & Co.)


 Heinz Kohut (1913-1981) .  La empatía como introspección vicaria. Como terapeuta, ante los conflictos en la transferencia, fallas y desencantos con el paciente (irritabilidad, rechazo, indiferencia, aceptación pasiva), como otras tantas formas de resistencia,  Kohut destaca "la empatía como la herramienta por excelencia, que permite la creación de una relación entre el paciente y el analista que puede ofrecer alguna esperanza de mitigar la patología temprana del self".

"introspección vicaria", Intento de una persona de vivenciar la vida interior de otra, pero manteniendo simultáneamente la postura de observador objetivo. (H Kohut. ¿cómo cura el análisis?)

El vínculo implícito de la empatía en sí tiene un efecto curativo, pero también advirtió que 'el psicoanalista... también debe ser capaz de renunciar a la actitud empática para mantener la integridad intelectual, y que 'la empatía, especialmente cuando está rodeada por una actitud de querer curar directamente... puede descansar en las fantasías de omnipotencia no resueltas del terapeuta”.)

-Heinz Kohut  Análisis del self. El tratamiento psicoanalítico de los trastornos narcisistas de la personalidad.  E.d. Amorrotu.


C.C G.Jung, adelantándose a Carl Rogers y a Martin Buber, ya sabía que ningún proceso terapéutico funciona sin el involucramiento de la subjetividad que implica la relación personal.

La empatía del terapeuta herido. Aquel que ha sufrido experiencias doloras, traumáticas, “heridos” como el centaura Quiron, tendrán más propensión a la empatía.

Jung propuso que los terapeutas que habían sido heridos pueden proporcionar a sus clientes una empatía, paciencia y aceptación más profundas. 

El arquetipo del terapeuta herido. Del mito griego de Quirón, el centauro sabio, herido en una pata y con poderes curativos. Tutor de varios héroes, entre otros Esculapio, a quien le enseñó el arte de la medicina.

José Carlos Bermejo Higuera Empatia Terapeutica: La compasión del sanador herido: 42 (Serendipity Maior) 

 

Eilenberger insiste en que, precisamente, es el diálogo, la interacción e intercambio de ideas  base de toda formación filosófica. “Mi pequeño libro – nos dice Eilenberger-  lo que pretende es mostrar la filosofía como un modo de interactuar los unos con los otros. Un niño hace las preguntas esenciales sobre la vida y la empatía en su última obra: ¿Sufren las piedras?

Demasiada empatía puede ser una cosa mala. Solemos pensar que si me pongo en el lugar del otro voy a poder tener un buen diálogo, pero eso es una equivocación porque si me pongo en el lugar del otro lo que no va a haber es un diálogo, ya que se asume que los dos somos idénticos”. Nos advierte el autor.

 “Le pregunté a Gadamer: ¿qué es la filosofía? Y él me dijo: Es el arte de estar equivocado”. Creo que es una respuesta muy hermosa. La empatía en un buen diálogo consiste en tener presente que tú puedes estar equivocado y yo puedo estar equivocado también. Es no solo empatía con el otro, sino empatía con mi propia estupidez. La idea de que entiendo al otro realmente, cuido de él y me pongo en su lugar es una catástrofe para un diálogo verdadero. Por tanto, creo que la empatía es buena, pero la distancia, la diferencia y el conocimiento de las diferencias ontológicas es muy importante

 

Para Giacomo Rizzolatti, neurocientífico: “La empatía no es algo que se entienda, es algo que se siente”

La psicobiografia nos condiciona en la empatía, así G. Rizzolatti, de niño escapó de las purgas estalinistas para acabar en el corazón del fascismo. Su familia abandonó Kiev (entonces parte de la URSS) cuando él apenas tenía un año, en 1938. Recalaron en la Italia de Mussolini. Pocos años más tarde, siendo un niño, vio como su padre se unía a los partisanos para luchar contra los fascistas. Conoció la guerra y la crueldad. Y sin embargo, Giacomo Rizzolati ha dedicado su vida a investigar la empatía. Aunque lo cierto es que esta dedicación fue más fruto de la serendipia que de la voluntad.

Las neuronas espejo sirvieron para explicar la imitación de acciones físicas. Pero rápidamente se vio que en humanos también explicaban cierta imitación emocional, la empatía.

Decía Vilayanur Ramachandran,  pionero de las neurociencias, que estas neuronas “conformaron la civilización”. La capacidad de imitar permitió aprender a escala individual y colectiva. Crear y trasmitir una cultura. Y conectar con otras personas.

Puedo conectar con las emociones de forma intelectual. Si leo en el periódico que hubo un terremoto en Marruecos con varios muertos me puede dar pena. Pero dentro de mi sistema neuronal no hay dolor. En cambio, si salgo a la calle y veo un accidente de tráfico, siento el dolor dentro de mí. De alguna forma, es como si tú y yo nos convirtiéramos en una sola persona. Nos dice Rizzolatti.

La fenomenología se basaba en algo parecido. Para los fenomenólogos franceses, alemanes, Husserl y Merleau Ponty, “entendemos a los demás porque los demás entran en nosotros”

Quien es más parecido a ti, lo consideras un amigo. Quien es diferente, te inspira miedo. Superar esto implica un esfuerzo cultural e intelectual, y la liberación de nuestros prejuicios.

Así Adolf Eichmann era un tipo normal, parecía buena persona, amaba a los animales, amaba la naturaleza, un hombre de familia, perfecto. Durante el instituto tenía amigos judíos, pero después algo cambió. Leyendo la propaganda de Joseph Goebbels, se convirtió en nazi y se convenció de que los judíos no eran seres humanos. Por lo tanto, para él ya no debía sentir empatía hacia ellos. Su biología podría entender que eran personas, pero la ideología modificaba esa percepción. Es algo que se repite en muchas guerras, se intenta deshumanizar al enemigo para que nadie empatice con él.  Ver: Cómo la propaganda nazi deshumanizó a los judíos para facilitar el Holocausto.

La propagación del odio, los discursos de odio, intentan anestesias nuestra empatía hacia el excluido, hacia el otro diferente, y nos llevan a identificación gremial con “los nuestros”.

 

Para Fritz Breithaupt: “La empatía es muy mala para resolver conflictos”,  un profundo ensayo en el que trata de explicar por qué son tan importantes las historias.

