POR ANDREA LEAL
“No puedo rendirme sin luchar. Pero desearía poder encontrar una forma de … de demostrarle al Capitolio que no le pertenezco, que soy algo más que una pieza de sus juegos”
Panem, un lugar que surge de las cenizas de lo que era Norteamérica, está formado por un Capitolio rodeado de trece distritos. Estos se rebelan contra el Capitolio y obtienen la destrucción del último distrito y la sublevación de los otros.
Para hacer pagar por la rebelión, cada año el Capitolio celebra Los Juegos del Hambre, en los que cada distrito debe enviar a dos tributos, un chico y una chica. De los veinticuatro, uno ganará. Se produce el sorteo en el distrito doce, Katniss Everdeen se presenta voluntaria para proteger a su hermana, que es la elegida. En cuanto a la urna masculina, sale el nombre de Peeta Mellark. Los juegos y el Capitolio en sí los pondrán a prueba física y psicológicamente. Juntos desafiarán al Capitolio y harán variar las estrictas reglas de los juegos, lo que les servirá para poder seguir con vida a los dos, pero el Capitolio no está conforme, quiere venganza…
Dar una opinión personal sobre este libro no es fácil. Trata temas actuales revolucionarios que, para algunos están presentes en su día a día y, para otros, es simplemente producto de un libro. Guiándome por mis ideas, este libro muestra una posibilidad de hechos, justo en el momento en el que en la sociedad despierta una chispa de revolución, empezando por la búsqueda de una igualdad ¿Por qué igualdad? Porque igualdad es un concepto revolucionario, de protesta, de desacuerdo; por tanto, el libro refleja una hipotética realidad revolucionaria, pero teniendo al Capitolio y los Distritos como ‘protagonistas’.
La pregunta de “¿Recomendarías este libro ?” Puedo responder un sí con firmeza. Es cierto que cuesta entender la historia y situarte en el contexto y en la época que propone la autora, pero, una vez pasadas las primeras páginas, la historia te absorbe, te envuelve, te seduce, hace aparecer ese cosquilleo, el cosquilleo del cual nacen las preguntas del "¿Y sí ...?" La autora logra conseguir ese sentimiento, esa ansia de revolución.