Los ojos amarillos de los cocodrilos, de Katherine Pancol

POR ESTELA RAMOS

“La vida es una persona que hay que tomar por compañera. Entrar en su corriente, a veces te hace tragar agua y te crees que vas a morir, y despues te agarra por el pelo y te deja más lejos. A veces te hace bailar, otra te pisa los pies. Hay que entrar en la vida como se entra en un baile. No parar el movimiento llorando por uno, acusando a los demás, bebiendo, tomando pastillitas para amortiguar el choque. Bailar, bailar, bailar. Pasar las pruebas que te envía para hacerte más fuerte”.

No hay nada como leer una buena historia que te adentre en otro mundo, el de la literatura. Para mí, esta ha sido una de ellas y por varios aspectos más, mi preferida.

 La escritora francesa, Katherine Pancol ambienta la historia en París. Allí, la protagonista es una mujer divorciada con dos hijas que se siente fracasada y, sin apenas darse cuenta, cada uno de sus pasos la lleva al éxito.

No me siento identificada con Josephine, pero sí con la mayor de sus hijas, Hortense, que progresa a lo largo de toda la obra. Lo que más me atrae de esta obra es lo naturales que son los personajes, la evolución de todos ellos y lo más importante, la lección que da de la vida: todo puede cambiar, de tener una vida perfecta y exitosa a ser una hormiga más en un jardín.

 El propósito de la obra es entretener al lector con amor, justicia, aventura pero también con rencor, odio y traición. Creo que puede ser leída a cualquier edad aunque, como ocurre con cada gran novela, cada persona la entenderá de distinta forma.