-          Fritz Breithaupt . El cerebro narrativo (Sexto Piso

A nivel clínico debemos dar gran valor a las historias para entrenar la empatía, para compartir vivencias y construir identidad y valores. Esto es positivo, pero también puede ser negativo, ¿no? Muchas historias que refuerzan nuestros vínculos con el grupo o los valores compartidos lo hacen enfrentándolos a los de otro grupo.

La empatía y las narrativas funcionan con todo el mundo. La habilidad de co-experimentar una historia narrada.  Nuestro cerebro es un cerebro para la empatía.

¿Pero ante un conflicto?  Para resolver un conflicto hay que dar un paso atrás y dejar la empatía fuera, porque la empatía nos deja atrapados dentro de una narrativa y fuera de la otra.

Roman Krznaric su  “ Empathy” Y su “Empathy Museum”, creado por el artista: Clare Patey

¡La empatía salva al mundo, es revolucionaria¡ . R. Krznaric distingue: empatía afectiva (empatía como respuesta emocional compartida) y empatía cognitiva (empatía como capacidad de ponerse en el lugar de los demás y comprender su visión del mundo).

-          Roman Krznaric  “ Empathy: Why It Matters and How to Get It”  ( 2014.)

 

Nuestro colega Hugo Marietan, experto en psicopatías, nos describe bien la empatía en el psicópata y perverso.

El psicópata carece de la vivencia de empatía hacia el otro. Sí puede “entenderlo”, conocer sus fisuras y, de esa manera manipularlo. El dolor del otro, físico o psíquico, lo entiende, y a veces, haciendo un análisis intelectual del fenómeno. El proceso de cosificación del otro (innato en él), lo aleja más aún de la posibilidad de la empatía: el otro es depreciado como persona, devenido en objeto de uso. En consecuencia, el psicópata usa a las personas como materia prima (cosas) para lograr sus objetivos. El psicópata avanza hacía su objetivo impulsado por sus necesidades especiales (lograr el poder, por ejemplo), y si en el trayecto destruye o lastima cosas (personas) es un mero efecto secundario poco o nada atendible para él. Su enorme grado de libertad interior le permite (y sus códigos propios lo justifican) emprender empresas donde el daño hacia los otros no está contemplado. El dañado permanece perplejo ante el daño psicopático dado que no puede comprender la naturaleza del daño en toda su magnitud, ni la motivación que llevó a tal acción: tan lejos está de la mente de un psicópata.

-          Hugo Marietan. La empatía en la psicopatía. Psicología. 2009. Vol 13 (1)

Para Martha Nussbaum, la gran filósofa clásica, autora de la “Terapia del deseo”

La empatía no es un mero contagio emocional, requiere que nosotros nos introduzcamos en el problema o la dificultad del otro, y eso precisa, a su vez, tanto una distinción entre el yo/nosotros y el otro como un desplazamiento imaginativo,

La empatía por sí sola no es suficiente para la compasión, pues un sádico puede sentir una considerable empatía con la situación de otro individuo y aprovecharla para hacer daño a esa persona.

-          La terapia del deseo: teoría y práctica en la ética helenística. Paidós, [2003]

-          Emociones políticas. ¿por qué el amor es importante para la justicia? (2013). Cap. 6 La compasión: humana y animal. III La compasión: estructura básica, págs. 179-180. E. Paidos, 2014.

 

Para H. Sevilla Godinez, La empatía, entendida como una coincidencia con la esencia de otro, va mucho más allá de la sola comprensión de la situación ajena, de la observación de sus estados emocionales o de la especulación sobre los motivos de su conducta. El asombro ante lo que está más allá de lo personal nos invita al retorno de lo interpersonal, de modo que en el encuentro, y en ocasiones en la fricción con otros, se logra retomar el camino del autodescubrimiento.

-          Héctor Sevilla Godínez . La empatía como práctica filosófica,. Revista de Filosofía, Nº 97, 2021-1 pp. 180-197

 

Características de la actitud empática y las variantes de identificación con el otro.

El bien, la felicidad, la ausencia de dolor, el placer y la empatía.

Sexto Empírico había notado que “todos aprueban por igual que el bien es útil, que es elegible […] y que puede producir la felicidad”.1 No obstante, señaló que las personas no tienen la misma idea de lo que trae la felicidad y “caen en una guerra implacable: unos diciendo que la virtud, otros el placer, otros la ausencia de dolor y otros alguna otra cosa”.

-          SEXTO EMPÍRICO, Por qué ser escéptico, Martín Sevilla (ed.), Madrid, Tecnos, 2009, p. 173.

Heschel refirió que “el mandamiento ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’ (Lev. 19,18), nos exige amar no sólo al virtuoso y al sabio, sino también al vicioso y al estúpido”.

-          HESCHEL, Abraham, Democracia y otros ensayos, Buenos Aires, Seminario Rabínico Latinoamericano, 1987, p. 228.

      

La empatía como un tipo de experiencia amorosa.

Gestionar la empatía, asumiéndola como un paso antecedente de la experiencia amorosa. A su vez, resulta complicado lograr la conexión empática sin la preexistencia de cierta voluntad por conectarse.

No basta con el esfuerzo aislado que se hace en la soledad, es necesario tener cierta conexión dispuesta al entorno. Eckhart reconoció que “aquellos que se ejercitan en la vida contemplativa y no en las obras exteriores, y que se cierran a ellas, se equivocan y no se comportan correctamente”.

-          ECKHART, Maestro, “Proverbios y leyendas del Maestro Eckhart”, en El fruto de la nada y otros escritos, Madrid, Alianza, 2011, p. 203.

 

Aproximación fenomenológica a la empatía en la tesis doctoral de Edith Stein.

Para nuestra Edith Stein, discípula de E. Husserl, “la empatía no tiene el carácter de percepción externa, pero desde luego que tiene algo en común con ella, a saber: que para ella existe el objeto mismo aquí y ahora”; por ello, la empatía no es posible cuando la existencia del otro no es evidente ante nosotros”

La falsa empatía de los conceptos abstractos, del “amor al universo”.

“La experiencia empática no puede acontecer a partir de una abstracción, sino que requiere de un encuentro para lograr ser configurada. Expresiones ambiguas como “amar al universo” o “sentirse afectivo hacia el género humano” no tienen sentido concreto porque no han logrado particularizarse.

-          STEIN, Edith, “Sobre el problema de la empatía”, en Obras Completas, vol. 2: escritos filosóficos, Burgos, Monte Carmelo, 2005, p. 83

 

“El contenido de la empatía, aquello hacia lo que somos empáticos, brota de algo externo a nosotros y no puede forjarse a partir de la ideación; es por eso por lo que no hay empatía sin contacto”

La vivencia de la empatía nunca es autosuficiente, puesto que pende del sujeto hacia el cual sentimos vinculación. De tal manera, la “experiencia de la conciencia ajena” no es idéntica a la experiencia de la experiencia ajena, ni a la conciencia de la conciencia ajena.

La empatía no se logra sin esfuerzo, el cual será mayor en la medida en que proliferen los obstáculos. Un aspecto que impide la disposición inmediata al encuentro con el otro es la incapacidad de notar su presencia, usualmente por estar demasiado ocupados o distraídos con las propias labores o las urgencias de la vida actual.

Más complicado es el panorama si nuestra ocupación no es algo que disfrutemos, representa una carga desagradable o se vuelve un lastre que arrastramos por la necesidad de lograr recursos monetarios. Cioran es muy claro al aludir que “en el trabajo, el ser humano se olvida de sí mismo, lo cual, sin embargo, no produce en él una dulce ingenuidad, sino un estado próximo a la imbecilidad”. Para el logro de la empatía se requiere de cierta agudeza de visión, la cual es ajena a la atención dispersa o a la focalización exclusiva en las actividades o logros.

-          CIORAN, Emil, En las cimas de la desesperación, Ciudad de México, Tusquets, 2009, p. 175.

           

Existen engaños en las formas de vivir la empatía, sobre todo si al empatizar ponemos como base nuestra “condición individual”, en vez de la situación ajena.

-          STEIN, Edith, “Sobre el problema de la empatía”, p. 169.


Cuando Sexto Empírico reconoció que las cosas existen en relación con algo, tenía conciencia de que solemos distorsionar lo que son a partir de lo que creemos de ellas o de la imagen que nos dibujamos sobre lo que son;  del mismo modo, la empatía confusa surge de un exceso de confianza hacia la propia connotación sobre el otro, no en razón de lo que el otro experimenta en su conciencia. En tal tenor, el pathos divino experimentado por los profetas (de antaño y actuales) tendría que ser revisado para comprobar si se trata de una condición de confusa empatía o de una vinculación virtuosa con una entidad transpersonal sintiente.

-          Cfr. SEXTO EMPÍRICO, Por qué ser escéptico, p. 99

Estar abiertos a la empatía nos obliga a examinar lo que percibimos y a ser aptos para captar el engaño. No es fiable creer en lo que la mayoría de las personas acepta, puesto que “es sabido que cuanto peor es una cosa más atrae la muchedumbre, [en razón de que] la mayoría de los mortales es propensa a la estupidez”.17

-          ERASMO de Rotterdam, Elogio de la locura, Madrid, Alianza, 2013, p. 106.

Uno de los errores más comunes es que “todos vivimos como si fuéramos el centro del universo o de la historia”, lo cual representa un obstáculo para la propiciación de la empatía. Es cierto que la empatía no puede forzarse, pero es importante cumplir al menos con cierta disposición, atención y valentía para no eludir la vinculación surgida. Con poca gracia, algunas personas rechazan sus experiencias empáticas a partir de sus diferencias raciales o sociales; en tales situaciones, cuando la empatía es obstaculizada por el hermetismo personal, se desechan célebres oportunidades de aprendizaje a partir de la diferencia.

-          CIORAN, Emil, En las cimas de la desesperación, p. 26.

Cualquier tipo de desprecio, tanto a otros como a uno mismo, brota de la suposición de que algo debiera ser de otra manera. Cuando Scharfstein señala que “el aprecio y el desprecio por uno mismo proceden a menudo del mismo tipo de arrogancia”, critica la expectativa que depositamos en nuestras conductas.

-          SCHARFSTEIN, Ben-Ami, Los filósofos y sus vidas, Madrid, Cátedra, 1984, p. 105.

 

La empatía es útil para quien la recibe como para quien la experimenta. En ese sentido, Stein refirió que “contemplarnos en percepción interna, esto es, contemplar nuestro yo anímico y sus cualidades, significa vernos como vemos a otro y como otros nos ven”.

 Así, “en tanto que la comprendo [a la persona] como mi semejante, llego a considerarme a mí mismo como un objeto semejante a ella”. Recobrar la capacidad empática, como resultado de cierta sensibilidad derivada del asombro ante lo absoluto, nos orilla al rechazo de la discriminación de todo tipo. Cada vez que excluimos cerramos la puerta al autoconocimiento, el cual se promueve a partir de la distinción o la identificación con los demás; a la vez, indisponernos al vínculo imposibilita nuestro potencial de auténtica autovaloración.

-          STEIN, Edith, “Sobre el problema de la empatía”, p. 171

“el conocimiento de la personalidad ajena […] no sólo nos enseña a hacernos nosotros mismos objetos, sino que lleva a desarrollo […] lo que ‘dormita’ en nosotros”

Goldstein y Kornfield señalan que “identificarse como meditador, como persona espiritual o incluso como budista, puede ser otra forma de permanecer atrapados y de perder el equilibrio”.

-          GOLDSTEIN, Joseph y KORNFIELD, Jack, Vipassana. El camino para la meditación interior, Barcelona, Kairós, 2012, p. 295.

 

La básica solidaridad ante el sufrimiento reinante en el mundo. Podría dudarse de la autenticidad de cualquier intuición de lo transpersonal si no desemboca en un cierto aprecio por lo personal.

Lo bueno tendería a la colaboración con las causas ajenas, no se trata de una superflua moral, sino de un ejercicio de congruencia; considerar a los demás resulta de la convicción de que “de las cosas importantes no sólo se debe dar la demostración, sino también testimonio”.

-          VOLPI, Franco, El nihilismo, Buenos Aires, Biblos, 2005, p. 172.

No es tan complicado permanecer en paz cuando no hay con quien establecer algún vínculo, de modo que uno puede someterse al engaño de la propia dicción, sumergido en el confort de no ser contradicho. “Me admira cómo se puede mentir poniendo a la razón de parte de uno”, advirtió Sartre.

-          SARTRE, Jean Paul, La náusea, Ciudad de México, Época, 2005, p. 15.

Heschel encontró que el bien no tendría que hacerse solo por el bien mismo o por haber sido ordenado por alguna regla, sino en consideración de que “el poder redentor emitido en la ejecución del bien purifica la mente, [en función de que] el acto es más sabio que el corazón”.

-          HESCHEL, Abraham, Dios en busca del hombre, p. 519.

La ruptura con el paradigma individualista, centrado en el propio provecho, incluso a costa del sufrimiento ajeno, podría ser facultada al concebir que la comunidad confiere al individuo un tipo de identidad que a este corresponde configurar y engrandecer. La idea de que la vida termina en un momento determinado responde a un punto de vista que centra la vida como posesión individual, casi como un asunto que no trasciende el propio cuerpo. No obstante, la comprensión de que lo realizado en vida seguirá operando y propiciando consecuencias, aun después de la muerte personal, produce una clara idea de la trascendencia de la propia conducta en la existencia de otros.

Cualquier actividad que produzca algún tipo de bien, aprendizaje o utilidad para otras personas está incluida entre las que gestan la vitalidad comunitaria.

-          MORIN, Edgar, La vía para el futuro de la humanidad, Barcelona, Paidós, 2011, p. 40.

La opción por la empatía no surge siempre de manera espontánea. Tal como para apreciar la música o la literatura es necesario haberse dispuesto a la contemplación sensible de algunas melodías o a la afinidad con los textos que leemos, para lograr conectar con otras personas es fundamental haber realizado cierto trabajo con uno mismo y asombrarse de lo que significa la vida humana.

El espíritu también debe trabajarse, de modo que “es preciso ganarse la vida en lo espiritual, no sólo en lo material”.

Nuestra disposición automática está orientada al gusto, al descanso y al confort, por lo cual es fundamental mantenerse alertas ante la apatía mística o el sosiego exagerado. Si de verdad “cada hombre hospeda a su demonio”,36 no tendríamos que tratar de erradicarlo, sino aprender de él y saber integrarlo a nuestra propia manera de vivir.

 Cabe ser empáticos, incluso con la propia sombra, los traumas y los miedos personales, pues a partir de su integración logramos una mejor identificación de lo que somos y del mensaje que estos aliados nos transmiten.

-          PAPINI, Giovanni, El diablo, Ciudad de México, Época, 2008, p. 35.

La empatía se edifica cuando observamos a otro sujeto sin pretender cosificarlo o tratarlo como objeto no pensante. La empatía no existe sin límites, estos son necesarios para no terminar cargando el peso que a le corresponde llevar al otro.

Cioran recomienda: “Que todo en ti arda, para que el dolor no te vuelva blando y tibio”.

-          CIORAN, Emil, El libro de las quimeras, Ciudad de México, Tusquets, 2013, pp. 18-19.

“La comprensión correcta comienza, por tanto, con el reconocimiento del sufrimiento y de los problemas que afectan al mundo que nos rodea y a nosotros mismos”.

“cuando cerramos nuestro corazón al sufrimiento truncamos también toda posibilidad de experimentar la compasión”

-          GOLDSTEIN, Joseph y KORNFIELD, Jack, Vipassana, p. 23

Schopenhauer concluyó: “La vista de los hombres excita casi siempre en mí una aversión muy señalada, porque con cortas excepciones, me ofrecen el espectáculo de las deformidades más horrorosas y variadas: fealdad física, expresión moral de bajas pasiones y de ambición despreciable, síntomas de locura y perversidades de todas clases y tamaños; en fin, una corrupción sórdida, fruto y resultado de hábitos degradantes”.

-          SCHOPENHAUER, Arthur, El amor, las mujeres y la muerte, Madrid, EDAF, 2011,

El contacto con el dolor, así como su experimentación, constituyen un aprendizaje del que puede desprenderse la habilidad empática. “Quienes se suicidan arrojándose al agua o precipitándose en el vacío actúan movidos por un impulso ciego, locamente atraídos por el abismo. Quienes no han conocido nunca semejantes vértigos no pueden comprender la irresistible fascinación de la nada que conduce a algunos seres a la renuncia suprema”.

-          CIORAN, Emil, En las cimas de la desesperación, p. 148.

“la compasión es una respuesta al sufrimiento que observamos en el mundo, una respuesta que brota de la comprensión de las causas profundas de nuestra esclavitud”.

-          GOLDSTEIN, Joseph y KORNFIELD, Jack, Vipassana, p. 191.

De ninguna manera debe confundirse la compasión con la lástima, pues en la segunda no se experimenta la conexión y el involucramiento que sí acontece en la primera.

La tolerancia, cuando es comprendida en forma adecuada, no incluye la aceptación del daño directo hacia nuestra integridad o la afectación del bienestar de otros. Si bien se ha propuesto y reiterado hasta el cansancio la consigna de “poner la otra mejilla” ante las agresiones, estas no deben continuar eternamente. Resistirse con rebeldía es también un modo peculiar de mostrar el trasfondo místico que sostiene nuestras conductas. Algunas voces permisivas sugieren no resistirse al orden del mundo, proclamando que intentar algún cambio producirá mayores insatisfacciones. Por el contrario, “la única forma de erradicar el mal de una sociedad es empujarlo fuera de ella, por la fuerza si así fuera necesario”. Visto de tal modo, no hay motivo para aguantar con pasividad lo que produce daño y propicia destrucción.

Lévinas consideró que “no puede decirse que no haya ninguna violencia que sea legítima”, con lo cual concedía la oportunidad de la defensa genuina.

-          LÉVINAS, Emmanuel, Entre nosotros, Valencia, Pre-textos, 2001, p. 131.

La empatía superficial se centra en forma exclusiva en lo que los demás muestran o sienten, pero cuando se trata de una empatía de mayores proporciones se sintoniza con la parte del otro que no es lo que uno nota, a saber: la parte de él que no es accesible a simple vista y que está exenta de nuestras expectativas. Por ello, la empatía es lo contrario a obligar al otro a que coincida con lo que creemos que es. La parte de nada o no-yo que está por detrás del ser o del yo es idéntica en cualquier persona; por ende, lograr empatizar con esa parte oculta que está presente en cada individuo supone una sintonía de mayores proporciones.

Nishitani concibió que “odiar a los enemigos y amar a los amigos son sentimientos típicos del amor humano, pertenecen al campo del yo”. No obstante, distinto al afecto que encuentra su pesebre en la conveniencia, “el amor indiferenciador pertenece al dominio del no-yo”. La empatía con el no-yo, o con la nada presente en el otro, lo vuelve similar a nosotros, al menos en nuestra propia parte de vacuidad.

-          NISHITANI, Keiji, La religión y la nada, p. 109.

 

La empatía supera la misantropía en la siguiente expresión dictada por Cioran: “Mi orgullo sangra al ver a este pueblo de siervos, humillado desde los orígenes, mancillando su destino”.

-          CIORAN, Emil, Breviario de los vencidos, Ciudad de México, Tusquets, 2010, p. 6

 

Simone Weil y la empatía radical.  Cuando alguien se compromete a fondo con los desfavorecidos, con el dolor del mundo (Weltschmerz, según Schopenhauer) y con el verdadero sentido trágico de las existencias concretas. Compromiso empático radical.  

El sufrimiento en todo el mundo me obsesiona y oprime mis facultades; la única forma en que puedo recuperarlas y superar la obsesión es entregándome de alguna forma al peligro y a la adversidad.

La necesidad irredimible, la precariedad, el sufrimiento, el peso aplastante, la miseria y el agotamiento del trabajo, la crueldad, la tortura, la muerte violencia, el miedo, el terror, las enfermedades, todo eso es el amor divino. Es Dios quien se aparta de nosotros para que lo podamos amar, porque si estuviéramos expuestos a la radiación directa de su amor, sin la protección directa del espacio, el tiempo y la materia, nos evaporaríamos como el agua bajo el sol; no habría suficiente “yo” en nosotros como para entregar nuestro “yo” por amor. La necesidad es la barrera entre Dios y nosotros que nos permite ser. Nos corresponde atravesar esa barrera para dejar de ser.

Dado que existe tanta desgracia en el mundo («malheur»), ella misma no puede quedar al margen del horror. (Stefan Zweig y otros )  

La empatía radical nos hace insoportable la injusticia en la tierra, acentuando nuestros escrúpulos morales hasta una pulsión tanática irreductible.  El compromiso radical con el otro nos causa culpa y dolor moral. 

-Simone Weil.  'La gravedad y la gracia' (1947), Editorial Trotta


Recobrar la empatía nos involucra con el mundo, no para quererlo ordenar de acuerdo con nuestra jerarquía particular, sino para comprenderlo tal como este se muestra.


 Martin Buber. Alteridad, intersubjetividad, el diálogo YO y TU. 

La relación yo-tú como propuesta dialógica, una filosofía del diálogo, filosofía del yo-tú o filosofía personalista. En contra de la relación deshumanizada.

No existe un yo aislado, sino siempre en relación con el otro. El otro para Buber es el tú, que adquiere, según la forma de relación implementada, propiedades de tú (persona), de ello (mundo objetual) y de Tú (lo divino). En cualquier caso, el yo nunca está solo. Concebir el yo en solitario es concebirlo fuera de la historia, y entraña psicopatía y narcisismo.

-Buber, M. (1969). Yo y tú. Buenos Aires, Argentina: Nueva Visión

El Psicoterapeuta no es un yo aislado, egocentrico que tiene el poder, el saber, el conocimiento.

El diálogo “penetra” en la esencia del otro, y crea una atmósfera de apertura y comunidad que resulta benéfica y transformadora.

Por el contrario la relación yo-ello es una relación de desprendimiento, en tanto se desprende el yo del tú y conforma a su vez relaciones de cosificación, dominación y utilización. En síntesis, de violencia. Cosificar al otro, negar el yo-tu dialógico, es un prejuicio, sanismo o cuerdismo en la relación terapéutica. Buber no ignora las relaciones de poder que atraviesan la historia en forma de prácticas discursivas o sociales.

Lo dialógico es  ese estar en dos en recíproca presencia, que es donde se realiza y reconoce el encuentro con el otro. Es en esa línea en la que Buber afirma que el diálogo es lo que le da sentido a la vida del hombre.

Por relación esencial Buber entiende una relación de tipo óntico entre el yo y el tú, que se da por medio de la amistad o el amor y que hace que el ser se franquee hacia el ser. Esta idea de franqueza implica apertura y expresa el sentido mutuo y directo de la reciprocidad, casi en los términos en que Levinas asume el concepto de afectación como el tú que afecta al yo y viceversa.

“Soy totalmente solo; así, pues, el ser en mí, el hecho de que existo, mi existir, es lo que constituye el elemento absolutamente intransitivo, algo sin intencionalidad ni relación. Todo se puede intercambiar entre los seres, salvo el existir.

-          Emmanuel Lévinas. Ética e infinito. Madrid, A. Machado Libros, S.A., 2000 Págs.53 y 54


 

Parte II.  EMPATIA, PSICOTERAPIA DESDE LA FENOMENOLOGIA.

 

Empatía y práctica del “epojé” en la fenomenología K. Jaspers. Psicoterapia y liberación de prejuicios, presuposiciones y cuerdismo.

 

Una breve introducción basada en G. Berrios, su “historia de los síntomas mentales” y la necesidad de nueva epistemología de la psiquiatría.

 

-          Berrios, German E.  Hacia una nueva epistemología de la psiquiatría. Editorial Polemos: 2011 .   The History of Mental Symptoms. Descriptive Psychopathology. Cambridge University Press, 1996

 

La psiquiatría como una disciplina teórica y práctica cuya estructura epistemológica está a caballo entre las ciencias naturales y las humanidades,

Por tanto, la psiquiatría está obligada a construir su propia epistemología

¿Por qué una “nueva epistemología” de la psiquiatría?

 

Síntomas mentales como objetos híbridos, constituidos por una amalgama especial de señales biológicas y configuradores personales, familiares, sociales y culturales.

¡¡ el síntoma mental no puede explicarse por ninguna estructura neurobiológica sino por la envoltura semántica y simbólica que les confiere un valor comunicativo específico. ¡¡

Todos los paradigmas están abiertos, y se cuestionan entre sí gracias a la dialéctica socrática que debe regir en un servicio de psiquiatría y unidad de agudos (jldia)

 

El síntoma mental está aprehendido desde la subjetividad del examinador y a través de la empatía.

 

Entre la clínica, entre el síntoma (llanto, risa, mutismo, delirio, impulsos, etc.) y la vivencia del examinador, su valoración, su impresión y juicio hay un largo camino mediatizado por la capacidad de la practica del epojé y de la empatía.

 

El cisma entre la psicología “explicativa” y la psicología “comprensiva”

JASPERS, K. (1993): La filosofía de la existencia. Barcelona: Planeta-Agostini.

 

Jaspers mantenía que “Max Weber descubrió el error de que mediante la ciencia -por ejemplo, en economía, política y sociología- se pueda demostrar y averiguar lo que se debe hacer con certeza. La ciencia metódica conoce hechos y posibilidades. Este objetivo debe reconocerse como válido; el hombre que investiga en el acto de conocer mismo debe suspender sus valoraciones -especialmente esos deseos, simpatías y antipatías que en el camino hacia el conocer dan impulsos fecundos y hacen clarividente la mirada-, para deshacer una y otra vez las desfiguraciones y parcialidades que proceden de ellas. La ciencia es sólo receta como “ciencia no valorativa”. Pero, por su parte, esta ciencia no valorativa, está todavía, como mostró Max Weber, dirigida por valoraciones en la elección de problemas y objetos, si bien se halla, a la vez, en condiciones de adivinar la razón de ellos.

 

El "esclarecimiento de la existencia", entendiendo por ésta la concreta existencia del hombre, pues sólo en él "hay presencia, proximidad, claridad, vida. Sólo en el hombre y a través del hombre, todo aquello que para nosotros es posible se convierte en real"

 

Lo comprensivo de la experiencia humana vs. lo explicativo.

Captar la vivencia es empezar a comprender a la persona y cuando le devolvemos que le hemos comprendido se produce una empatía terapéutica.  

 

Una vez captada la vivencia la explicamos, pero el método explicativo crea relaciones de causalidad y las relaciones de causalidad no facilitan la comprensión. El avance tecnológico, que nadie puede negar, no nos ayuda a comprender mejor al mundo (al hombre).

El método comprensivo persigue la búsqueda de sentido La ciencia no es el único camino, ni siquiera el más directo, para llegar a la verdad. A ella se puede llegar por caminos muy distintos como el arte o la poesía (Beltrand Russell 1992).

 

Jasper plantea que la psicopatología fenomenológica supone una descripción de los fenómenos de conciencia del paciente (sus mundos subjetivos). Sin tener ninguna noción del por qué (de a qué se deben). Para llevar a cabo esta descripción hay que dejar de lado todas las teorías e interpretaciones. Defiende la compresión estática como el saber captar las vivencias del enfermo. Urge distinguir entre conocer y valorar, por ello es necesario acercarse a la persona libremente, sin prejuzgar.

Defendió, con W. Dilthey, la aplicación de la fenomenología en psiquiatría, en la búsqueda de una explicación más subjetiva que genética de los fenómenos psicológicos

Las teorías de Rogers y de Jasper vuelvan a ser tomadas en consideración, pues han venido a retomar las corrientes filosóficas existencialistas de autores como: Kierkegaard, S. , Heidegger y J. P. Sartre, que enfatizan el “ser” y no tanto el “hacer” en el que se basaba, por ejemplo, el conductismo.

 

 Para Husserl: Reducción fenomenológica: «puesta entre paréntesis no sólo de las doctrinas sobre la realidad sino también de la realidad misma”

     La epojé es «el estado de reposo mental por el cual ni afirmamos ni negamos», o si se quiere una actitud mental de imperturbabilidad o ataraxia (del griego αταραξια).


       Del epojé a La fenomenología de K. Jaspers.

      -K. Jaspers y su  Psicopatología general. Ed. FCE México. Edición de 1996. ( 5ª ed. alemán). 

 

    Comprensión empática de la vivencia fenomenológica de los pacientes, a través del “epojé”, con la liberación de prejuicios, y su repercusión en nosotros.

       Dejar de lado todas las teorías recibidas, las construcciones psicológicas, las meras interpretaciones y apreciaciones, los prejuicios, y dirigirnos únicamente a lo que podemos entender en su existencia real, a lo que podemos distinguir y describir.

       Se exige esa imparcialidad fenomenológica en la contemplación del fenómeno como tal

    ¡No hay ningún peligro de que ese asombro cese alguna vez ¡.

−  La herencia existencialista lleva a Jaspers a plantear que el Hombre está solo, es simplemente su actitud ante su existir, la realidad que le rodea, y la angustia de su existencia única…

    El esclarecimiento de la conciencia, con una actitud existencial, se opone a la actitud deductiva moralizante. La razón y la existencia son elementos inseparables, sin dogmas, abiertos y dispuesto a aprender, no hay verdades finitas,  La única verdad es la existencia misma  del hombre, la verdad no está en la creencia que se tiene sino en el hecho mismo del creer, 

Desde la fenomenología existencialista:

  (Irvin D. Yalom.  Existencial Psychotherapy. Basic Books. 1980. 

 

De la práctica de la psicopatología descriptiva  y fenomenología, se llega a  la comprensión empática, practicando el “epojé”, la neutralidad ante el subjetivismo de nuestros pacientes.

Después, las llamadas psicoterapias “humanistas” (que trascienden más allá del determinismo genético-lesional,  cognitivo-conductual  y de la psicodinamia freudiana), integrando paradigmas bajo el existencialismo  y la descripción de la subjetividad del ser,….llegan a una terapia no directiva, basada en la libertad del ser, la ética mínima, la negativa a cosificar al paciente psiquiátrico, y así romper el hiato entre el “yo” (psicoterapeuta, diagnóstica, y sentencia) y  el “otro” (el loco, cosificado y estigmatizado)  por nosotros,…

La mismidad introyectada en la otredad.


Ejemplos de cosificación en la terapia, a raíz del sanismo o cuerdismo del que somos victimas y activistas.

-“es un TP, es un TLP, un "límite", es “oligo, deficiente, sin conciencia de enfermedad”, “está psicótico y no se puede hacer psicoterapia”, “ya sabes cómo son” , “los psicóticos son deficientes”, “por no poner límites”,  “Está psicótico, no puede decidir por sí mismo”, "esta deteriorado, es un TMG",...etc.…(añade prejuicios a la lista)

Ver texto:  Sanismo, cuerdismo y psicofobias en la clínica actual.

 Sanismo, cuerdismo y psicofobias en la clinica actual. 

Utilizando la excusa del SANISMO, CUERDSIMO, PSICOFOBIA, reivindicamos un cambio epistemológico en la clínica psiquiátrica.

- La muerte de la clínica, la muerte de la subjetividad. Adiós a la psicopatología descriptiva - fenomenología. Adiós al relato subjetivo, al contenido ideico, al relato y significado del delirio, a la descripción detallada del sentir y padecer del psicótico. A la intersubjetividad, y a la práctica de la empatía radical.

En severos estados neuróticos y psicóticos, la empatía relacional del terapeuta-paciente es indispensable.

El yo vinculado a su Mundo, “ligazón existencial” constitutiva de la “Realidad” del ser-en-su-mundo. Pero en trastornos severos uno se llega a sentirse solo en el mundo, como ser único,  ser consciente ante la extraña realidad, aislado, incapaz de compartir afecto, en total despego por el mundo y la existencia. No sentir lazos con la vida, la existencia, auténtico drama de severas psicosis y neurosis.  La práctica de la psicoterapia basada en la empatía radical, liberación de prejuicios, práctica del epojé, es indispensable para recuperar el lazo existencia paciente – terapeuta -mundo circundante.

La relación de dualidad simétrica, un el lenguaje empático y recíproco “yo - tú”, el reconocimiento mutuo entre mi mismidad y la del otro, el mejor antídoto para la neurosis. 

Ante El carácter perverso, el psicópata amoral (insensibilidad moral, falta de empatía, utilización práctica del otro como objeto. Autosatisfacción, negación del altruismo, y tendencia al sadismo moral y físico) el terapeuta experimenta una “empatía dolorosa”, una emoción mixta de rabia, desprecio-rechazo tranferencial, junto con esa empatía básica, mínima de la intersubjetividad, del esfuerzo comprensivo del otro. Un ponerse en su lugar doloroso.

Una división entre el “yo” y el “otro”, entre un “nosotros” y un “ellos”. La alteridad implica ponerse en el lugar de ese “otro”, alterando la perspectiva propia con la ajena.

 - La relación de dualidad simétrica, un el lenguaje empático y recíproco “yo - tú”, el reconocimiento mutuo entre mi mismidad y la del otro, el mejor antídoto para la neurosis del terapeuta.

El psicótico vive la alienación del otro. En forma de autorreferencia, perjuicio, daño, alusión, disociación identidad, de irrealidad, de control, etc . Es en este estado donde la experiencia terapéutica empática cobra la máxima relevancia.

 

Empatía y terapia no directiva.

Según Carl Rogers, las condiciones necesarias y suficientes para la terapia no directiva, “centrada en el paciente”, son Empatía, Aceptación positiva incondicional y Autenticidad o Congruencia.1 Todo el proceso de la psicoterapia puede traducirse como la actitud del psicoterapeuta en una profunda creencia de respeto y aceptación del cliente y de sus propias capacidades para el cambio. Estas tres condiciones relacionales mencionadas son llamadas actitudes de base:

-C. R. Rogers. Psicoterapia centrada en el paciente. Ed. Paidos. 1981

Sus actitudes fundamentales son:

1.- Congruencia o autenticidad: el profesional en la entrevista es lo que es, manifiesta sus sentimientos y actitudes en su relación con el otro.

2.- Aceptación incondicional: el profesional experimenta un sentimiento positivo sin reservas ni evaluaciones hacia el otro, dejándole que este sea él con sus sentimientos: temor, confusión, dolor, orgullo, enojo, odio, amor, coraje, pánico etc.

3.-Comprensión empática: el profesional comprende los sentimientos y significados personales del otro y le comunica dicha comprensión sin analizarlo ni juzgarlo, ello crea un clima que facilita el desarrollo y la maduración.

 

“El terapeuta centrado en el paciente necesita ofrecer tres características decisivas para facilitar el cambio: empatía, calidez emocional y autenticidad”. Carl Rogers

– Expresar empatía. Significa aceptar y respetar al paciente, pero no, necesariamente, aprobarlo. Cierto grado de solidaridad emocional intentando comprender sus pensamientos y emociones.

Desarrollar la discrepancia, la dialéctica.

Evitar argumentar y discutir con el paciente sobre la conveniencia o utilidad de un cambio

Trabajar las resistencias del paciente evitando las actitudes del sanitario que pueden facilitarlas:

Apoyar y fomentar el sentido de autoeficacia.

 

Cinco técnicas que ayudan a que el paciente pueda sentirse aceptado, entendido, que pueda seguir explorando su relato y expresando sus vivencias desde la subjetividad y comprensión empática.

1.      Preguntas abiertas

2.      Escucha reflexiva

3.      Reestructuración positiva

4.      Resumir intentando destacar de lo dicho por el paciente lo que nos parece más crucial.

5.       Afirmaciones de automotivación.

 

Las consideraciones filosóficas de la práctica empática, de la entrevista motivacional, de la psicoterapia no directiva son:

a)  Fe en el ideal democrático. la psicoterapia rogeriana será una protesta contra todo tipo de manipulación y control ejercidos sobre la persona

b)      Consideración optimista del ser humano. Terapia en una confianza sin límites en la capacidad individual.

c)      Confianza en la capacidad del individuo. “Para mí la característica más importante del hombre es su enorme potencial; su capacidad de funcionar plenamente en una relación abierta consigo mismo y con la vida”. (Rogers, 1989)

Ejercicios de la práctica empática, comunicativa, que abre la mismidad del terapeuta hacia la otredad y la cosmovisión.

A través del diálogo.

- Diálogo abierto (dialogic processes):  espontaneo, libre, sin certezas, subjetivo, horizontal, sin premisas, ni búsqueda verdad o solución al problema, cooperativo, integrador, No pregunta - respuesta. versus Diálogo Socrático (dialéctica)  versus  Diálogo académico, vs. Retórica.  (ver Doxa vs. episteme)

La relación terapéutica del clínico, psicopatólogo con su paciente psicótico estará condicionada en parte por la ”negación”, la idea del paciente: “yo no estoy enfermo”.  Urge superar esta realidad clínica desde la práctica de la empatía y la reducción fenomenológica, la práctica del “epoje”.

 

A modo de ejemplos, veamos los estupendos textos de Xavier Amador:

Xavier Amador.  “I am not sick, I don´t need help¡. How to help someone with mental illness accept treatment. No estoy enfermo, no necesito ayuda, Ed. Mayo. 2ª edición 2007.

- Amador XF, David AS.  Insight and Psychosis: Awareness of Illness in Schizophrenia and Related Disorders. 2 nd ed. Oxford, UK: Oxford University Press; 2004

-Terapia de motivación emocional. (Motivational enhancement therapy. MET)

-Método EEAC (escucha reflexiva, empatía acuerdo terapéutico y compañero (aliado), en inglés: LEAP (Listen,Emphatized, Agree, Partner). 

 

Y gracias a lo referido, hemos redescubierto la “entrevista motivacional”,..para dar sentido a la práctica clínica no directiva, y centrada en el paciente…..

 

Paradigmas práctica psiquiátrica en unidades agudos.  J.L. Día.

Algunos paradigmas niegan de entrada la posibilidad de la empatía.

La elección del paradigma clínico de cada psiquiatra o psicólogo condicionará la práctica o no de la empatía o entrevista emocional auténtica. 

 

A modo de conclusión: La práctica de la empatía radical, de la reducción fenomenológica, exige la práctica del epopjé”,  la liberación de los prejuicios y presuposiciones en la psicoterapia.  Al igual que la toma de conciencia y la práctica de la introspección en el psicoterapeuta sobre el sanismo, cuerdismo o psicofobias que padece.

 

Se exige para el clínico la superación de los Prejuicios y presuposiciones en la aprehensión de la vivencia y del vínculo terapéutico.  (basado en K. Jaspers,)

 

- El papel del psiquiatra/ psicólogo / psicoterapeuta.

-  él /ella, el psicótico/a, tiene el saber, la certeza, la convicción

- vive instaurado en su realidad, en su diálogo interior, en lucha o ya recluido en aparente abandono, autista, o expansivo creador de mundos.

. El psicoterapeuta: escucha su discurso, dialoga, y se estremece/conmueve/afecta con él, experimentando la empatía.

- El psicoterapeuta debe ser  receptor de ese saber del psicótico.  Actitud neutra, de implicación, de admiración, de estremecimiento, que dará lugar al intercambio dialéctico a través de un “diálogo abierto”.

- De forma progresiva el psicótico comparte el delirio, vive la transferencia y la empatía recíproca.

- Ambos mundos, yoes, otredades, individualidades se hacen más transparentes, confiadas, en un intercambio dialéctico, a través de la empatía reciproca, bidireccional. Este vinculo terapéutico enriquece a ambos, permite que la mismidad autística del psicótico se abra a otras posibilidades de comunicación empáticas.

 

Obstáculos, dificultades a la comunicación empática psicoterapeuta-paciente.

-          Narcismo exagerado y Egocentrismo excluyente.

-          Parnoidismo; suspicacia, desconfianza, recelo, que debe ser superado.

-          Obsesividad, excesivo control del yo mismo, rigidez moral.

-          Temor, miedo a ser descubierto: complejos neuróticos severos que nos bloquean la expresión emocional, miedo a ser desenmascarados por el otro.

-          Coraza caracterológica rígida, impermeable, impenetrable. (W. Reich)

-          Psicopatia: falsa empatía destinada a utilizar al otro.

 

La experiencia empática, relacional, puede llegar a transformarse en neurosis de transferencia, en conflicto ante el temor a la perdida de la identidad propia, temor a la identificación con el otro, temor a ser fagocitado / asimilado por el otro.

En este juego relacional, en este diálogo y dialéctica interpersonal estamos todos imbuidos: el paciente y el médico/psicólogo/terapeuta.

El conocimiento de nuestras dificultades empáticas, las vivencias interpersonales compartidas en la relación terapéutica deben de ser fruto de conocimiento personal, enriquecimiento emocional, y riqueza existencial del ser.

 

 Parafraseando a K. Jaspers: intersubjetividad, la liberación de prejuicios y la comprensión empática nunca dejará de suponer experiencia de gozo y satisfacción en la práctica clínica.

 


Acabamos nuestro ejercicio empático con la compasión de Aquiles y el rey de Priamo, padre de Héctor.

El imperativo moral básico es aliviar el sufrimiento de las víctimas causadas por una guerra.  Aliviar el sufrimiento del sufriente, del enajenado, del alienado, del desesperado….”Ulises en Gaza”, nos explica A. Manguel.

-          Alberto Manguel. El legado de Homero. Ed. Debate 2017.

Aquiles, acepta recibir al padre de Héctor, el rey Príamo, que viene a pedir que le permitan recuperar el cuerpo de su hijo.

No hay diferencia entre víctima y vencedor, entre viejo y joven, entre padre e hijo. Las palabras de Príamo despiertan en Aquiles “un profundo deseo de llorar por su propio padre”, y con gran ternura aparta la mano que el anciano ha tendido para llevar a sus labios las manos del asesino de su hijo:

“Y dominados por el recuerdo ambos hombres se entregaron al dolor. Príamo lloró

por su hijo Héctor, palpitante y vencido a los pies de Aquiles, mientras Aquiles lloraba, ahora por su padre, ahora nuevamente por Patroclo, y los sollozos de ambos podían oírse por todo el recinto”.

Por último, Aquiles le dice a Príamo que ambos deben “dejar abatir sus penas en sus propios corazones”.

 


J.L. Día Sahun . Chusé

Psiquiatra. U. Agudos HM Servet.

Profesor UNIZAR

Tutor mir psiquiatría.

jldiasahun@gmail.com